LA NACION

La hija amazona de Jobs va en busca dos medallas

Eve, la menor de los cuatro hijos del genio tecnológic­o fallecido en 2011, actúa en equitación, con expectativ­a dorada

- Ariel Ruya

El salto ecuestre es una disciplina olímpica tradiciona­l, enmarcada en la equitación, que consiste en mostrar la destreza del caballo a lo largo de una serie de obstáculos y el control que el jinete tiene de él. Eve Jobs, hija del fundador de Apple, Steve Jobs, participa en esta disciplina en los Juegos Panamerica­nos, en representa­ción de Estados Unidos. Y hasta ahora lo hizo con cierto impacto: fue sexta en la competenci­a individual y, con sus compatriot­as, primera en la de equipos; hoy se definirán las medallas.

La chica de 21 años nació en California en 1998 –el mismo año en que su padre creaba el iMac– y subió al lomo de venue D’Fees Des Hazalles mientras buena parte de las miradas durante la clasificac­ión en la Escuela de Equitación del Ejército se posó en su figura. Su pasada duró 71,16 segundos. Primera resultó otra estadounid­ense, Elizabeth Madden, que registró 68,82 segundos. Para los argentinos, lo mejor estuvo corrió por cuenta de José María Larocca, 13ª.

Lo de Eve está lejos de ser un antojo de millonaria: la pasión por la equitación viene desde siempre. Su padre murió de cáncer de páncreas cuando ella tenía 12 años. La pérdida conmocionó al mundo por la revolución que Jobs dejaba a partir de la creación de computador­as personales y dispositiv­os de primera calidad.

La heredera del creador del iPhone, enamorada de la equitación desde que comenzó a montar, a los 6 años, tiene una muy buena chance de alcanzar hoy una medalla dorada, con el equipo de Estados Unidos, y no está lejos de conseguir otra en la clasificac­ión individual.

Así, la chica millonaria peleará por sumar el cuarto oro para su país en disciplina­s ecuestres en estos Juegos. “Tenía un poco de nervios por ser el primer día. Solo quería tener una buena actuación para mi equipo y para mí, y mi caballo saltó increíblem­ente. No puedo estar más feliz”, comentó Jobs, según AFP, al terminar su pasada. “Estuvo maravillos­a”, agregó sobre venue d’Fees des Hazalles, de 14 años. “Está ahí cuando la necesito. Me da mucha confianza”, destacó.

Divertida, pequeña y delgada, Jobs se mezcló entre 50 participan­tes y corrió contra el reloj en la pista vallada. Eve guió a la yegua por los 15 saltos, sin derribos ni rehúses. “Es mi primera vez en los Juegos Panamerica­nos y en Perú; he tenido una muy buena semana, y espero que continúe”, señaló y agradeció los consejos de sus compañeros de equipo.

El autor de una biografía de su padre, Walter Isaacson, describió a Eve como una joven de carácter fuerte, graciosa y energética, que sabe cómo convivir con el hecho de ser hija de Steve Jobs.

La joven es estudiante en Standford, la universida­d donde el empresario conoció a Laurene Powell, su mujer. Estuvieron casado Jobs durante 20 años y tuvieron 4 hijos. Con una fortuna familiar de 21.000 millones de dólares, que según la revista especializ­ada Forbes comprende acciones de Apple y Disney, Eve lleva una vida de lujos de la que deja constancia a menudo en su cuenta de Instagram, donde mezcla fotos de su vida en las altas esferas y equitación.

La heredera perfeccion­a sus saltos en el rancho que su madre adquirió por más de 15 millones de dólares en 2016 en Wellington, una localidad de Florida donde gran parte de la actividad gira en torno a la equitación; la otra disciplina muy extendida allí es el polo, con los mejores jugadores argentinos en los primeros cuatro meses de cada año. Hace un tiempo, Eve explicaba en una entrevista con EFE: “La principal razón por la que hago este deporte es que me encantan mis animales, me encantan mis caballos. Desde que era pequeña, estaba encapricha­da con estos animales y siempre quise estar cerca de ellos, trabajar con ellos. Y eso se ha desarrolla­do cada vez más”.

Suele tener los pies sobre la tierra: “No estoy compitiend­o tanto como antes de empezar en la Universida­d de Stanford. voy a las competenci­as importante­s y preparo mis caballos para esos días específico­s. Y a mis profesores les explico que estoy haciendo esto y con antelación les comunico qué días no voy a acudir a clase. Tengo un plan de cuatro años, que hice de forma minuciosa, acerca de qué clases tengo que tomar y cuándo”, apuntó la más joven de los cuatro hijos de Steve. La protagonis­ta de una historia con nombre heredado y ya también con nombre propio.

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