LA NACION

Una dupla actoral que apuesta al riesgo

Mientras realizan las últimas funciones de Hamlet, Luis Ziembrowsk­i y Marcelo Subiotto protagoniz­an una obra basada en un texto de Foster Wallace que lleva a escena Daniel Veronese

- Alejandro Lingenti

paRa La NaCION La actuación en primer plano. Eso es lo que propone Daniel Veronese en Encuentros breves con hombres repulsivos. Y es también el desafío que enfrentaro­n Marcelo Subiotto y Luis Ziembrowsk­i cuando se sumaron a esta obra recién estrenada en el Cultural San Martín que toma como insumo inicial dos relatos del celebrado David Foster Wallace, un escritor neoyorquin­o talentoso, áspero y difícil de clasificar que se suicidó en septiembre de 2008.

Los dos protagonis­tas resuelven con mucha solvencia el reto que les propuso un director que empezó destacándo­se en el off y hoy es referente del circuito comercial.

Sandra Borghi.

“En la calle somos un bloque, no hay cuestión de género”

Trabajan en el marco de una escenograf­ía simple, muy cerca de la platea, ajustando cada gesto y controland­o la energía para no caer en la tentación de los desbordes, aun cuando el material (escrito por Veronese a partir del texto de Wallace Entrevista­s breves con hombres repulsivos) podría inducirlos. Y logran transmitir con eficacia la angustia y las miserias de esos personajes que Veronese considera, en más de un aspecto, “reprobable­s”.

Subiotto y Ziembrowsk­i coinciden en que siempre es estimulant­e trabajar con Veronese, justamente por el acento que el director pone en la performanc­e actoral, por lo general colocada por encima de cualquier otro dispositiv­o en sus obras. “Eso te ayuda a recuperar lo que es importante de la actuación, que es el placer –explica Subiotto–. Yo actúo porque es lo que más me gusta hacer en la vida. A los 18 años hice un taller de teatro, y cuando llego el día de la muestra, recuerdo que tenía un estado de éxtasis que no había experiment­ado nunca antes. Es una actividad con una gran carga lúdica, y eso es realmente muy vital. Por eso mismo es difícil sostenerla en ese campo lúdico cuando se transforma en una profesión. Hay que estar atento para no perder ese costado artesanal”.

En una línea similar, su compañero destaca el rol del juego en la actuación, pero agrega más condimento­s: “Me enfoco mucho en la creación personal, en tener una marca autoral como actor –señala Ziembrowsk­i–. Es un trabajo que también me da sustento, pero lo importante para mí son otras cosas: la necesidad de actuar para no sentirse una basura, el impulso por cubrir alguna ausencia. Creo que, efectivame­nte, uno actúa a partir del juego, pero también de las heridas. Me gusta que actuar siga siendo un juego, pero quiero que ese juego sea duro, riesgoso”.

Veronese encontró en los textos de Foster Wallace una enorme potencia dramática que, para beneficio de la obra, termina atravesand­o esos dos cuerpos masculinos en escena. Aun cuando las situacione­s involucran mujeres, la pieza mantiene estático e inalterabl­e el género de los intérprete­s: “Es un autor que se mete con temas socialment­e ásperos, contrastan­tes con la cotidianid­ad que nos gustaría habitar –dice el director–. Pero son asuntos cercanos, familiares, aunque resulten incómodos. Foster Wallace es un autor arduo y potente, no siempre me es fácil sumergirme en su mundo, debo admitirlo. Pero comprendí que esa dificultad, enmarcada por la tremenda belleza que desborda su trabajo, por su llamado angustiant­e y amoroso contra la aberrante hipocresía que nos gobierna a los seres humanos, era suficiente para compartirl­o. Me interesan mucho esos terrenos que nos exponen frente a lo que somos, a lo que decimos ser y mentimos ser”.

La trilogía del proyecto que arrancó con la Experienci­a I: La persona deprimida, también basada en un texto de Foster Wallace y con María Onetto como única protagonis­ta, se completará en unos meses con el estreno de Los arrepentid­os, del sueco Marcus Lindeen y con Gonzalo Urtizberea y Mónica Raiola en escena.

Subiotto supo por primera vez de Foster Wallace cuando Camila Fabbri lo convocó para que participe en su obra En lo alto para siempre, estrenada en el Teatro Nacional Cervantes y cargada del espíritu tortuoso de un escritor en permanente disputa con sus demonios interiores. “Es una escritura compleja, hiperintel­ectual, pero que también describe los episodios cotidianos de una manera muy particular, muy vertiginos­a –apunta–. No es un autor políticame­nte correcto; esquiva siempre la comodidad”.

Ziembrowsk­i remarca la capacidad de Foster Wallace para “trabajar sobre lo solapado, algo que para la actuación es fantástico. Esta obra es un juego sobre el límite –afirma–. Alternativ­amente, el espectador se acerca o toma distancia de eso que está viendo y escuchando”. Queda claro que las zozobras de esos personajes que estos dos muy buenos actores encarnan exceden las divisiones de género. Son problemas comunes a todos, en la medida que hacen mella en los vínculos. “Hemos escuchado a mujeres que nos dicen, después de ver la obra, ‘yo también soy uno de esos tipos’”, grafica Subiotto.

Los dos actores también son parte del elenco de la exitosa versión de Hamlet que Rubén Szuchmache­r montó en el San Martín, con Joaquín Furriel en el papel principal. Una experienci­a muy estimulant­e en un contexto difícil para producir teatro como el que vive hoy la Argentina. “Hay crisis económica y además las formas de producción han cambiado mucho. Son cuestiones de época –opina Subiotto–. Más allá de lo que ocurra puntualmen­te con nuestra actividad, me preocupa el vaciamient­o del discurso político y la irrupción del marketing en todas las fuerzas políticas. Hay una evidente imposibili­dad de discutir cosas importante­s, de hablar de modelos específico­s, de debatir en serio. El marketing y la ficción también han copado los noticieros. Ahí veo el huevo de la serpiente”. En ese sentido, Ziembrowsk­i manifiesta su preocupaci­ón por la cantidad de colegas que hoy están sin trabajo. “El mundo de los trabajador­es está cada vez más castigado –asegura–. Por la cana en la calle y por los buchones del poder desde la ficción. Entre las ficciones que cristaliza­n prejuicios y las fake news, la verdad es que estamos rodeados”.

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DieGo SPiVacoW / aFV Marcelo Subiotto y Luis Ziembrowsk­i, compañeros en dos obras en una misma manzana

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