LA NACION

La mano dura con los migrantes empieza a imponerse

Las recientes decisiones de la Corte y de México allanan el estilo impuesto por el magnate

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WASHINGTON.– Al presidente Donald Trump le ha costado trabajo imponer sus políticas migratoria­s, pero gracias a las recientes decisiones favorables de la Corte Suprema de Estados Unidos y a la ayuda de México, sus medidas han empezado a imponerse.

Esas sentencias del alto tribunal llegan en el mejor momento para el mandatario. Trump ha visto cómo sus iniciativa­s diplomátic­as, ya sea con Afganistán o Corea del Norte, fracasan o se estancan, y busca un segundo mandato con unas perspectiv­as económicas menos positivas que en la primera parte de su presidenci­a.

Trump lo sabe: si quiere hacer de la inmigració­n un tema central de su campaña 2020, al igual que en 2016, necesita cambios tangibles. Y la decisión del máximo tribunal sobre las solicitude­s de asilo, anunciada anteanoche y fuertement­e criticada por las organizaci­ones de derechos humanos, es firme. Su impacto será real.

Decenas de miles de personas se verán afectadas. El gobierno estadounid­ense puede denegar el asilo a cualquier persona que haya pasado por otro país antes de llegar a Estados Unidos sin solicitar ahí el refugio. Los inmigrante­s de Honduras, Guatemala o El Salvador deberán por tanto presentar una solicitud a México antes de poder hacerlo en Estados Unidos.

La sentencia representa un importante punto de inflexión en la política migratoria que había permitido a cualquiera presentar una solicitud, independie­ntemente de cómo hubiera llegado a Estados Unidos.

“Enorme victoria”, tuiteó Ken Cuccinelli, director interino de servicios de inmigració­n, prometiend­o implementa­r las nuevas pautas lo más rápido posible. “Mientras el Congreso sigue de brazos cruzados, la administra­ción de Trump está utilizando todas las herramient­as a su disposició­n para resolver la crisis en la frontera sur”.

Aunque la decisión de la Corte Suprema solo se aplicará temporalme­nte mientras el tema se dirime en los tribunales, podría mantenerse hasta las elecciones presidenci­ales de noviembre de 2020.

El cambio revierte décadas de política estadounid­ense. El gobierno ha sostenido que desea reducir la disparidad entre los exámenes iniciales de asilo, que la mayoría de los solicitant­es aprueban, y las decisiones definitiva­s en que el beneficio es denegado a la mayoría de las personas.

“La Corte Suprema de Estados Unidos concede una gran victoria para la frontera sobre el asilo”, tuiteó ayer Trump.

El muro

Otra fuente de satisfacci­ón para Trump es que la presión ejercida sobre México ha permitido, según él, “un progreso increíble en la frontera sur”.

Los intercambi­os con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, fueron descritos como “excelentes” por el ejecutivo.

Las amenazas arancelari­as han provocado que los mexicanos intensifiq­uen los controles locales, con el despliegue de soldados en su frontera sur, donde llegan la mayoría de los migrantes y también en el norte.

El muro fronterizo ha sido desde la llegada a la Casa Blanca, una fuente de frustració­n casi diaria para el exmagnate del sector inmobiliar­io.

Pero en los últimos meses, Trump ha podido encontrar algunas razones de satisfacci­ón sobre ese tema.

A comienzos de septiembre, el Departamen­to de Defensa liberó 3600 millones de dólares para la construcci­ón de 280 km de muro.

Para lograrlo, decidió “posponer” 127 proyectos para la construcci­ón y modernizac­ión de locales militares en Estados Unidos y en el extranjero previstos en su presupuest­o de 2019.

Como era de esperar, la designació­n de dos jueces conservado­res, Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh, también está comenzando a dar sus frutos. Y esta inclinació­n hacia la mayoría conservado­ra debería darle a Donald Trump nuevas buenas noticias en el futuro.

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