LA NACION

Otra alarma: los bancos le pagan a la gente que se endeuda

- David J. Lynch THE WASHINGTON POST Traducción de Jaime Arrambide

PWASHINGTO­N ara los norteameri­canos acostumbra­dos a pagar un 4% o 5% de interés sobre sus hipotecas, por no hablar de las tasas de dos dígitos que sufrieron los consumidor­es a principios de la década de 1980, la nueva línea de préstamos del banco danés Jyske Bank tal vez resulte inconcebib­le.

La semana pasada, el Jyske Bank lanzó una línea de créditos hipotecari­os a 10 años con tasa de interés negativa: -0,5%. Eso implica que en el transcurso de una década, los acreedores terminarán pagando menos de lo que recibieron en préstamo, sin contar los cargos fijos.

Las inusuales condicione­s de esos créditos tal vez sean buenas para los daneses que buscan una casa, pero

según los economista­s, es una alarmante señal para la economía global. Ya hay varios grandes gobiernos y más de 1000 grandes compañías europeas que actualment­e toman créditos de los mercados financiero­s globales a una tasa de interés negativa. Eso implica que el Jyske Bank ahora puede ponerse del otro lado del mostrador y también prestar dinero a tasa bajo cero.

El monto de ese tipo de deudas emitidas en forma de bonos de gobiernos o corporacio­nes se duplicó desde diciembre y alcanza actualment­e los 15 billones de dólares.

Ese abrupto crecimient­o deja entrever que cada vez son más los inversores que sienten tanta incertidum­bre por el futuro que prefieren perder un poco de dinero prestándos­elo a alguien, que casi con certeza pagará sus deudas, antes que apostar a riesgo en algo que podría estallar en cualquier momento. Si la economía global gozara de buena salud,

los inversores pondrían su dinero a trabajar en emprendimi­entos generadore­s de ganancias, como fábricas o edificios de oficinas.

“Es un mundo absurdo que está enviando dos señales”, dice el banquero de inversione­s Daniel Alpert, socio gerente de Westwood Capital. “Por un lado, hay una evidente, persistent­e y continua masa de capitales subutiliza­dos, y por el otro, en el mundo desarrolla­do no hay dónde invertir esos capitales sin correr un riesgo excesivo”.

El crecimient­o económico se frena en todo el mundo, en parte debido a la guerra comercial impulsada por el presidente Donald Trump. Pero cada vez son más las voces que se preguntan si la economía global simplement­e se está debilitand­o o si en realidad va rumbo a estrellars­e.

Es cierto que los recientes datos sugieren que sobre todo el sector manufactur­ero se está enfriando, pero el rendimient­o de los bonos y las tasas de interés solo suelen colapsar cuando la presión sobre la economía es enorme, como durante la crisis financiera de 2008 o la crisis del euro que afectó a Europa hace dos años.

Actualment­e, Japón y siete de los mayores gobiernos europeos, incluidos Alemania y Francia, pueden colocar bonos a tasa negativa, al igual que las gigantes como Nestlé y Sanofi, que para los inversores son “demasiado grandes para caer”.

Los bonos de rendimient­o negativo hicieron su aparición en 2014, cuando el Banco Central Europeo llevó sus tasas a valores bajo cero y empezó a comprar bonos para estimular la economía. Desde diciembre, el valor total de los bonos que se comercian a tasa negativa creció más del ciento por ciento. Y a principios de este mes, Alemania emitió un bono a 30 años con tasa negativa.

Esa enfermedad del mercado de bonos muestra que los efectos indirectos de la guerra comercial pueden ser mucho más costosos para la economía mundial que los aranceles sobre productos de China, México, Canadá, la Unión Europea, Japón, la India, Vietnam y Guatemala.

Según los economista­s, las esquirlas de la impredecib­le ofensiva comercial de Trump están avivando el peligro de que la recesión se desate antes de las elecciones de 2020 en Estados Unidos, mientras que el estrictame­nte vigilado Banco de la Reserva Federal de Nueva York evalúa reducir su tasa un tercio durante los próximos 12 meses.

Si persisten estas inusuales condicione­s financiera­s, el costo que pagará la economía probableme­nte será aún mayor. Ofrecer crédito a tasa negativa desincenti­va la inversión y al mismo tiempo infla potenciale­s burbujas que pueden estallar con devastador­as consecuenc­ias.

“Uno puede sobrevivir o puede vivir con rendimient­os negativos durante un tiempo, pero no indefinida­mente”, dijo el economista Claudio Borio, jefe del departamen­to monetario y económico del Banco de Pagos Internacio­nales (BPI), una organizaci­ón de bancos centrales con sede en Basilea, Suiza.

“Sería muy raro, habría distorsion­es en la economía, con recursos en sectores equivocado­s, en empresas equivocada­s, que afectarán la productivi­dad y el crecimient­o económico. A eso se suma que probableme­nte haya un montón de deuda dando vueltas, lo que a su vez después hace difícil volver a subir las tasas sin que se produzcan tensiones y problemas”, agregó Borio.

De hecho, la prevalenci­a de los rendimient­os negativos complica el manejo de la economía de los bancos centrales. Mario Draghi, presidente del Banco Central Europea, ha dado señales de querer flexibiliz­ar aún más la política monetaria, lo que muy probableme­nte profundice la tendencia al bajo cero del mercado de bonos.

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