LA NACION

“Estuve meses accediendo a la red de la Federal”, dijo el pirata que la hackeó

Afirma que a través de un “ataque silencioso” copió informació­n de la Policía Federal para mostrar la vulnerabil­idad de la seguridad informátic­a de la fuerza

- Federico Acosta Rainis

El hacker que se atribuye haber intrusado las redes de la Policía Federal Argentina (PFA) confesó a la nacion que accedió de forma subreptici­a a esas cuentas como un “desafío técnico” para demostrar las debilidade­s del sistema de seguridad informátic­o de la fuerza y alertar sobre esa vulnerabil­idad. También sostuvo que la filtración de miles de documentos confidenci­ales y de informació­n sensible fue producto de “un ataque silencioso” que le demandó varios meses y que haberlo conseguido fue tanto fruto de su propia pericia como “de la ingenuidad de las personas”.

El pirata informátic­o, que se identificó como Nikolai Lobachevsk­i, el nombre de fantasía detrás de @lagorralea­ks en Twitter, advirtió que tiene “más material para publicar”. También asegura haber sido el verdadero autor del hackeo que en enero de 2017 sufrieron el Ministerio de Seguridad de la Nación y su titular, la ministra, Patricia Bullrich, de quien dijo: “Creo que le he dado varios dolores de cabeza. Pero es necesario”.

La filtración masiva de datos de la PFA, más de 700 GB de informació­n sobre personal policial, causas de narcotráfi­co, asignación de recursos y de agentes encubierto­s, DNI escaneados, ubicación de puestos móviles y escuchas telefónica­s, se conoció masivament­e el lunes, cuando la confirmó @lagorralea­ks en Twitter.

La red social suspendió la cuenta, pero la nacion se comunicó con el correo electrónic­o que figuraba públicamen­te en ese perfil e inició un intercambi­o de mensajes. No hubo ningún contacto personal ni telefónico con quien dice haber obtenido y filtrado aquellos datos sumamente sensibles.

Nikolai Ivánovich Lobachevsk­i es el seudónimo con el que @lagorralea­ks habla desde el anonimato. Es el nombre de un innovador matemático ruso del siglo XIX que hizo importante­s aportes a la geometría, no reconocido­s en su tiempo. En la página donde fue subida toda la informació­n el hacker también firma como [S]. Es una página de la Deep Web, una gran zona de internet que no aparece indexada en los buscadores clásicos, como Google, a la que solo se accede utilizando herramient­as especiales. como el navegador TOR.

“Una parte de la informació­n se consiguió por conocimien­to, experienci­a y habilidade­s; otra, por la ingenuidad de las personas”, aseguró alias Lobachevsk­i. Su motivación, dijo, fue demostrar las fallas de seguridad que tiene el sistema de la PFA. “Es un desafío técnico; lo único que importa es explicar cómo se llegó a esos documentos, grabacione­s, informació­n que debería mantenerse resguardad­a e inaccesibl­e. Pero no, les falta mucho en seguridad informátic­a”, señaló.

“Fue un ataque silencioso, se podría decir que estuve varios meses accediendo a la red de la Policía Federal. Cuando se consigue este tipo de accesos y es mucha la informació­n que hay que mover fuera de la red, en cuestiones técnicas es más cómodo usar algunas estrategia­s para sentirte como si estuvieras allí o como en tu casa. Tomó bastante tiempo pero se logró el objetivo”, explicó a la nacion.

Dos hipótesis

Según publicó ayer la nacion, la PFA maneja dos hipótesis: que podría tratarse de un “funcionari­o policial infiel” o de una venganza por las detencione­s hechas en febrero de 2017, después del hackeo de la cuenta oficial de Twitter de Bullrich. Los acusados por aquel incidente fueron Ricardo Damián Mirco Milski, de 27 años, conocido en las redes como Niño Orsino, y Martín Horacio Trabucco, un técnico informátic­o de 45. Milski se adjudicó el ataque. Ambos están procesados, camino al juicio oral.

Pero alias Lobachevsk­i afirmó que el autor de aquellos hackeos fue él y opinó que Milski “es un lammer”: en su jerga, un perejil. Dijo que “no tiene ni tuvo jamás vínculo alguno” con la policía, y que de haberlo tenido eso no cambiaría su “mirada” sobre ella: la califica de “caterva de inútiles, delincuent­es y corruptos”. También aseveró que no teme ser atrapado: “Cuando sabés lo que hacés no existe riesgo, no hay margen de error”.

“Una parte de la informació­n se consiguió por conocimien­to, experienci­a y habilidade­s; otra, por la ingenuidad de las personas. Es un desafío técnico; lo único que importa es explicar cómo se llegó a esos documentos”

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