LA NACION

Con el corazón “Ahora vamos por la final del mundo”, fue la arenga de Sergio Hernández, el conductor de un sueño

Sergio Hernández dirigió el equipo que cayó ante España por un punto en la semifinal del Mundial de Japón 2006; hoy, con un grupo diferente, siente que tiene mayor ascendenci­a sobre el plantel y se ilusiona con pelear por el título

- Diego Morini

PEKIN, China.– “Me da pena que hayan venido hasta acá y no hablar con ellos…”, “¿Cómo la están pasando?” “Si necesitan cambiar dinero y se les complica, le podemos pedir al asistente local que nos acompaña a nosotros para que los ayude”, “Quiero salir a tomar un poco de aire para no estar todo el tiempo con la cabeza embotada”, “Respetamos a todos los rivales, pero nosotros queremos competir, este equipo quiere hacerlo”, “Los quiero con la cabeza acá”. “Queremos más, nunca nos conformamo­s”.

Todas y cada de una de esas frases pertenecen a la misma persona. No tiene demasiadas vueltas. Es inteligent­e y con tacto. Es serio y rígido. Es cercano y gentil. Distante y medido. Divertido y ocurrente. Tiene la habilidad de moverse con mucha facilidad entre todas esas facetas. Sabe qué decir y cómo. Convence con un puñado de palabras. Sergio Hernández, a los 55 años, tiene el pulso necesario. El bahiense es el conductor de la selección de la Argentina que está haciendo historia en esta Copa del Mundo y tendrá a Francia por delante. Es el cerebro de un estilo diferente, el hombre que supo elegir cómo rodearse en su staff técnico, el que le dio rienda suelta al talento desenfrena­do de Facundo Campazzo y el líder que entendió cómo arropar a una leyenda: Luis Scola.

Está parado en el centro del Wukesong Arena, donde la Argentina jugará la semifinal este viernes ante Francia, mira hacia los costados y su cabeza vuela. Aquí comenzó su historia con el selecciona­do, en 2005, en la Copa Stankovic. Y casualment­e el búnker del conjunto nacional en esta Copa del Mundo, es el Shangrila, es el mismo hotel que ocupó el selecciona­do en aquella oportunida­d. Son 11 años como entrenador principal con los colores celeste y blanco, son miles de experienci­as. Y esta ciudad también tiene un sabor especial para él, porque aquí la Generación Dorada ganó la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos 2008, con Hernández como conductor.

Reunió a los jugadores en el medio de la cancha tras la última práctica antes de la gran cita. Aplaudiero­n como lo hacen siempre, contagiaro­n de energía como en cada ciudad en la que estuvieron, se apiñaron para gritar por la Argentina y antes del saludo final Hernández quedó en el medio de sus jugadores y se alcanzó a advertir que les dijo: “Ahora vamos por la final del mundo”. Así, sin más. Explotó el corazón de los jugadores en un alarido.

De 2006 a hoy

Sobre vuelan las imágenes de aquella semifinal con España, en Japón 2006, con el tiro de Chapu Nocioni que no entró en los últimos segundos (victoria de España 75-74). “En aquella semifinal de 2006 era compartida la presión entre España y Argentina, eran los dos candidatos para salir de campeones del mundo. Si bien nosotros llegamos invictos en aquel entonces, como ahora, era algo más lógico llegar a esta instancia. En cambio ahora es como que llegamos más sorpresiva­mente, por decirlo de alguna manera. Con un equipo con menos experienci­a en lo grupal, no en lo individual, porque algunos juegan en Real Madrid otros en Baskonia, ya estuvieron en España 2014 en Río de Janeiro 2016…”, dice Hernández mientras gesticula y les da más peso a sus palabras.

Revisa su celular, hace bromas, saluda a quien se le ponga por delante. Hace notas en inglés y dice que su manejo del idioma no es bueno, pero inmediatam­ente demuestra que está muy capacitado para el reto. Se le nota en su rostro las horas de viaje entre Dongguan y esta ciudad. Confiesa que sabía del caos de tránsito de esta ciudad y que no lo preocupa estar un poco más agotado de lo habitual. Los recuerdos lo atrapan.

“Hay muchas cosas que pasaron en esta ciudad: mi debut como entrenador principal, la medalla de bronce. Pero bueno, cuando estás en el lío ni pensás en nada. No te das

La selección no es mía, es de todos. Me alegro por la felicidad de todos los argentinos que siguen el deporte y el básquetbol en especial”. SERGIO HERNÁNDEZ DT DE ARGENTINA

cuenta. Yo no me di cuenta que en Japón habíamos jugado la semifinal hasta meses después. Estás en la vorágine, no podés parar. Ahora, cuando te parás a pensar, te das cuenta de que es muy fuerte todo. Es que varios colegas míos, de altísimo nivel, no tienen la chance de jugar un Mundial porque no les toca o no tienen la oportunida­d. Y yo tuve la posibilida­d de estar en tres como entrenador principal, jugar dos semifinale­s y también obtener un quinto puesto (en Turquía 2010). Algo bueno debo haber hecho, ¿no?”, termina la frase y suelta una risa pícara.

Si bien los números que impactan son los que logran Facundo Campazzo y Luis Scola dentro de la cancha, cuando se repasan las estadístic­as también la producción­de Hernández al frente de la Argentina en Mundiales es de 20 triunfos, una marca muy importante. Ahora bien, la efectivida­d como entrenador en la competenci­a es lo que impresiona, porque tiene un 83% en éxitos, ya que sólo sufrió cuatro derrotas (dos en 2006, ante España y Estados Unidos, y dos en 2010, frenta a Serbia y Lituania). Y si bien cuando se le habla de estas cuestiones él tiende a minimizar los números, su reflexión permite entender cómo vive este momento.

“Tengo gran parte de mi vida dedicada al deporte y a esta profesión. Me gustaría que mucha gente cercana pudiera estar en este momento acá en China. Estoy feliz, no puedo decir muchas cosas más. La selección no es mía, es de todos. Me alegro por la felicidad de todos los argentinos que siguen el deporte y el básquetbol en especial”.

Es imposible sacar la referencia de su última semifinal y él acepta las consultas sobre el tema. Explica con detalle cada momento que le viene a la cabeza: “No me acuerdo cómo veía las cosas hace 13 años, pero sí es verdad que en su momento me apoyé en el conocimien­to de mis jugadores para la semifinal con España, porque eran compañeros de ellos en diferentes equipos. Y ahora la responsabn­ilidad recae un poco en mí por el tema de la experienci­a. La sensación es que tengo un poco más de ascendenci­a sobre el equipo de lo que tenía en 2006 para la lectura de la semifinal”.

No sería Hernández si fuese rebuscado. Perdería frescura si no pudiese expresarse como le gusta. No importa la instancia. Está en la antesala de un momento histórico y él vive las cosas de una manera particular. Transmite de una forma diferente. Siempre, pero siempre necesita ponerle su sello a cada momento. En cada respuesta deja su marca.

–¿Cómo se maneja la ansiedad en una instancia como esta y contra una potencia?

–Hay días que son más estresante­s, porque se definen cosas. Cuando jugamos contra Venezuela fue un día especial porque dependíamo­s de ese juego para no estar obligados a ganarle a Polonia al otro partido. Después vino lo de Serbia… Siempre hay algún motivo que te genera cierto estrés. No quiero estar demasiado tranquilo a las puertas de una semifinal porque eso indicaría que hay un conformism­o que no quiero que exista en mí. Así que lo acepto, lo disfruto, me gusta estar un poco nervioso. No más que eso, pero bueno, durante la noche quizá me agarra un poco más el ca…”.

 ?? Xiao Yijiu / afp ?? Con 55 años, Sergio Hernández dirige en su tercer Mundial de básquetbol; a las 9, en China y ante Francia, la selección buscará la final
Xiao Yijiu / afp Con 55 años, Sergio Hernández dirige en su tercer Mundial de básquetbol; a las 9, en China y ante Francia, la selección buscará la final
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a los 55 años, Sergio Oveja hernández está dirigiendo su tercer Mundial como DT principal de la selección argentina: “¿algo bueno debo haber hecho, no?”, dijo con picardía
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