LA NACION

Macri hizo catarsis, se emocionó y recordó su gestión porteña

El Presidente se exaltó al recordar las obras para frenar inundacion­es durante su paso por la jefatura de gobierno e imitó a Riquelme; lo acompañaro­n Vidal, Rodríguez Larreta y Lousteau

- Jaime Rosemberg

Tal vez hayan tenido que ver los recuerdos de su exitoso pasado en el mismo escenario. Puede haber influido, además, la tensión de los días previos a la elección, que incluyeron un inesperado salto del dólar por la guerra entre Trump y China. Por la razón que fuera, Mauricio Macri tuvo ayer su momento de catarsis en el cierre de la campaña porteña.

El Presidente se mostró rodeado de funcionari­os y candidatos que acompañan la lista encabezada por el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta. “Apenas asumí (en 2007), a la primera semana llegó la lluvia, llegaban los botes a Juan B. Justo. Los periodista­s, como debe ser, implacable­s, me preguntaba­n cuándo iban a estar las obras para las inundacion­es (…) Y yo les dije: el primer año se va a volver a inundar, el segundo se va a volver a inundar, el tercero se va a volver a inundar. ¡Y al cuarto año no se inunda más! ¡No se inunda más, carajo!”, gritó el presidente, con la cara enrojecida, y en el tramo final de sus veinte minutos de arenga en Ferrocarri­l Oeste. El microestad­io es un tradiciona­l espacio de cierre de las campañas del macrismo. En sus inusuales –por lo largos– veinte minutos de discurso, Macri incluyó un nuevo y enfático pedido a los votantes a “no volver al pasado. Porque el futuro no está en el pasado”, resumió, en clara referencia a sus rivales kirchneris­tas.

“Este domingo se definen muchas cosas. Si seguimos hacia el futuro o volvemos al pasado”, dijo el Presidente en el escenario circular caracterís­tico de sus campañas.

En la primera fila lo aplaudían Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, quien recibió los aplausos más sonoros cuando llegó y que también pidió el voto para sus dos “padres” en la política.

“Hago la del Topo Gigio, como Riquelme”, avisó el Presidente mientras se ponía las manos detrás de las orejas y escuchaba el “¡sí se puede!” entonado por mayoría de voces femeninas. “Borombombó­n, borombombó­n, para Mauricio la reelección”, fue otro de los cantitos entonados por una tribuna ordenada y sin desbordes.

La economía

En otro tramo de su discurso, Macri se metió en la crisis económica. “Me duele por cada uno de los que la está pasando mal (…), pero los cambios de raíz llevan su tiempo”, afirmó. Lo aplaudían, a pocos pasos, el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y otros miembros de su gabinete.

“Mauricio desafió a esa ciudad abandonada y olvidada. Y estuvo bueno Buenos Aires”, dijo Vidal, un rato antes, al recordar los inicios de Pro en el poder porteño, allá por 2007. “Pido a los porteños que sigan apostando por el cambio”, dijo la gobernador­a, la única cuya presencia originó una “cola de selfies” entre los funcionari­os y militantes que se acercaron al estadio del barrio de Caballito.

Candidatos

Antes que Macri y Vidal, fue Rodríguez Larreta quien cerró la lista de candidatos porteños, que también incluyó al candidato a senador Martín Lousteau y las cabezas de listas de diputados (Maximilian­o Ferraro de la Coalición Cívica) y de legislador­es porteños (Diego García Vilas, de Confianza Pública).

“Hace doce años llovían cuatro gotas y te llegaba el agua hasta acá”, dijo Larreta mientras se tocaba las rodillas. Hizo una extensa lista de “logros” y recordó que “el equipo se ha ampliado más todavía”. Tuvo tiempo para agradecer a su compañero de fórmula, Diego Santilli (el primer orador), y de bajar del escenario para besar a su esposa, Bárbara Diez, que sonreía a pocos metros. Larreta confía en conseguir una buena diferencia el domingo y la reelección en octubre.

El Presidente elogió su gestión y la de Vidal, e hizo un llamado especial a los dirigentes. “Ustedes son responsabl­es de transmitir esta convicción, de no volver a los atajos ridículos y autodestru­ctivos”, afirmó, y recalcó que “hay que convencer a ese que todavía está enojado, que creía que todo se podía hacer en menos tiempo. Pero eso no invalida lo que estamos haciendo!”, enfatizó, en otro momento de emoción apenas contenida.

Sin bombos, choripanes ni banderas (los radicales que trajeron algunas las guardaron antes de entrar), y con Elisa Carrió ausente con aviso, Macri cerró levantando las manos de Larreta y Vidal. “Hoy es el momento de ratificar el rumbo. Juntos somos imparables”, dijo, antes de subirse al helicópter­o que lo depositó, otra vez, en la Rosada.

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Agustín MArcAriAn/reuters Macri aseguró que el domingo se define si se sigue “para el futuro” o se vuelve “al pasado”

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