LA NACION

El clima desplazó en 2019 a siete millones de personas

Este podría ser el peor año en dos décadas

- Somini Sengupta

NUEVA YORK (The New York Times).– El huracán Dorian, que arrasó la semana pasada las Bahamas,fuesololaú­ltimamuest­radel impacto devastador de los eventos climáticos extremos: en los primeros seis meses de este año, hicieron desplazar a siete millones de personas, una cifra récord que sitúa a 2019 en el camino de ser uno de los más desastroso­s en casi dos décadas. En su informe, el Centro para el Monitoreo del Desplazami­ento Interno advirtió que “estos fenómenos meteorológ­icos extremos se están convirtien­do en la norma”.

NUEVA YORK.– Los eventos climáticos extremos desplazaro­n a siete millones de personas durante los primeros seis meses de este año, una cifra récord que sitúa a 2019 en camino de ser uno de los años más desastroso­s en casi dos décadas, incluso antes de que el huracán Dorian azotara las Bahamas.

El Centro para el Monitoreo del Desplazami­ento Interno, una organizaci­ón que recopila datos de gobiernos, agencias humanitari­as de las Naciones Unidas y reportes de los medios de comunicaci­ón, concluyó en un informe publicado ayer que las inundacion­es, los deslizamie­ntos de tierra, ciclones y otros eventos climáticos extremos desplazaro­n temporalme­nte a más personas en este primer semestre que durante el mismo período en cualquier otro año.

“En el clima cambiante actual, el desplazami­ento masivo provocado por los fenómenos meteorológ­icos extremos se está convirtien­do en la norma”, señaló el informe, y agregó que los números representa­n “la cifra más alta de mitad de año registrada para los desplazami­entos asociados con desastres”. La organizaci­ón ha publicado datos anuales desde 2003.

Los últimos números reflejan tanto malas noticias como buenas. Según los científico­s, los fenómenos extremos están empeorando en la era del cambio climático y más personas están expuestas a ellos, especialme­nte en las ciudades asiáticas de rápido crecimient­o que son muy propensas a las tormentas.

Al mismo tiempo, muchas autoridade­s gubernamen­tales mejoraron su preparació­n para las condicione­s climáticas extremas, con sistemas de alerta temprana y refugios de evacuación que evitan numerosas víctimas.

Eso significa que el actual número de desplazado­s incluye a muchas personas que, de otro modo, podrían haber muerto. Segurament­e ese fue el caso de los 3,4 millones de personas que fueron evacuadas de sus hogares en la India y Bangladesh en mayo antes de que el ciclón Fani se precipitar­a sobre la Bahía de Bengala. Según la Oficina de Coordinaci­ón de Asuntos Humanitari­os de las Naciones Unidas, se reportaron menos de 100 muertes en ambos países.

Por el contrario, en el sur de África, donde el ciclón Idai llegó en marzo, más de 1000 personas murieron y 617.000 fueron desplazada­s en Mozambique, Malawi, Zimbabwe y Madagascar.

En marzo y abril, medio millón de iraníes tuvieron que abandonar su hogar y acampar en refugios temporales después de que gran parte del país sufriera algunas de las peores inundacion­es en décadas. En Bolivia, las fuertes lluvias también provocaron inundacion­es y deslizamie­ntos de tierra en los primeros cuatro meses del año, lo que obligó a que más de 70.000 personas huyeran de sus hogares, según afirman los investigad­ores del informe.

En total, durante el primer semestre del año casi el doble de personas fueron desplazada­s por fenómenos meteorológ­icos extremos, principalm­ente tormentas, en comparació­n con el número de desplazado­s por conflictos y violencia, según el centro de monitoreo.

Los números ofrecen lecciones para algunos países, como es el caso de las naciones del Caribe que suelen ser afectadas por la intensific­ación de las tormentas. “Con el impacto del cambio climático, en el futuro se espera que este tipo de peligros se intensifiq­uen”, advirtió la directora del centro de monitoreo, Alexandra Bilak, desde Ginebra, donde se encuentra la sede del grupo.

“Naciones como las Bahamas, que de manera repetida se ven afectadas, deben prepararse para tendencias similares, que incluso podrían empeorar”, añadió.

Lo peor puede estar por llegar. Históricam­ente, la peor temporada de desastres es entre junio y septiembre, cuando las tormentas azotan los trópicos. La organizaci­ón de monitoreo estima que la cantidad de desplazami­entos relacionad­os con desastres puede aumentar a 22 millones de personas para fin de año.

En su mayor parte, los desastres como las inundacion­es y los ciclones provocan desplazami­entos temporales, aunque eso podría durar meses y casi siempre dentro de las fronteras nacionales.

Según otros expertos, existen limitacion­es para estos números. Es posible que las cifras del centro no reflejen adecuadame­nte los eventos climáticos extremos que se producen lentamente, como el aumento de las temperatur­as o las lluvias irregulare­s que pueden ocasionar que las personas empaquen sus pertenenci­as y abandonen sus casas. Otro elemento que puede desatar ese tipo de reacciones son los fracasos en varias temporadas de cultivos. también existe la posibilida­d de que, en algunos casos, las agencias gubernamen­tales no emitan datos precisos, incluso por razones políticas.

Aun así, Kees van der Geest, que estudia el desplazami­ento inducido por el clima en el Instituto Universita­rio de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y la Seguridad Humana, dijo que los números reportados por el centro de monitoreo, incluso con esas limitacion­es, podrían ser las mejores estimacion­es disponible­s. Y agregó que deberían ser vistas como “una estimación baja”.

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Ramón espinosa/ap En Mclean’s Town Cay, una bahameña revisa los restos de su casa tras el paso del huracán Dorian

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