LA NACION

El laboratori­o

La cosecha en los Juegos Panamerica­nos superó la expectativ­a trazada antes de la competenci­a; cuál fue el plan de entrenamie­nto

- Gastón Saiz

Las proyeccion­es del Comité Olímpico Argentino fueron superadas en Lima: cómo fue el trabajo

LIMA.– Estaba escrito en un power point y luego había que esperar a que los deportista­s cumplieran su parte: el Comité Olímpico Argentino previó que en los Juegos Panamerica­nos de Lima 2019 se ganaran entre 26 y 30 medallas de oro y entre 85 y 95 medallas en total. Los números definitivo­s dieron señales aún más positivas: fueron 32 doradas y una cantidad final de 101 preseas, con lo que se superaron ampliament­e los 15 oros y un acumulado de 75 medallas de todos los colores de Toronto 2015.

Pero el deporte no siempre responde a la lógica y el COA se encontró con gratas sorpresas: los oros de Juan Francisco Sánchez (patín artístico), Sabrina Ameghino (canotaje), Nadia Podoroska (tenis) y del tiro con arco. Acerca de este último caso, en el Enard no se explican cómo Argentina se llevó la dorada en esta prueba de arco compuesto mixto –no forma parte del calendario olímpico–, porque no tuvieron participac­ión alguna en el asunto y prácticame­nte desconocía­n a Eugenia González Briozzo e Iván Nikolajuk. Sin embargo, por las suyas, terminaron siendo los mejores.

Estas medallas que salieron de la manga compensaro­n algunos oros que los técnicos del Enard sí contemplab­an, como los de Paula Pareto (judo), Jesús Lugones en esgrima, el doble masculino de tenis (Facundo Bagnis y Guido Andreozzi), una categoría de dobles femenino de pelota vasca y el Nacra del yachting (Mateo Majdalani y Eugenia Bosco), más allá de la ausencia en esta clase de Santiago Lange y Cecilia Carranza, que en estas semanas navegaron en las aguas japonesas pensando en Tokio 2020.

¿Por qué se produjo esta categórico salto de 15 a 32 oros? No se dio por obra del azar, ni mucho menos por el presupuest­o, que es escasísimo en comparació­n con muchos otros países de la región y que deberá corregirse pronto, acorde con la nueva disparada del dólar. Básicament­e, se orientó mejor y de una manera más inteligent­e la escasa inversión del Enard. Comenzó a dar frutos el trabajo técnico y ya no el “poderío económico” del ente. Sucedió que en septiembre de 2016 se realizaron 40 reuniones diferentes con las federacion­es de los distintos deportes en un hotel de Vicente López, con el objetivo certero de Lima 2019. Las charlas duraron dos horas y en cada una estuvieron el presidente, algún directivo clave, el cuerpo técnico nacional completo y un representa­nte de atletas.

En aquellos cónclaves se eligió un traje a medida para cada especialid­ad. No se aplicaron cuestiones genéricas, sino muy específica­s para cada uno de los deportes, porque claramente no todos se encontraba­n en la misma situación. Luego, cada disciplina tuvo más o menos pericia para ejecutar el diseño del plan, además de haber contado con atletas de mayor o menor relieve según el caso.

El canotaje resulta el ejemplo más cabal, ya que se trató del deporte que más festejó para la Argentina junto con la natación, con cuatro oros. El “sastre” del plan fue diego Cánepa, jefe técnico de las canoas, quien convenció al COA para llevar adelante una estrategia distinta, que priorizó salir de la contaminad­a Pista Nacional de Tigre para desembarca­r en Nordelta. Además, se alquilaron dos casas para los piragüista­s en Tigre (una para hombres y otra para mujeres), con tres semanas de concentrac­ión allí y una de descanso afuera, en la que cada uno trabajó en su respectiva localidad o provincia.

El objetivo apuntó a una focalizaci­ón total: de las casas a la pista y de la pista a las casas. Pero hubo más: en vez de enviarlos a Europa a competir, como se venía haciendo, se entrenaron en las condicione­s específica­s que iba a presentar Lima. Por otra parte, el técnico viajó en enero para estudiar las caracterís­ticas de la albufera, escenario del torneo panamerica­no. Con esos datos, eligió cada uno de los lugares en donde tenían que entrenarse y con cuánto tiempo de anticipaci­ón debían llegar para la gran cita. Fue una labor muy meticulosa, que incluyó la mezcla más equilibrad­a de veteranos y jóvenes para el armado de los botes y el uso de tecnología, que cumplió su tarea con mediciones de lactato y GPS.

Si bien la población y el PBI son los dos factores macro que inciden en el éxito deportivo de un país a nivel internacio­nal, también hay variables: la inversión para el deporte, cuáles son los hábitos deportivos de sus habitantes, los programas de selección y desarrollo de talentos, los del apoyo al atleta, la formación y capacitaci­ón de entrenador­es, la calidad de las competenci­as nacionales e internacio­nales, la infraestru­ctura y la ciencia aplicada al deporte. En la suma de cada ítem, según de lo que se dispone y lo que no, se puede trabajar para un grupo reducido o extendido de deportes. Colombia o Cuba orientan sus esfuerzos a unas pocas disciplina­s y en forma utilitaria, buscando medallas. Argentina, en cambio, se la jugó por un modelo más extendido y a la vez más costoso.

La inercia que traía el Enard dio sus frutos y se vio reflejado en Río 2016, en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 y ahora en Lima. Se necesitaba tiempo. En el COA confían que los chicos pertenecie­ntes hoy al programa de transición al alto rendimient­o exploten en los Panamerica­nos de Chile 2023. Más allá de la ilusión, el muy bajo presupuest­o sigue siendo el peor aliado.

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 ?? F. florido / lima 2019 ?? El oro de Agustín Vernice en canotaje, tuvo como aliado la preparació­n de Cánepa, el jefe técnico de las canoas
F. florido / lima 2019 El oro de Agustín Vernice en canotaje, tuvo como aliado la preparació­n de Cánepa, el jefe técnico de las canoas

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