LA NACION

De Urquiza y la economía de la Agencia de Deporte

Diógenes de Urquiza, a cargo de la Agencia de Deporte Nacional, responde a las críticas y describe el trabajo paralelo con el Enard; “Plata faltará siempre, porque queremos que el deportista tenga lo mejor”, dice; su amistad con Macri

- Gastón Saiz

LIMA.– El deporte argentino tiene mucho para festejar en estos Juegos Panamerica­nos, pero muy poco si se habla de cuestiones presupuest­arias. La disparada del dólar y la crisis económica hicieron estragos en cuanto a los apoyos y los números tuvieron que achicarse forzosamen­te. En este contexto apareció Diógenes de Urquiza, presentado en algunos medios como “la cara salvaje del ajuste” y criticado por su vínculo previo con Signia, la marca que provee de indumentar­ia a la delegación argentina desde Guadalajar­a 2011.

A través de un decreto que generó revuelo, a De Urquiza (57 años) le cayeron cuando fue designado para conducir la Agencia de Deporte Nacional (ADN), que reemplazó a la Secretaría de Deportes, cuyo último titular había sido Carlos Mac Allister. Es amigo del presidente Mauricio Macri desde la juventud y juntos fundaron la Asociación Padel Argentino en 1988.

–¿Cómo sigue su labor?

–A partir de que comenzamos como Agencia, el 15 de mayo, pudimos regulariza­r las becas de todos los deportista­s. Hoy les estamos pagando del 1 al 10. Después de no recibir en 30 años la beca en tiempo y forma, las están cobrando regularmen­te. Logramos aplicarles dos aumentos: uno del 15% en abril y otro 15% en las becas de julio, así que estamos contentos porque ordenándon­os se pueden hacer cosas muy buenas.

–¿Cuál es el presupuest­o anual de la Agencia?

–Entre 1400 y 1500 millones de pesos.

–El presidente del COA Gerardo Werthein dijo hace unos días a la que el presupuest­o debía nacion estar por encima del doble.

–El presupuest­o hay que ejecutarlo. Vos podés tener más del triple, porque si no lo ejecutás, queda en el Estado. No es fácil trabajar en el Estado rápidament­e, pero gracias a la Agencia lo podemos hacer. Igual, a fin de año haremos un estudio de becas con el Enard, el Comité Olímpico, las federacion­es y los deportista­s, porque hay que ordenarse. Por supuesto que plata faltará siempre porque queremos que el deportista tenga lo mejor, pero hoy trabajamos con lo que tenemos.

–¿Qué es lo que hay que ordenar?

–Por ejemplo, hoy estamos gastando mucha plata con viajes al exterior para entrenamie­nto en altura, cuando tenemos dos o tres lugares que si los desarrolla­mos, nos ahorraríam­os mucho. Estamos pagando en dólares, cuando en nuestro país podemos gastar en pesos y hay buenos sitios, como Tafí del Valle, donde se entrena el canotaje. Pero por supuesto, son escenarios que no están en condicione­s; el problema es cómo los mantenés. Me puedo hacer un centro de entrenamie­nto en Salta y lo primero que me van a preguntar es ¿quién sostiene esto? Ojalá tuviera 20 años para desarrolla­r un plan a largo plazo. Lo bueno es que hay diálogo con los secretario­s de deportes.

–¿Y el sistema de becas?

–Hay atletas que reciben becas de nuestra Agencia, del Enard, del Comité Olímpico, de la Secretaría de la Ciudad, de la Secretaría de la Provincia… O sea, es raro ¿Por qué no nos ordenamos un poco?

–También hay veces en que se vuelven difusas las tareas que les competen al En ardy ala Agencia.

–Técnicamen­te, el Enard se encarga del alto rendimient­o y nosotros nos ocupamos del deporte social y los atletas de transición, de los chicos jóvenes. Hoy está complicado porque es un mix: yo le doy becas a gente de alto rendimient­o y está desordenad­o. Y además faltan definicion­es acerca de “qué es alto rendimient­o”. Hay federacion­es que promueven a chicos muy jóvenes, otras a gente grande y otras más a los profesiona­les o semiprofes­ionales de alto nivel. Es un tema de las federacion­es, que a la vez se encargan del desarrollo del deporte. Nosotros no tomamos la decisión sobre a quién se le otorga la beca. Sí cuando surgen dudas y de repente te preguntás: “Che, ¿quién es esta persona que no la ubico? ¿Y por qué está becado?”. La beca debe ser asignada de manera clara. –Cuando surgió el cambio de Secretaría de Deportes a Agencia, usted fue muy cuestionad­o. Al mismo tiempo no respondió mayormente a las críticas. ¿Cómo vivió toda esa situación?

–Mirá, yo tengo 35 años en el deporte. O sea: tuve la suerte de trabajar con los mejores deportista­s de la Argentina. Poca gente disfruta del deporte como yo. Me encontré con una agresión gratuita, que a mí no me afecta por mi forma de ser, pero familiarme­nte fue muy duro, ¿viste? Que mis hijos escuchen que su padre es un chorro o un delincuent­e, la verdad es que no fue agradable. Fue muy fuerte, pero bueno: hay gente que tiene maldad.

–¿A qué gente se refiere?

–Y qué se yo. Es gente que no quiere el progreso o cree que estamos equivocado­s. Ojo, no digo que yo tenga la razón, pero estoy convencido de lo que hago y “no soy el amigo del presidente”, como suelen decir. Te repito: hace 35 años que trabajo en el deporte. Podés hablar de Ginóbili y Vilas hasta de un chico de transición, pero hablo con ellos todos los días.

–¿Pero las agresiones de dónde surgen?

–Del ámbito político y social. Te dicen “el gordo, el profesor de pádel”. A los 20 años fui profesor de pádel y a mucha honra. A esa edad me podía mantener: yo fui profesiona­l de este deporte y el Estado nunca me ayudó. Me pagaba todo yo para ir a jugar al pádel a Europa, Estados Unidos, Uruguay, Chile o al interior de Argentina. No sé qué tiene de malo haber sido profesor de pádel. También soy ingeniero en producción agropecuar­ia y tengo un Master en Dirección de Empresas. Eso no lo dice nadie.

–Hubo una controvers­ia muy grande por su vínculo con Signia y la ropa que viste a nuestros deportista­s. ¿Cómo lo explica?

–Yo soy un tipo que da servicios. Trabajé en Signia y en muchas otras marcas deportivas. Por mi situación, siempre tuve la suerte de estar contratado, salvo en Alpargatas que estuve ocho años fijo. Pero hoy no tengo nada que ver con Signia. Nada, nada que ver porque no es mía y además Signia no es una empresa, es una marca.

–¿Cuánto tiempo trabajó allí?

–Desde 2007 hasta 2015 y manejaba toda la parte de promoción y marketing. En su momento hubo una licitación para vestir a la delegación nacional y la perdimos con Adidas. Pero el Comité Olímpico no le permitió mostrar las tres tiras y se fue de muchos comités, incluso del COA. Se venía Guadalajar­a 2011 y nos vinieron a buscar porque no tenían ropa. Cerramos contrato en esos Panamerica­nos, los Juegos Olímpicos de Londres y cuatro años más. Y ahí terminé yo: me fui en Río 2016. En mi caso facturaba, nunca fui ni empleado. Cumplía funciones de gerente comercial en GGM Sociedad Anónima sin serlo, era un contratado externo. En los Juegos de la Juventud 2018 era tal el caos que me puse a entregar la ropa yo siendo capo del Enard. Puedo ser director, pero si tengo que juntar los papeles o ponerme a barrer, lo hago.

–¿ Habría preferido ser Secretario de Deporte en lugar de titular de la Agencia?

–No. Eso no me molesta nada. Honestamen­te lo digo: yo vengo a vender un servicio a los deportista­s. A mí que me digan “agenciero”, “secretario de Deportes”, “ministro”... No estoy acostumbra­do. Mis amigos me dicen “gordo”. Sé que hay una jerarquía o escalafón que la gente respeta, pero no me molesta. Yo vine a Lima para trabajar para los deportista­s, no para mí. Ahí hay un error de concepto.

–¿Hubiese sido mejor conservar la Secretaría?

–No, estoy convencido de que una Agencia es superior. No hay que mirar el nombre de la entidad, sino las funciones que cumple. Vuelvo a lo de antes: hacía 30 años que la beca no se pagaba en tiempo y forma. ¿Yo soy tan bueno que lo logré en dos meses? ¡No! Es que simplement­e puedo ejecutar nuestro propio presupuest­o. Es cierto que la burocracia todavía sigue existiendo, pero tenemos autonomía.

–¿ Los pi bes de transición la tienen más difícil para desarrolla­rse y recibir apoyo?

–Antes no existían los deportista­s de transición, ni tampoco tantos eventos y categorías en las disciplina­s como aparecen hoy. Tenés por ejemplo deportes como beach handball y el otro día me mandaron snow volley. Todo muy lindo, pero ¿cómo lo sostenés? ¿quién lo paga? La Argentina tiene una materia prima muy grande. Nosotros somos buenos en todos los deportes: no es que estamos desapareci­dos, sino que figuramos en los podios de muchos deportes. El otro día fui a ver a un chico en bowling. Salió cuarto, con tres profesiona­les arriba ¡Un fenómeno! El tipo, chapeau, es un crack, pero es un amateur compitiend­o contra profesiona­les.

–De 1 a 10, ¿cómo califica hoy al deporte argentino?

–Más que calificar, yo diría que cuando los deportista­s actúan para ellos, rinden menos. Pero cuando se ponen la camiseta argentina, todos nuestros atletas dan un plus. Un caso es el de Cecilia Biagioli en aguas abiertas: le ponés la bandera y rinde más. Es increíble, me saco el sombrero con su medalla de plata, y estuvo ahí de la de oro acá en Lima. El vóleibol es otro ejemplo: vinimos con un equipo By los tipos dejaron el alma. Podrás decirme que los otros equipos eran alternativ­os, pero el nuestro también. ¡Ganaron! Al argentino no le gusta perder a nada. Hay un rasgo competitiv­o que no tienen los otros países. Si me preguntás por puntajes, el esfuerzo que hacen es como para un 10.

–¿Cómo se entabla por estos días su relación con Mauricio Macri?

–Yo con él hablo de otras cosas, no como presidente. Pero cuando hablamos políticame­nte me llama, me convoca y me pregunta cómo estoy y qué necesito; ahora tenemos una reunión pendiente para el futuro. Soy amigo de él desde los 18, 19 años, pero él es cuatro años más grande que yo, eso ponelo (sonríe). Juego al fútbol con él y mis hijos fueron al Newman, el colegio del presidente, pero no soy un “newman boy”.

–¿Y su vínculo con el presidente del COA Gerardo Werthein?

–Es gracioso, dicen que soy amigo de Gerardo. Soy conocido de él, pero no vamos a comer juntos. Tenemos una buena relación y trabajamos en algunas cosas, pero estamos muy bien.

–¿Se siente respetado en el cargo?

–Te digo una pavada: vino el padre de los Simonet; nos conocemos de cuando éramos chicos y jugábamos al handball. Y me dice: “Diógenes, estoy feliz porque estés en la Agencia”. Son esas cosas lindas también, no son todas malas. No estoy para que me agradezcan, lo hago por pasión. Mi mujer fue la más afectada por las críticas hacia mí. Fue muy duro.

–¿ En dónde quedará usted frente a un eventual cambio de gobierno?

–No puedo responder, no tengo relación ni los conozco, salvo a Sergio Massa. Me rajarán, ¿qué sé yo?

 ?? Lima 2019 ?? De Urquiza, en los Panamerica­nos: “El esfuerzo que hacen los chicos es como para un 10”
Lima 2019 De Urquiza, en los Panamerica­nos: “El esfuerzo que hacen los chicos es como para un 10”

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