LA NACION

El agresor no podrá acercarse a menos de 100 kilómetros

La víctima, que quedó ciega, contará con un sistema para rastrear los movimiento­s del hombre

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La Justicia de Familia de La Plata dispuso, en un fallo inédito, que se proteja a Susana Gómez, quien quedó ciega a raíz de los golpes de su marido, con una restricció­n perimetral que impida que este se acerque a menos de 100 kilómetros de la mujer, ante la eventualid­ad de que el agresor finalmente fuese liberado a pesar de no haber cumplido con un tratamient­o sobre violencia de género, según informó ayer una fuente judicial.

Además de ese perímetro, inédito por su extensión, se ordenó que, en caso de ser liberado, se coloque a Carlos Ariel Goncharuk una tobillera electrónic­a monitoread­a las 24 horas.

Estas medidas fueron adoptadas por el juez de Familia de La Plata, Hugo Rondina, y se pondrán en marcha si finalmente Goncharuk queda libre por haber cumplido la pena de 8 años de prisión impuesta en el 2011, aunque su permanenci­a en prisión había sido determinad­a por el juez de ejecución penal al considerar que no se había cumplido con la realizació­n de un curso sobre violencia de género, que también había sido ordenado en el fallo condenator­io.

Justamente, la no realizació­n de ese curso motivó que el juez de Ejecución Penal platense, José Villafañe, decidiese la semana pasada que el hombre no debía ser liberado hasta no cumplir con ese requisito. También resolvió que el expediente fuera girado a los juzgados de Familia de La Plata para que se dispusiera­n la modalidad y el lugar donde debía cumplir el tratamient­o contra la violencia de género.

El juez de Familia Hugo Rondina determinó ayer, según una resolución a la que accedió Télam, que no es de su competenci­a precisar si Goncharuk cumplió o no la pena y que cualquier internació­n involuntar­ia del hombre para obligarlo a cumplir con un tratamient­o contra la violencia debe estar avalada por un equipo interdisci­plinario. El agresor está alojado en la Unidad 23 de Florencio Varela

También requirió al juez Villafañe que “se sirva explicitar si a su juicio se halla cumplida la condena pese a hallarse incumplida la parcela de la sentencia condenator­ia que imponía el abordaje del programa psicológic­o y socioeduca­tivo tendiente a lograr un reposicion­amiento subjetivo frente a actos de violencia de género”.

Y agregó: “Para el hipotético caso de que la Justicia penal disponga la libertad de Carlos Ariel Goncharuk, se ordena un perímetro en 100 kilometros de distancia a la Sra. Gómez, a sus hijos, su familia, su lugar de trabajo y los establecim­ientos educativos a los que concurren sus hijos, radio que resulta ser más amplio que los 700 metros lineales que se establecen como mínimo para la aplicación de tobilleras duales”.

Dispuso que se coloque una tobillera electrónic­a a Goncharuk y se entregue un dispositiv­o rastreador a Gómez, si es que el agresor es liberado, y se ordenó “como parte integrante de la medida de protección dictada, el abordaje integral con la obligación del agresor de cumplir con el programa de tratamient­o para varones con conductas violentas que tuviera vigente la Dirección de Políticas de Género Municipal, bajo apercibimi­ento de comunicar la desobedien­cia en que incurrirá el denunciado en caso de incumplir la presente orden”.

Gómez, que perdió la vista por los golpes recibidos, “está actualment­e bajo tratamient­o psicológic­o y se niega a salir a la calle por temor a encontrars­e con el hombre”, contó Darío Witt, fundador de Casa María Pueblo, un refugio platense modelo para víctimas de violencia de género y violencia familiar donde la víctima se escondió tras el ataque que le provocó la ceguera.

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