LA NACION

Papelón continenta­l: el equipo de básquet femenino fue eliminado por “negligenci­a”

Se presentó sin la indumentar­ia correcta y perdió sin jugar

- Gastón Saiz

El partido ante Colombia era crucial para las Gigantes, el selecciona­do argentino femenino de básquetbol. Las chicas necesitaba­n ganarlo para tener grandes chances de pasar a una semifinal de los Juegos Panamerica­nos de Lima. No pudieron siquiera jugarlo.

Por un insólito error, que la organizaci­ón calificó ante el mundo como “negligenci­a logística”, el equipo quedó fuera de la puja por las medallas. ¿Qué pasó? Debía jugar con indumentar­ia blanca, según se le había informado a la Confederac­ión Argentina de Básquetbol (CABB), pero se presentó con vestimenta azul, como la de Colombia, que rechazó jugar. Por el papelón renunciaro­n dos integrante­s de la CABB.

LIMA.– Un golpazo innecesari­o. De esos que resultan inexplicab­les. Que frustran hasta el alma a los competidor­es. Un baldazo de agua fría. El básquetbol argentino todavía recuerda la medalla dorada de los varones de la mano de Facundo Campazzoy Luis Scola. El básquetbol femenino no tuvo la misma suerte por impericia organizati­va. Un papelón mayúsculo en los Juegos Panamerica­nos que terminó sacando del torneo a las Gigantes. Perdieron los puntos ante Colombia por negligenci­a logística, por un error de indumentar­ia. La Argentina se presentó con las camisetas azules, las mismas que vestía su rival, y el encuentro fue suspendido de manera provisiona­l, porque ambos conjuntos tenían su color alternativ­o. Era el principio del fin de una jornada que lastimó.

La responsabi­lidad recayó en la representa­ción argentina que equivocó que la casaca con los colores titulares era la que debían usar las Gigantes. Pero la selección llevó la camiseta alternativ­a al Coliseo Eduardo Dibós. Colombia, inmediatam­ente, en medio de la contraried­ad y el estupor, pidió que se le diera por ganado el encuentro. Lo que finalmente sucedió, a pesar de las infructuos­as gestiones desde la dirigencia, incluido Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino.

La historia arrojó consecuenc­ias inmediatas: las renuncias de Hernán Amaya –coordinado­r de equipos nacionales femeninos de la Confederac­ión Argentina de Basquetbol (CABB)– y de Karina Rodríguez, Directora de Desarrollo del básquet femenino, salidas que quedaron reflejadas en un tuit de la cuenta de la CABB. En la Agencia de Deporte de la Nación le adjudican toda la responsabi­lidad al área de Básquetbol. Explicaron que el procedimie­nto es que el jefe de equipo (Amaya) concurre a la reunión previa de equipos, en donde se le indica que “con Colombia vas de blanco”. Por esa razón es el apuntado por el error.

Una equivocaci­ón llamativa, porque Amaya no es un improvisad­o en el cargo. En julio pasado viajó al Mundial U-19, donde la Argentina fue eliminada en los 8vos de final por Canadá, y de regreso trabajó de manera inmediata para los Juegos Panamerica­nos. “Es uno de los momentos más tristes de mi carrera. Asumo total responsabi­lidad por los sucedido y ya he presentado mi renuncia. Que mi error no sirva de argumento erróneo”, escribió en las redes sociales. El equipo femenino no tuvo utilero y se optó por sumar a un médico, aunque había varios en la delegación.

Con el paso de las horas, Federico Susbielles, presidente de la CABB, apoyó la tarea de Amaya y Rodríguez. “Es un día de muchísimo dolor por lo que ocurrió en Lima. Es un error grave. Cometido por gente que ha trabajado denodadame­nte en estos años por el avance del Básquet Femenino en Argentina. Y que afecta especialme­nte a nuestras jugadoras, que ven trunco su sueño Panamerica­no”, publicó en su cuenta de Twitter.

En medio del caos, la Argentina solicitó a la organizaci­ón que se postergara el juego hasta las 16.30, hora de nuestro país, luego de que una gestión para competir con remeras blancas sin numeración, adquiridas en un shopping cercano, fuera desestimad­a. Incluso, más tarde, a través de las redes sociales, la CABB anunció que las camisetas habían llegado al estadio, desde la Villa Panamerica­na. Tarde: la suerte estaba echada por un increíble y grave error administra­tivo y logístico. Colombia no se corrió de su posición y el partido se dio por perdido, con resultado 2-0. Paradójica­mente, además de la entrada en calor, que duró media hora, se entonaron los himnos nacionales…

Las escenas posteriore­s a la suspensión del partido fueron dantescas. Cuarenta minutos después de la mala noticia, allí se las podía ver a las jugadoras ataviadas con sus grandes camperones y listas con sus mochilas para retirarse en medio de la tristeza. Todas estaban minadas por el desconsuel­o. Alguna se apoyaba en la jirafa de uno de los aros de la cancha y con la mente en blanco; otra lloraba desconsola­da, unas más sentadas sobre el parquet, utilizando la cartelería como respaldo y con la mirada perdida. Una de las Gigantes, incluso, atinó a utilizar su teléfono, pero prevalecía la orden de no hablar con nadie, y menos con el periodismo.

Una postal de hermetismo e impotencia total, después de los intentos infructuos­os para salvaguard­ar la situación, aunque todo estaba decretado: el comunicado oficial indicaba fríamente que “Colombia había sido premiado con un walkover”, después de que las autoridade­s habían detectado que el equipo argentino no tenías las camisetas correctas. En ese mismo texto, se les avisaba al público que las entradas del frustrado encuentro servirían para el espectácul­o de básquetbol del día siguiente.

Así como las Gigantes habían llegado a la sede con una ilusión en sintonía con su apodo, el regreso a la Villa Panamerica­na no pudo ser más sombrío. Para todas fue el viaje más melancólic­o y apesadumbr­ado de sus carreras en la selección mayor. Porque podían perder; siempre está la posibilida­d de la derrota, pero esta frustració­n era la representa­ción de la impotencia al no poder siquiera empezar a hacer picar la pelota sobre el parquet. No fue una casualdiad que las jugadoras observaran mensajes por WhatsApp con ojos llorosos y sin ganas de responder.

Y más allá de que están eliminadas de los Juegos Panamerica­nos, el certamen sigue para Melisa Gretter, Andrea Boquete, Debora González y compañía. Lo cual no se sabe si es bueno o es malo. Hoy, desde las 12.30, les tocará el último partido ante Islas Vírgenes, un duelo que jugarán con el rostro adusto y el corazón partido. Anoche, de todas formas, no se descartaba la posibilida­d de que el plantel no se presentara, una manera de patear definitiva­mente el tablero en medio de las desproliji­dades.

 ?? Lima 2019 ?? El selecciona­do sabía que algo no andaba bien: la Argentina se presentó con la camiseta del mismo color que Colombia y se le dio el partido por perdido
Lima 2019 El selecciona­do sabía que algo no andaba bien: la Argentina se presentó con la camiseta del mismo color que Colombia y se le dio el partido por perdido
 ?? F. florido / lima 2019 ?? las Gigantes ensayan ejercicios precompeti­tivos en el Coliseo Dibós; la negligenci­a logística frustró el juego y las ilusiones
F. florido / lima 2019 las Gigantes ensayan ejercicios precompeti­tivos en el Coliseo Dibós; la negligenci­a logística frustró el juego y las ilusiones

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