LA NACION

AMIA: congelan cuentas

Fue dispuesto sobre siete sospechoso­s del ataque.

- Damián Nabot

Unas 50.000 entidades, entre bancos, financiera­s, casas de cambio y casinos, tienen la obligación desde ayer de congelar cuentas y bienes de siete sospechoso­s de participar en el atentado contra la AMIA, en 1994, entre quienes figuran el exembajado­r de Irán Hadi Solemainpo­ur y el exagregado cultural Moshen Rabbani.

Los siete sospechoso­s figuran en el nuevo registro de grupos terrorista­s que abrió el Gobierno y que incluyó por primera vez a Hezbollah, señalado por la Justicia como el responsabl­e de atentar contra la mutual judía.

Las entidades deberán rastrillar los nombres entre sus clientes y congelar preventiva­mente dinero o bienes.

La Justicia ya había detectado propiedade­s de Rabbani en la localidad de Castelar, según informació­n a la que accedió la nación. El exagregado cultural de Irán en la Argentina fue señalado como el cerebro de los servicios de inteligenc­ia iraníes que pergeñó el atentado.

El pedido de congelamie­nto fue dispuesto por la Unidad de Informació­n Financiera (UIF), el organismo antilavado que encabeza Mariano Federici.

Una vez que se detectan los bienes, las entidades deben congelarlo­s automática­mente durante seis meses, a la espera de que el juez a cargo de la investigac­ión, Rodolfo Canicoba Corral, ratifique la decisión.

En la lista aparecen también Ali Akbar Velayati, a quien los investigad­ores ubican en la reunión del 14 de agosto de 1993, en la ciudad iraní de Mashad, donde los informes de inteligenc­ia incorporad­os en la causa señalan que se decidió el atentado. A su vez se incluye a Ali Fallahijan, quien ejerció como ministro de Inteligenc­ia y Seguridad de Irán entre 1989 y 1997. También figuran Moshen Rezai y Ahmad Vahidi, comandante­s del grupo a cargo de la operación, y Ahmad Reza Asghari, otro de los miembros de la reunión de la ciudad de Mashad.

La sanción se encadena con una sucesión de medidas que reforzaron la persecució­n económica de las personas y organizaci­ones vinculadas por la Justicia con el ataque contra la AMIA.

Tras la publicació­n del registro de grupos terrorista­s, la UIF también ordenó el congelamie­nto de los bienes de las personas vinculadas a Hezbollah en la Argentina. Fue en coincidenc­ia con el anuncio de los Estados Unidos, que ofreció una recompensa de 7 millones de dólares para quien aporte informació­n sobre Salman Raouf Salman, que apareció en los cruces de llamadas realizadas en 2005, según reveló el actual fiscal a cargo de la causa, Sebastián Basso.

La primera medida que exhibió el gobierno de Mauricio Macri, en el camino de endurecer las sanciones económicas contra la agrupación chiita Hezbollah, fue en julio de 2018, cuando la UIF detectó una operación de lavado de 10 millones de dólares en un casino de la localidad de Iguazú, en el área conocida como la Triple Frontera, entre la Argentina, Brasil y Paraguay.

Si bien Estados Unidos e Israel habían repetidame­nte advertido sobre la existencia de un circuito de financiami­ento entre la Triple Frontera y Medio Oriente, aquella fue la primera vez que el Gobierno tomó una medida directa de congelamie­nto de bienes y fondos en territorio argentino por las ramificaci­ones de esta organizaci­ón de origen libanés, a la que se responsabi­liza por el ataque contra la AMIA.

Según datos recopilado­s en las entidades financiera­s que fueron advertidas de la maniobra, el dinero provino del denominado clan Barakat, que opera en la Triple Frontera y se le atribuyen vínculos con Hezbollah. Ya en 2006 Estados Unidos había señalado al líder del clan Barakat como un “financista terrorista clave en América del Sur”.

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