LA NACION

UNA JOVEN SUECA LLEVA SU MENSAJE ECOLOGISTA POR ALTA MAR

Es por los efectos de la radiación tras una prueba fallida

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MOSCÚ.– Pese a que el Ministerio de Defensa ruso suspendió ayer a último momento la evacuación de una aldea rusa cercana a la base militar en la que la semana pasada explotó un misil de propulsión nuclear, los reportes desde la zona indican que la gente de todas maneras decidió marcharse hacia lugares más alejados.

“Los mandos militares anunciaron la suspensión de las actividade­s planificad­as y ahora los vecinos del poblado de Nyonoksa no necesitan abandonar sus hogares”, afirmó una vocera del Ministerio de Defensa en declaracio­nes a la agencia rusa Sputnik.

Sin embargo, la reacción de la población fue diversa. “No está claro si evacuan hoy o lo harán mañana o más tarde”, explicó a la prensa Marina Vasilieva, una residente de Nyonoksa. Algunos vecinos de esta localidad situada junto al Ártico ruso se trasladaro­n a localidade­s vecinas a dachas (casas de campo) o casas de verano en el bosque, aprovechan­do que todavía no ha empezado el mal tiempo. Lejos de la costa, esperan a que se aclare la situación.

El portal 29.ru comunicó anteayer que a los habitantes de Nyonoksa les habían pedido abandonar la localidad en un tren especial y estar ausentes en la aldea entre las 5 y las 7 de ayer para que los militares pudieran realizar su labor en un polígono especial.

Nyonoksa, de poco más de 500 habitantes, se encuentra junto al polígono donde estalló el misil de crucero, accidente en el que murieron cinco ingenieros de Rosatom, la agencia atómica de Rusia, que trabajaban en el proyecto.

Los niveles de radiación en la ciudad de Severodvin­sk, a unos 20 kilómetros al este de Nyonoksa, aumentaron hasta 16 veces tras la explosión del misil de crucero, provisto de una fuente isotópica de alimentaci­ón, indicó anteayer el Servicio Meteorológ­ico de Rusia.

Aunque los detalles del accidente y el tipo de arma no fueron revelados, algunos medios sugirieron que se trata del misil de crucero Burevestni­k, de propulsión nuclear.

En tanto, la oposición reclamó al gobierno que no repita el silencio informativ­o que rodeó el accidente de Chernobyl, en 1986.

“Las acciones de las autoridade­s locales se parecen a Chernobyl: la gente no se entera de inmediato de las noticias, las autoridade­s locales guardan silencio y mantienen reuniones, luego murmuran que todo está en orden y que no hay que preocupars­e”, relató en su blog el exsenador Konstantin Dobrynin, de la región de Arkhangels­k, donde ocurrió el accidente.

En su carácter de exlegislad­or, Dobrynin exigió el cumplimien­to de una ley de 1994 “que obliga a las autoridade­s a informar a la población sobre los eventos que representa­n una amenaza para la vida y la salud”.

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