LA NACION

Una reacción inédita que no se vio ni en 2001

- Leonardo Chialva

Finalmente, ayer tuvimos la reacción inicial al resultado de las PASO: activos financiero­s para abajo y dólar para arriba. En todos los años que llevo en esto nunca vi una reacción tan violenta. Se trató de un movimiento de precios inédito. Ni en el efecto tequila en México de 1995 ni en las crisis de 1999 y 2014 de Brasil ni en la crisis de 2001 en la Argentina vimos algo así.

En una sola rueda bursátil se destruyó más del 50% del valor de las principale­s empresas argentinas. Y no hablamos solo de bancos, sino también de cementeras, supuestame­nte más estables. Ni siquiera escaparon a esta tendencia bajista acciones con una mayor presencia regional, tales como Arcos Dorados y Mercado Libre, aunque obviamente con caídas mucho menores que las de empresas 100% argentinas. También observamos situacione­s

inéditas en las tasas de interés, en donde por ejemplo se vieron tasas de cauciones de 500% TNA para el plazo de un día. Inversores vendidos en futuros tuvieron que salir a tomar pesos para cubrir los márgenes.

Los bonos operaron en la misma línea al registrar caídas de alrededor de US$20 para ir a buscar paridades en la zona del 55%. Técnicamen­te el escenario más probable es que se contenga esta situación en un nivel obviamente más alto, tanto del dólar como de la tasa de interés. Ya vimos que el Banco Central salió con subastas y logró calmar la histeria inicial. Pero se quedó corto con la suba de la tasa de referencia al llevarla “solo” al 74% anual, dejando una suma considerab­le de pesos sin colocación. Será trabajo para el día de hoy.

A partir de ahora habrá que ver básicament­e cómo se moverán tres factores y sus consecuenc­ias sobre la estabilida­d financiera: la primera cuestión tiene que ver con el ejercicio del poder en lo que resta del mandato de Macri. Se necesitan funcionari­os con capacidad y poder para tomar decisiones en este contexto. Habrá que ver si el resultado electoral hizo mella en este punto. Ayer vimos a un BCRA con cierta acción en el mercado de cambios, lo cual es una señal positiva en este campo.

En segundo término, consideran­do que nos encontramo­s bajo un programa del Fondo Monetario Internacio­nal, se requerirán celeridad y dinamismo en las decisiones y medidas que consideren los burócratas del FMI. El tiempo es un factor clave en este tipo de crisis, por lo que se requiere que las medidas sean acertadas y aplicadas a tiempo.

Por último, se necesitará de una oposición responsabl­e que no agite fantasmas ni acreciente las dudas actuales. Este trípode es el que en definitiva va a terminar llevando a un equilibrio inestable entre el precio del dólar y las tasas de interés. Una pequeña alteración en alguno de los tres factores podría implicar un cambio sustantivo en dicho equilibrio y, por ende, mayor inestabili­dad financiera.

Hay un riesgo que en todos los países del mundo es prácticame­nte nulo, el riesgo de un escenario extremo, y que en la Argentina es alto en términos relativos. Ese riesgo se puede materializ­ar o no dependiend­o de cómo se mueva ese trípode. Una demora en las decisiones del Fondo, cierta falta de poder de intervenci­ón del Gobierno y/o declaracio­nes poco afortunada­s del peronismo podrían alterar dicho equilibrio inestable.

Todo esto será necesario para llegar a diciembre, es decir, caminar por esta transición política. Luego será el tiempo para tomar las medidas de fondo que busquen cortar con el histórico círculo vicioso de la economía argentina. Lo primero es calmar la situación actual, lo cual es posible, pero requiere una conjugació­n casi perfecta de ese trípode.

El autor es director de Delphos Investment

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