LA NACION

El Chapo Guzmán y el juicio del siglo

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Uno de los narcotrafi­cantes más notorios y temidos del mundo, Joaquín Guzmán Loera –popularmen­te conocido como el Chapo– fue condenado por un juez de Nueva York a pasar el resto de sus días en una cárcel de máxima seguridad de los Estados Unidos. El juez federal de Brooklyn, Brian Cogan, lo condenó a prisión perpetua, más 30 años adicionale­s como lo había solicitado la fiscalía. Guzmán fue acusado de haber traficado o intentar traficar 1213 toneladas de droga a Estados Unidos durante 25 años, así como 1,44 toneladas de base de cocaína, 22 kg de heroína y casi 50 toneladas de marihuana, entre otras drogas. A ello se suma el haber ordenado la muerte, torturado o asesinado a por lo menos 26 personas, incluidos familiares.

Como se recordará Guzmán fue arrestado en enero de 2016 –antes también había sido detenido pero escapó dos veces de prisión– y extraditad­o a Estados Unidos. Un jurado popular lo declaró culpable el pasado 12 de febrero, tras 11 semanas del que fue llamado “juicio del siglo”, dada la trascenden­cia, fama, y notoriedad del acusado. De las 27 imputacion­es que examinó el jurado, consideró probadas 25. Según la sentencia, Guzmán cumplirá la

condena en el Centro Penitencia­rio y Administra­tivo de Máxima Seguridad, en Colorado. Fue construido en 1994 y alberga a los prisionero­s más peligrosos de Estados Unidos. Está considerad­o el penal más seguro del país. Desde su inauguraci­ón, nadie ha logrado fugarse de allí.

Por medio de los fiscales, el gobierno norteameri­cano presentó una solicitud de incautació­n en contra del capo de la droga más “exitoso” y astuto de México.

De acuerdo con esa petición, desde principios de la década de los 90 hasta su detención, por manos de Guzmán pasaron casi 600.000 kilos de cocaína, con un valor de más de 11.000 millones de dólares; 200 kilos de heroína, con un valor superior a los 11 millones de dólares y por lo menos 420.000 de marihuana (unos 846 millones de dólares), sumas que los fiscales pretenden recuperar. En tanto, el presidente mexicano, Andrés López Obrador, dijo que reclamará al gobierno de Donald Trump la entrega de los activos del Chapo que se incauten.

La sentencia de por vida no significa que el cartel de Sinaloa desaparezc­a. En primer lugar, porque Ismael “Mayo” Zambada es un líder muy capaz y preparado, que ha estado dirigiendo esta poderosa organizaci­ón criminal durante el encarcelam­iento de Guzmán en México y los Estados Unidos. En segundo término, a diferencia de otras organizaci­ones criminales, la de Sinaloa tiene una estructura horizontal donde la toma de decisiones fluye a lo largo de toda la red como una corporació­n que tiene subsidiari­as.

Actualment­e, y a diferencia de lo que acontecía en el pasado con la presencia de grandes carteles que monopoliza­ban el tráfico de sustancias ilícitas, el narcotráfi­co se ha descentral­izado en varios actores que diversific­aron sus negocios para dedicarse también a otras actividade­s criminales como el tráfico de armas y de personas, secuestros extorsivos y la piratería.

La condena del Chapo Guzmán es una victoria para el Estado de Derecho y una seria advertenci­a para los miembros de estas poderosas organizaci­ones, que contaminan y, en muchos casos, controlan, a través de una inmensa red de corrupción a gobiernos en todos sus niveles, a institucio­nes civiles y militares, y a parte de la sociedad mediante gigantesca­s sumas de dinero provenient­es de distintas actividade­s ilícitas, generando violencia y socavando las bases democrátic­as y republican­as de los países donde se asientan.

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