Pignatiello arrancó con todo: es de oro
La sanisidrense de 19 años festejó anoche en 400 libre, distancia que no es su especialidad; plata y clasificación olímpica para Julia Sebastián
Ya son 16 las medallas doradas ganadas por la Argentina en los Juegos Panamericanos de Lima y puede haber más. Anoche, la nadadora Delfina Pignatiello se impuso en los 400 metros libres y se sumó al suceso de los deportes de equipo de nuestro país, que ya llevan cinco conquistas del premio máximo, con triunfos en básquetbol, handball, voleibol, rugby y sóftbol. Espíritu y sentido de pertenencia grupal son claves de ese suceso.
LIMA, Perú.– ¡Campeona! Desde la primera hora de estos Juegos Panamericanos, una de las grandes ilusiones de la delegación argentina estaba depositada en Delfina Pignatiello, la gran promesa de la natación argentina. Pues bien: la sanisidrense ya dio la primera gran muestra de potencial en su primera jornada. Se impuso en la final de los 400 metros libre, en 4m10s86/100, y así, después de la lluvia de medallas doradas que cayeron últimamente gracias a las seleccionados masculinos de básquetbol, vóleibol y handball, la chica de 19 años ya le aportó más del metal preciado a la delegación albiceleste.
Pignatiello pasó segunda en el primer tramo, de 50 metros, pero ya tomó la ventaja en los siguientes 50, aunque siempre tuvo de cerca a la canadiense Alyson Ackman. Constantemente en una lucha muy pareja, desde una posición dominante, se prendió en el pleito con otra canadiense Danica Ludlow, y en esa puja extendió su dominio y cumplió con las expectativas que caían sobre ella, a pesar de que los cuatro hectóemtros no son la prueba en que se especializa: Delfina es fondista.
Ya en la clasificación ya había dado un fuerte mensaje, al establecer 4m12s23/100, aventajando por 19 centésimas a Ackman. Pero su tiempo de la carrera decisiva fue 1s37/100 mejor: exigida por sus escoltas canadienses, Delfina fue mejor cuando más alta estaba la vara. Sin embargo, cree que podría haber tenido una actuación superior. “No siento que haya sido mi mejor carrera, pero estoy disfrutando un montón estar acá”, respondió a la televisión, poco después de sacompetencia. lir del agua en el Centro Acuático de videna y de hacer un gesto que pareció un movimiento basquetbolístico, de tiro al aro. Pignatiello se veía ganadora ya antes de la prueba. “Sí, sí, no voy a mentirte. Era lo que se venía a buscar. Estoy muy contenta”, admitió, luego de saludar a la distancia a sus padres y a su hermano, que disfrutaban desde las gradas con una bandera argentina.
“Son mis primeros Pananamericanos. Se siente el aliento del equipo. vivir en la villa Panamericana; estar acá compitiendo; representar a la bandera, que es lo que más me gusta y más me motiva... Estoy contentísima”, añadió la adolescente.
Hasta 2015, su especialidad era justamente los 400 metros, la distancia para la que siempre se preparaba. Pero con el paso del tiempo, Pignatiello dedujo junto a sus entrenadores que los 800 eran su fuerte. Y luego sumó el gran desafío de los 1500 metros, como otra manera de probarse. Apenas tres mujeres en el mundo por debajo de los 18 años bajaron los 16 minutos en ese trecho, y la argentina es una de ellas. En los próximos días empezará a competir en esas distancias en Lima.
Siempre soñó llegar a lo más alto, y a medida que fue creciendo quizás no se dio cuenta de lo mucho que estuvo avanzando sobre el agua. De repente se encontró con el impacto de la obtención de una medalla. Y otra, y otra, aquí y allá, además de los quiebres de récords. Una sorpresa que no resultó tal, porque todo fue fruto de su esfuerzo, de su disciplina, de su rigor en cada entrenamiento.
Nada de que era bebé, bajo la formación de su mamá, profesora de natación. Y ya cerca de los 11 años empezó a sentir la vibración de la Siempre entendió que este deporte requería un largo tiempo de dedicación, además de mucha concentración y trabajo mental, sobre todo en las competencias. Ella observa al argentino promedio como muy sentimental y sabe que esa marea de pasiones puede ser muy perjudicial al momento de perseguir un logro. De ahí la importancia de cómo funciona la cabeza en las instancias decisivas, esas en las que está en juego quedar en los libros del deporte. Tener entrenada la mente actúa como un cortafuegos frente al desequilibrio emocional, según su criterio. Así dio el primer golpe en Lima 2019.
¿Y qué implica esa medalla? “Ocupa un lugar más en este camino que es el sueño olímpico. Todo suma”, dijo, con la mira en Tokio 2020.
Además, plateada de Sebastián
Pocos minutos después del éxito de su compatriota Pignatiello, Julia Sebastián obtuvo el segundo puesto en la final de 100 metros pecho, y otra medalla plateada para la Argentina. En su serie, que ganó, la santafesina de 25 años había marcado 1m6s98/100, un tiempo que la clasificaba para los Juegos Olímpicos del año próximo.