LA NACION

Fernández, en caravana. Pronóstico­s, planes para Olivos y chats con Cristina

La intimidad del viaje que encaró el candidato del Frente de Todos en el tramo final rumbo a las PASO; espera confiado el acto de hoy en Rosario y su encuentro con gobernador­es

- Gabriel Sued

SAN NICOLÁS.– Alberto Fernández se abre paso entre los vecinos, frente a la Municipali­dad de Zárate, para ir a saludar a una anciana que lo espera, con lágrimas en los ojos, en el asiento del acompañant­e de un Chevrolet Corsa. El equipo de prensa imaginó la postal como el cierre perfecto de la recorrida por la feria popular del municipio, en la que el candidato se prestó a un largo ritual de selfies, y recibió besos, abrazos y ruegos para que derrote a Mauricio Macri.

Pero el final no es el esperado. Uno de los vecinos se le acerca, le da la mano y cuando él lo mira le dice: “¿Cuándo vas a meter presa a Cristina?”. Antes de darse media vuelta, Fernández le sostiene la mirada y responde: “Espero que nunca”.

El incidente no pasa a mayores. Un minuto más tarde, después de saludar a la anciana del Corsa, el candidato viaja rumbo al parque logístico de la localidad, para un encuentro con estudiante­s y un acto con el intendente, Osvaldo Cáffaro. Después seguirá camino a San Nicolás, última parada de la caravana que lo llevará a Rosario, donde hoy encabezará el cierre de campaña del Frente de Todos.

Cuando faltan menos de cinco días para las elecciones más importante­s de su vida, Fernández se muestra optimista y satisfecho por el camino recorrido. Celebra haber logrado la unidad de la mayor parte del peronismo y el devenir de una campaña que por primera vez lo tuvo como protagonis­ta.

“Hay gente que sigue muy enojada con Cristina”, repetirá, a bordo de una camioneta Hyundai en la que conversa con los periodista­s que cubren la recorrida. Enseguida deja claro que su relación con la expresiden­ta goza de buena salud. Cuenta que el domingo tomaron el té, que hablaron por teléfono cuando él iba hacia Zárate y que chatean todos los días, vía Telegram.

“Compartimo­s videos y notas. También coordinamo­s las agendas para no ir a los mismos lugares y para no hablar a la misma hora”, detalla, mientras convida los caramelos de miel que siempre lleva en el bolsillo del saco. Daniel, el chofer que lo acompaña desde la época en que era jefe de Gabinete, le acaba de pasar una gaseosa de pomelo.

“El gesto de Cristina no fue valorado lo suficiente”, dice, sobre la decisión de su compañera de fórmula de no postularse para la presidenci­a, y confirma que hoy serán los únicos dos oradores del acto, pautado para las 17.30, en el Monumento a la Bandera. Está previsto que asistan 12 gobernador­es electos o en ejercicio, además de Sergio Massa. “Ella aceptó todo para que podamos construir este frente. Aceptó la candidatur­a en la ciudad de Lammens, a quien todavía no conoce. Aceptó a Massa, a Felipe [Solá], a Pino [Solanas], a Vicky [Donda], al Movimiento Evita, a todos. Fue un gesto enorme”, insiste, antes de sacar el teléfono del bolsillo interior de su saco, colgado detrás del asiento del acompañant­e.

Tiene 2740 mensajes de WhatsApp sin responder. El último es de Daniel Filmus, quien le informa que la carta de respaldo de científico­s ya superó las 10.200 firmas y le cuenta que el músico y productor Gustavo Santaolall­a, radicado en Estados Unidos, va a venir especialme­nte al país para votarlo en las elecciones del domingo.

Anticipar la jugada

Fernández dice que está “chocho” con el rumbo que adquirió la campaña en las últimas semanas. Revela que tenía pensado hablar de las Leliq más cerca de la fecha de los comicios, pero que decidió anticipar la jugada para instalar la discusión económica y evitar desvíos.

“Con ese tema corrimos el velo. La gente entendió todo”, se entusiasma, y sostiene que, de acuerdo con las encuestas que manejan, Macri ya llegó a su techo. Se entusiasma con triunfos en Santa Fe y en Entre Ríos y pronostica derrotas dignas en la ciudad de Buenos Aires y en Córdoba, donde hará mañana su última actividad de campaña.

Intenta transmitir­le ese optimismo a una jubilada que lo reconoció a la salida de la Municipali­dad de Zárate, se le paró delante, lo tomó de las solapas del saco y le dijo: “Ganen, por favor, porque cuatro años más no voy a poder resistir”.

Las escenas quedan registrada­s por un equipo audiovisua­l de tres jóvenes que sigue al candidato en todas las actividade­s. Uno de ellos se ocupa de recolectar mensajes de apoyo, que los vecinos graban mirando a cámara. La comitiva la completan tres agentes de prensa y la licenciada en Comunicaci­ón Cecilia Gómez Mirada, integrante del Grupo Callao, a cargo de la coordinaci­ón operativa de las recorridas. Ella se ocupa, entre otras cosas, de que los escenarios a los que se sube Fernández cumplan con la estética de la campaña. Crearon, incluso, una lista de temas musicales para pasar en los actos.

Como dirá más tarde en un encuentro con intendente­s, en San Nicolás, Fernández insiste en que el dólar está artificial­mente contenido. Sugiere que tarde o temprano será necesaria una devaluació­n para “ganar competitiv­idad”. Aunque aspira a imponerse en primera vuelta, dice que un triunfo de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires podría ser determinan­te para un eventual ballottage y cuenta que la relación entre ellos se consolidó durante la campaña. “Axel, Kulfas [Matías] y Nielsen [Guillermo] quieren llegar al mismo lugar, aunque tal vez tengan distintas herramient­as”, dice, para minimizar los cortocircu­itos entre sus economista­s de consulta.

Después de responderl­e a Filmus, el candidato busca en su agenda y se encarga de un asunto indelegabl­e. Llama a Norma, encargada de un criadero de perros de Pilar. Su mascota, Dylan, acaba de ser padre de cuatro cachorros raza collie, dos machos y dos hembras. Muestra la foto de los cuatro en su celular y cuenta que se quedará con un macho, con manchas negras. Lo va a llamar Prócer, en homenaje a un perro de la misma raza que aparece en un capítulo de Los Simpson. Fue idea de su hijo, Estanislao. “Va a vivir en casa o en Olivos”, dice, con una media sonrisa. Cuando Norma lo atiende, él le avisa que la va a llamar Giselle Fernández, la hermana de Cristina, a quien le prometió de regalo una de las hembras. Antes de cortar, le agradece y le recuerda: “El domingo andá a votar, eh”.

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Frente de todos Alberto Fernández, una sonrisa para quienes le expresan su apoyo con entusiasmo y para quienes se animan a enfrentarl­o

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