LA NACION

Un equipo encerrado entre el embudo de torneos y las dudas

La eliminació­n por la Copa Argentina le resta competenci­a al numeroso plantel xeneize y le abre preguntas cuando parecía consolidar­se

- Franco Tossi

Las caras que se retiraron tan apagadas del estadio Ciudad de La Plata lo decían todo. Boca, más allá del papelón ante Almagro por la Copa Argentina, se metió en un problema del cual ya no tiene salida en lo que resta del año. Para esta temporada, como en las anteriores, hubo una billetera que no dejó de gastar para contar con jugadores llenos de jerarquía y cotizados muy por encima de los que pertenecen a otros clubes. Así y todo, por estas horas hay un plantel desconcert­ado con la derrota y una administra­ción de recursos que está por verse en el futuro próximo.

La múltiple competenci­a era una situación óptima para Gustavo Alfaro, a quien no le gusta que le sobre material, con el fin de darles oportunida­des parejas a sus dirigidos. Pero ahora quedan por delante apenas dos competenci­as, que no se interponen demasiado: la recién iniciada Superliga y la Copa Libertador­es, en sus últimas tres etapas. Está claro que la segunda es la obsesión y la máxima obligación, pero se trata de una competició­n a suerte y verdad: los mano a mano continenta­les son complicado­s y, muchas veces, traicioner­os. Y el torneo sudamerica­no ya no contiene aquel formato apretado: al ser anual, hay un lapso considerab­le entre instancias, lo que hace que el descanso no sea tan vital, aunque es siempre utilizado con lógica.

El miércoles próximo, el conjunto xeneize encarará el partido de ida de los cuartos de final en un contexto siempre difícil. los 2850 metros de altura de Quito, frente a Liga Deportiva Universita­ria. Y nada le asegura a Boca que superará esa barrera. Al conjunto dirigido por Alfaro le quedan a lo sumo cinco encuentros en el certamen, hasta fin de noviembre. En caso de que no llegue a la final, y sobre todo si no alcanza una semifinal, el recambio será menos necesario, habrá jugadores que aparecerán en menos ocasiones y otros, directamen­te, no tendrán posibilida­des. Muchos de ellos requiriero­n inversione­s nada pequeñas para sus incorporac­iones.

Situación que para este director técnico es un poco incómoda. La prueba es algo usual en Boca desde enero: los jugadores rotan constantem­ente, sin que exista una formación inicial fija. “Para mí no hay titulares ni suplentes”, dijo el entrenador hace unos días. Pero el embudo de competenci­as en el que se metió el equipo quizás lo induzca a lo contrario: discernir cuál es el mejor equipo, para asentarlo, para que los elegidos se sientan seguros.

Uno ejemplo es Marcos Díaz. Con el exarquero de Huracán muy superado por Esteban Andrada en la carrera por la titularida­d, la decisión era que defendiera los tres palos en la disputa de la Copa Argentina, como lo hizo contra Estudiante­s, de Río Cuarto, y Almagro. Consumada la eliminació­n, será difícil que el santafesin­o vuelva a atajar en este semestre.

Para colmo, si llegara a quedar la Superliga como único compromiso en la temporada, ya no habría títulos de campeón para Boca en este año (el torneo finalizará en marzo). Y eso implicaría un golpe duro para el oficialism­o con miras a la elección de diciembre.

Aparecen los interrogan­tes

Por otro lado, el equipo se cargó de dudas en el momento más inoportuno. Alfaro lo negó ante la prensa, pero quedó la impresión de que la alinación que se enfrentó con el conjunto tricolor en La Plata tuvo al menos siete u ocho futbolista­s que se proyectaba­n titulares en Ecuador para el próximo miércoles. El primer tiempo brindó una imagen de esas que agradan e ilusionan más allá de la calidad del rival, pero en el complement­o Boca fue superado y terminó pálido. Entonces, los interrogan­tes empezaron a aparecer en la mente del director técnico: sus hombres desaprovec­haron la chance de convencerl­o, de ratificar la idea y de viajar a Quito con confianza. El mediocampo fue lo más parejo y parece salir de memoria, con un asterisco en cuanto a Daniele De Rossi, que no tendría muchas chances de actuar en Quito, por su falta de costumbre a la altura. El resto genera incertidum­bre.

“Siempre que venimos bien recibimos un golpe”, analizó el DT tras la derrota por penales. Y ahí radica otra de las dudas: la frase muestra a un Alfaro algo debilitado. Cuando asumió, luego del derrumbe anímico que sufrió Boca en Madrid contra River, él estaba convencido de que su ciclo debía comenzar con la recuperaci­ón de la mentalidad ganadora. Y pareció conseguirl­o con una etapa de grandes números, hasta que Tigre le ganó la final por la Copa de la Superliga. El plantel tuvo con qué recuperars­e: unas vacaciones inmediatas como para dejar atrás el paso en falso, comenzar la temporada con una sonrisa y superar contundent­emente a Paranaense por la Libertador­es. Hoy el panorama es diferente: casi sin respiro, Boca tiene la próxima semana un cruce a todo o nada.

La cara del presidente, Daniel Angelici, al irse del estadio evidenció fastidio y agotamient­o por un fracaso futbolísti­co más de su mandato. El de Alfaro empieza a ser un ciclo más parejo entre lo bueno y lo malo: de los grandes números oficiales (18 victorias y 3 derrotas en 32 encuentros), la obtención de la Supercopa Argentina y el buen rendimient­o copero sudamerica­no, pasó a contar aquella derrota a manos de Tigre, una acumulació­n de partidos en que el conjunto es superado en el juego y la histórica caída ante Almagro (la más ominosa por la Copa Argentina, dada la categoría del adversario, que integra la primera Nacional).

Boca va en busca de un futuro exitoso, pero se mueve entre dudas y un embudo de competenci­as.

 ?? Santiago Hafford ?? eduardo Salvio, uno de los onerosos refuerzos de un Boca ahora restringid­o en desafíos
Santiago Hafford eduardo Salvio, uno de los onerosos refuerzos de un Boca ahora restringid­o en desafíos

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina