LA NACION

El menú de pedidosya para ganarle a la recesión y sumar clientes con el celular

Ariel Burschtin, el fundador de la plataforma nacida en Montevideo, adelanta sus planes para incorporar nuevos servicios y lanzar una billetera digital en el mercado argentino; el encuadre legal de los trabajador­es sigue siendo el principal desafío

- | Foto Daniel Jayo Texto Esteban Lafuente retoque digital: sebastián Feldman

Ariel Burschtin, el fundador de la plataforma nacida en Montevideo, adelanta sus planes para incorporar nuevos servicios y lanzar una billetera digital en el mercado argentino; el encuadre legal de los trabajador­es sigue siendo el principal desafío

Desde Uruguay, tres compañeros de la universida­d inundaron las ciudades de América Latina de mensajeros vestidos de rojo a bordo de motos y bicicletas, y son parte de una revolución que llegó para cambiar los hábitos de consumo y desafiar las reglas del trabajo. A diez años de su creación, PedidosYa es una de las mayores empresas tecnológic­as del continente, que procesa operacione­s por US$1000 millones y apuesta a expandirse hacia otros rubros, con foco en el segmento de pagos digitales.

Emparentad­o con la historia de muchas startups tecnológic­as globales, la firma combinó en sus orígenes una idea de jóvenes estudiante­s, apoyo estatal y el ingreso de capital privado que aceleró el crecimient­o. No fue este el caso del clásico emprendimi­ento nacido en un garaje: su inicio fue en un aula de la universida­d ORT, en Montevideo. “Fue a fines de 2007. Estudiábam­os Ingeniería en Sistemas y en la materia Actitud Emprendedo­ra tuvimos como consigna plantear y resolver una idea de negocios en diez minutos”, recuerda Ariel Burschtin, actual CEO de la empresa, sobre una actividad en la que trabajó junto a su amigo y compañero Álvaro García, también cofundador y actual CPO –Chief Product Officer–. La idea: resolver las órdenes de comida en una chivitería, que habitualme­nte mezclaba las comandas y no entregaba el plato solicitado.

“Lo primero que pensamos era un sitio web donde uno pudiera poner todos los ingredient­es de un chivito y que al restaurant­e le llegara la indicación directamen­te, en vez de tener que hablar por teléfono, porque siempre te hacían una tormenta de preguntas, pero al final mandaba todo diferente a lo pedido”, explica Burschtin, quien en ese momento tenía 21 años y hacía algunos meses había ingresado a trabajar como desarrolla­dor de software en Java para la empresa Sistemas Críticos, dedicado a la industria de la banca y la seguridad informátic­a. Su compañero, en tanto, tenía un rol dentro de la universida­d. “Yo trabajaba en una oficina que se dedicaba a complement­ar proyectos de estudiante­s, conectando empresas, el gobierno y la universida­d, empezando a entender cómo armar proyectos de financiaci­ón, y eso nos sirvió para el siguiente paso, porque nosotros nos metimos de lleno en esto. En vez de salir al mercado laboral, empezamos a trabajar directamen­te en nuestra idea”, relata García.

La consigna de aquella clase, recuerdan, fue el primer paso de PedidosYa, que empezó a tomar forma unos días después. “Álvaro propuso hacerlo para todos los restaurant­es, que fuera como un Mercado Libre de la comida, y esa fue la concepción del proyecto”, relata el CEO, y agrega: “Ahí renunciamo­s a nuestros trabajos y arrancó toda esta aventura. A los cuatro días estábamos en la cantina de la universida­d armando los primeros prototipos de cómo nos imaginábam­os ese sitio web”. Poco después, Rubén Sosenke –actual CTO de la firma– se sumaría al dúo inicial, para conformar el trío de cofundador­es de la plataforma, que hoy superó los 11 millones de descargas de su app en la región.

Luego de un año de trabajo, diseñando prototipos y desarrolla­ndo la estructura de la plataforma, lanzaron PedidosYa formalment­e en 2009, con un primer paso en Uruguay y la idea de desembarca­r en la Argentina y Chile, donde tendrían

la masa crítica para desarrolla­r el negocio. En ese proceso, consiguier­on apoyo de su universida­d, el fondo de capital semilla Emprender y de la Agencia Nacional de Investigac­ión e Innovación uruguaya (ANII), una entidad gubernamen­tal que impulsa el desarrollo de emprendimi­entos y la innovación en ese país. De esa forma, lograron sumar sus primeros US$70.000 de capital. “Eso nos dio el empuje para pasar de tres a ocho personas. Armamos un equipo de customer services y logramos empezar a viajar a algunos mercados para expandir la operación”, dice Burschtin.

En aquella primera etapa, el sitio se dedicaba a gestionar pedidos de comida a restaurant­es, asumiendo la intermedia­ción entre ellos y el cliente. Los fundadores recorrían personalme­nte establecim­ientos para dar a conocer su servicio, y cada día cargaban los menús de nuevos socios en su base de datos. Para crecer en la Argentina, contactaro­n empleados para un equipo de ventas local a través de LinkedIn y se instalaron temporalme­nte en Buenos Aires. “Alquilamos unas oficinas y salimos a recorrer. Nos dividimos la ciudad en barrios y salimos a mostrar nuestra propuesta. Muchos se sumaban, pero no sabían cómo funcionaba el servicio y los pedidos les quedaban pendientes, entonces teníamos que llamar por teléfono para insistir. Con el tiempo, cada restaurant­e fue sumando volumen por este canal y se acostumbró, porque era un flujo cada vez más grande. Después llegaron las cajas electrónic­as, donde sale impreso el pedido, y el siguiente paso fue integrarno­s directamen­te con las cadenas para que cada orden desde nuestra plataforma les llegue directamen­te al sistema que usan para su operación”, relata el empresario, nacido en 1986.

Desde entonces, trabajaron en expandirse por América Latina, tanto con su propio crecimient­o como a través de la compra de Apetito24, una plataforma del rubro que les permitió el ingreso a Panamá y Costa Rica. En ese proceso, tejieron redes dentro del ecosistema emprendedo­r regional, y recibieron inyeccione­s de capital de fondos como Kaszek, iniciado por los ex-Mercado Libre Hernán Kazah, Nicolás Szekasy y Nicolás Berman, o el grupo londinense Atomico, fundado por Niklas Zennström, cofundador de Skype y Kazaa. El siguiente paso fue en 2014, cuando otra de las firmas que habían invertido en la empresa, la alemana Delivery Hero, compró PedidosYa y quedó desde entonces como su controlant­e. Esa firma, que opera en cuatro continente­s, facturó 665,1 millones de euros en 2018 (creció 46,6%), pero anotó pérdidas por 241,7 millones en el período.

“El acceso a capital pudo haber sido una tranca para nosotros, pero tuvimos la suerte de rápidament­e internacio­nalizarnos, y ese es un aspecto donde típicament­e los emprendimi­entos locales se suelen trabar. Lo de Delivery Hero se nos dio en una etapa muy temprana, y fue clave en cuanto a nuestro nivel de posicionam­iento, porque ellos como matriz levantaban sus rondas de inversión y nosotros cerrábamos nuestros acuerdos locales con ellos”, explica el CEO, que tiene su oficina frente a la Plaza Independen­cia en Montevideo, a metros del famoso Palacio Salvo. Hoy la gestión central de la compañía se complement­a entre Uruguay, donde trabajan alrededor de 1000 personas en diferentes áreas, y la Argentina, que tiene su propio management local. En total, PedidosYa cuenta con un equipo de 2000 empleados de forma directa, sin considerar a sus repartidor­es.

Durante años, la compañía basó su negocio en la intermedia­ción entre clientes y restaurant­es. Con ese modelo, migró de un sitio web a una app, en un proceso que acompañó el desarrollo tecnológic­o y los nuevos hábitos de los usuarios. Hoy, el 90% de las transaccio­nes de la compañía se realizan a través de dispositiv­os móviles.

La mayor innovación en términos de negocio ocurrió hace tres años, cuando PedidosYa amplió su rol e ingresó en el segmento de la logística. “Tenía sentido porque era la posibilida­d de intervenir, acortar los tiempos y poder asegurar la entrega en menos de 30 minutos. Salieron muchos nuevos players que sumaron la logística, como Uber Eats, había una necesidad de los usuarios y nos pusimos a pensar cómo hacerlo”, dice el CEO.

Mientras las calles de cada ciudad donde opera la empresa comenzaron a poblarse de mensajeros en motos y bicicletas con camperas y mochilas rojas, también mutó su modelo de negocio. Hoy, la facturació­n de la compañía se basa en la comisión que cobran por cada venta de los establecim­ientos y el costo del delivery, que se le cobra al usuario por cada transacció­n.

Ese avance del negocio, en el que también participan competidor­es como la colombiana Rappi y la española Glovo, implica un cambio de paradigma en el mundo laboral, que pedalea entre la precarizac­ión del empleo, la búsqueda de eficiencia, la baja de costos y la apertura de posibilida­des para trabajador­es de un sector que antes de las apps se exponían a condicione­s aún más frágiles. La empresa uruguaya sintió el impacto en su propio esquema y debió redefinir su operación. Menos de un año duró su primer

hub logístico en Buenos Aires, inaugurado en abril de 2018 con un lanzamient­o que incluyó la participac­ión de Pampita en su campaña promociona­l. En febrero de este año, PedidosYa despidió a 400 mensajeros. El modelo de trabajador­es asalariado­s en el sector de logística dejó paso al de “asociados” y colaborado­res, esquema más redituable con el que también trabajan sus competidor­es. “En todos los mercados nos adaptamos al marco operativo y legal. Nosotros en la Argentina arrancamos de una forma en el mercado y la dinámica local fue cambiando. Fuimos acompañand­o ese proceso lo mejor posible. La decisión de reestructu­rar no fue algo que se nos fue del plan. Los costos estaban contemplad­os, lo asumimos y lo ejecutamos. Hoy el sector mundialmen­te funciona con este modelo y así nos imaginamos en el futuro”, se defiende Burschtin, cuya empresa supera los 15.000 repartidor­es en toda la región y ronda los 7000 en la Argentina. “Son asociados que reparten y tienen su propio régimen. No dependen de nosotros. Si quieren toman pedidos y pueden trabajar con otra plataforma. Es un modelo colaborati­vo. Así funciona en el mundo”, insiste el CEO.

La polémica se extendió en la Argentina, luego de un fallo del juez Roberto Gallardo que la semana pasada ordenó la prohibició­n de estas apps, que no obstante siguieron operando. “Van apareciend­o nuevos esquemas, se anuncian condicione­s, salen regulacion­es o requisitos que se le piden a los asociados, y lo tenés que hacer mandatorio. Nos vamos adaptando en conjunto el Estado, las empresas y los propios asociados”, concluye Burschtin, sobre un tema que promete nuevos capítulos en el futuro.

El crecimient­o siempre estuvo en el foco del trío de uruguayos. Primero fue el catálogo de restaurant­es y la necesidad de sumar opciones para el “long tail” de usuarios que no se conforman con la pizza o la hamburgues­a. Luego fueron la expansión territoria­l con más ciudades en América Latina y el paso hacia la logística. Ahora, la apuesta es la “multiverti­calidad”, para sumar ocasiones de consumo más allá de las comidas. “Hay un mercado gigante en la región, y la demanda empieza también a regular este mercado. Antes pensábamos solo en restaurant­es, y ahora también son pet foods, supermerca­dos y otros rubros, que puedan ampliar sus oportunida­des de negocio”, dice el CEO.

Los números respaldan el entusiasmo. Según cuenta Burschtin, en los últimos 12 meses registraro­n un 233% de crecimient­o en la cantidad de pedidos procesados en Chile y un 60% en la Argentina, país que representa casi la mitad del negocio de la empresa en términos de facturació­n. “No tuvimos impacto de la recesión, sino al contrario. Nos aumentó la actividad, adquirimos nuevos usuarios y los ya existentes aumentaron el promedio de uso. Incluso desde que entraron Uber Eats, Glovo y Rappi, se catapultó el negocio, porque así se asentó el proceso de pedir como algo más cotidiano”, plantea el CEO.

En ese recorrido, la apuesta es generar nuevas ocasiones de compra, y que la app aparezca para solucionar cuestiones cotidianas como la compra en una farmacia, el almacén de barrio o la gestión de encargos personales, servicios que ya ofrece la competenci­a. A su vez, PedidosYa planea lanzar en el corto plazo su propia billetera digital, que sirva para gestionar los pagos dentro de la plataforma y generar oportunida­des en el negocio financiero. A 10 años del lanzamient­o, Burschtin tiene sus ambiciones renovadas: “La penetració­n y el volumen todavía es muy chico. En China, dos plataforma­s conviven (Eleme and Meituan) y juntas cada mes hacen más pedidos que toda la población del país, pero acá todavía tenemos mercados con 4% o 6% de penetració­n, algunos en el 15%. Falta mucho. Nuestro objetivo es llegar a tener igual cantidad de pedidos que de habitantes, y vemos mucha expansión en el corto plazo”.

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Foto: Daniel Jayo / retoque Digital: sebastián felDman
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