Renunció la principal diplomática de EE.UU. para América Latina
Kimberly Breier dejó el gobierno por diferencias con la política migratoria de Trump
WASHINGTON.– La principal diplomática de Estados Unidos para las relaciones con América Latina, Kimberly Breier, renunció a su cargo al aducir motivos personales, anunció ayer el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo.
“Después de más de dos años de trabajo hasta tarde y viajes constantes, Kim Breier va a dejar su cargo para pasar más tiempo con su familia”, dijo Pompeo en su cuenta de Twitter.
Sin embargo, la partida de la subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental se produce tras la firma de un controvertido acuerdo de inmigración con Guatemala, que convierte a esa nación centroamericana en un país de acogida de los migrantes que atraviesan su territorio con destino a Estados Unidos.
El diario The Washington Post, que informó sobre la renuncia de Breier antes de que se produjera el anuncio oficial, anticipó que la diplomática se marcharía en medio de diferencias con la Casa Blanca sobre el pacto, que fue muy criticado por asociaciones de derechos humanos.
Según The Washington Post, Breier se enfrentó con el alto asesor del presidente Donald Trump, Stephen Miller –conocido por sus posturas antiinmigrantes–, quien la habría enfrentado por la aparente falta de entusiasmo por el acuerdo migratorio.
El pacto, que provocó protestas y acciones legales en Guatemala, fue firmado el 26 de julio, después de que Trump amenazara con imponer impuestos a las remesas de dinero y aumentar los aranceles a las exportaciones del país centroamericano por “romper” las negociaciones en curso para sellar lo que llamó “un necesario Acuerdo de Tercer (País) Seguro”.
Breier fue quien lideró las negociaciones con funcionarios mexicanos en junio después de que Trump hiciera una amenaza similar a México si no frenaba los flujos migratorios a Estados Unidos, conformados en su mayoría por centroamericanos.
“La experiencia, el asesoramiento y la pasión de Kim aseguraron que nuestra nación aprovechara las oportunidades y obtuviera resultados. Estoy agradecido por su servicio”, señaló ayer Pompeo en su cuenta de Twitter.
También en esa red, Breier, de 46 años, agradeció a Trump y a Pompeo la oportunidad de trabajar en el Departamento de Estado tras dedicar más de dos décadas de su vida a los asuntos latinoamericanos. “Ha sido un honor y un privilegio”, dijo.
Breier es la segunda funcionaria de alto rango del Departamento de Estado que renuncia al gobierno de Trump en lo que va de este mes. La primera fue Kiron Skinner, directora de planeamiento de política del departamento, después de que la semana pasada fue destituida debido a quejas sobre el estilo de su gestión, dijeron las fuentes.
Elogiada por sus comentarios y análisis sobre América Latina cuando estuvo en el Consejo de Seguridad Nacional durante la presidencia de George W. Bush, Breier se sumó al gobierno de Trump en octubre de 2018, luego de una carrera en los sectores público y privado centrada en la región.
La renuncia de Breier se produce horas después de que el miércoles de la semana pasada se realizara una masiva redada de inmigrantes irregulares en Mississippi, donde los agentes federales arrestaron a 680 personas, en su mayoría hispanos, en el marco del que fue el más grande operativo de los últimos 10 años en Estados Unidos.
Guatemala
El polémico pacto migratorio firmado con Guatemala se concretó en medio de la campaña electoral para elegir al sucesor del presidente guatemalteco Jimmy Morales.
Más de 8,1 millones de guatemaltecos están convocados a las urnas pasado mañana para el ballottage entre la ex primera dama socialdemócrata Sandra Torres, que considera que el acuerdo debe ser ratificado por el Congreso para entrar en vigor, y el derechista Alejandro Giammattei, que desconoce el pacto.
Muchos dudan de que Guatemala, que tiene un 60% de pobreza, altos niveles de violencia de pandillas y una de las tasas de asesinatos más altas del mundo, tenga la infraestructura necesaria para acoger migrantes.
Por eso los cuestionamientos al acuerdo sellado con Estados Unidos apuntaban a la vulnerabilidad de los migrantes regresados de forma coercitiva.