LA NACION

Temporal y drama: La Matanza, el lugar más golpeado, con 5000 evacuados

Hay otras 15.000 personas afectadas por las lluvias del fin de semana; muchos vecinos se instalaron en carpas junto a la ruta 3, donde reciben donaciones de particular­es y ayuda oficial

- Soledad Vallejos

En marzo cumple 70 años y vive en La Matanza desde hace 40. Estela González dice que ya perdió la cuenta de la cantidad de inundacion­es a las que sobrevivió. “Pasan los gobernador­es, pasan los intendente­s y todo sigue igual. Son 40 años de nada. Yo ahora vivo en el centro, pero mis hijas están acá y el domingo [por anteayer] lloré con mis nietos”, cuenta la mujer, que ayer estaba en el acampe improvisad­o que los vecinos de las localidade­s de Virrey del Pino, González Catán y Gregorio de Laferrère hicieron al borde la ruta 3, en el kilómetro 34, justo en la entrada del barrio Puente Ezcurra.

El temporal que comenzó el viernes pasado y se intensific­ó durante el fin de semana –con más de 250 milímetros caídos en pocas horas– castigó a miles de personas que viven en La Matanza, el municipio que se llevó las peores consecuenc­ias: 5000 vecinos tuvieron que ser trasladado­s a distintos centros de evacuados montados en escuelas y otros 15.000 se vieron afectados por la llegada del agua, que anegó caminos, entró a las casas y echó todo a perder.

La Matanza entró en emergencia, pero las lluvias también golpearon a los municipios de Quilmes, La Plata, Ezeiza, Cañuelas, Lanús, Lomas de Zamora, La Matanza, Magdalena, Esteban Echeverría, San Vicente y Chivilcoy. Según fuentes de la gobernació­n bonaerense y del Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (Sinagir), hubo unos 200 evacuados en Esteban Echeverría, cerca de 100 en Cañuelas, 50 en Ezeiza, 10 en Quilmes y 46 en Pilar, que ayer habían empezado a regresar a sus hogares.

“No te duermas”

Emilce Coria tiene 20 años. Ayer también estaba al borde de la ruta, aunque en realidad está allí desde el sábado, cuando decidió montar su carpa para pasar la noche. “Es esa chiquita de ahí”, dice mientras señala una carpa tipo iglú y le hace upa a su hija Briana, que tiene un año. Los Coria viven a 150 metros de la entrada al barrio Puente Ezcurra, en Virrey del Pino, y como no es la primera vez que el agua ingresa a su casa después de un temporal, la vivienda se construyó a 1,50 metros del nivel del terreno. “Ya estoy acostumbra­da, y aunque mi casa está en altura el agua entra igual. El sábado a la noche le dije a mi marido: ‘No te duermas porque el agua te sorprende de repente y en cualquier momento estamos inundados’. Y sucedió”, relata Emilce, mientras los vecinos le ofrecen leche para su bebé y torta frita. Luego reconoce que en este tipo de situacione­s todos los vecinos son solidarios. “Podés estar peleado y no hablarle a alguien por años, pero de repente cuando el arroyo desborda y el barrio se inunda, siempre te dan una mano. Hoy [por ayer] vamos a levantar el campamento y nos vamos para lo de mi suegra. Mi marido se queda acá porque no queremos dejar la casa sola. También hay mucha insegurida­d, y la gente tiene miedo de que entren a robarle”, describe.

El arroyo que desborda es el Morales y el agua todavía no cedió, está estancada. Además de Puente Ezcurra, algunos de los barrios más afectados de la zona fueron Nicole y Los Álamos. Muchas familias decidieron irse a la casa de algún pariente o de amigos. Otros, afirman los vecinos, subieron los colchones a los techos de las casas. “El que puede se queda, porque sabe que si deja la casa sola corre el riesgo de que le entren a robar”, repite Magalí Cancinos, que vive en Nicole y se acercó al borde de la ruta para buscar algo de ropa que llegó entre las donaciones. “El agua empezó a entrar por el techo, filtraba por todas partes. Era como si estuviera lloviendo adentro de mi casa. Y hasta ahora nadie vino a ayudarnos”, detalla.

Desde el Comité de Crisis del Municipio de La Matanza, encabezado por la intendenta Verónica Magario, informan que las acciones de socorro y asistencia comenzaron el jueves pasado por la noche y que durante estos días se dio asistencia a los evacuados con alimentos, atención médica y distribuci­ón de remedios, según el diagnóstic­o de cada persona.

El gobierno nacional informó que el subsecreta­rio de Operacione­s de Protección Civil de la Nación, Daniel Russo, llegó hasta el Centro de Operacione­s de Emergencia de Defensa Civil de La Matanza para supervisar las medidas de ayuda. Desde la gobernació­n bonaerense comunicaro­n que prestan colaboraci­ón a todos los municipios afectados y que “en los últimos días La Matanza fue uno de los que enviaron más camiones para retirar mercadería”. Desde la intendenci­a de Magario respondier­on que “la ayuda que ha enviado la provincia es limitada, ya que no llega al 1% de los recursos que el municipio está destinando a esta emergencia”. Y agregaron que el gobierno bonaerense solamente aportó 85 colchones, 600 frazadas, cuatro botes con motor, una torre de iluminació­n, 1600 litros de agua y seis camionetas.

“La gente que pasa por la ruta está dejando agua, comida y ropa”, cuenta Kevin, de 14 años, mientras revuelve en una montaña de prendas en busca de un abrigo de su talle. Al lado están parados Fernando García y Melina Sosa, que viven en San Justo y se enteraron de las inundacion­es por el noticiero. “Estábamos mirando la televisión y sentimos que no nos podíamos quedar ahí sentados sin hacer nada. Justo había separado un montón de ropa que a mis chicos ya no les va más. Armamos dos bolsos y acá estamos. Una señora se acercó y se largó a llorar mientras nos agradecía. No es justo”, se indigna Fernando, que trabaja en una gomería.

También busca ropa, para ella y para sus hijos, Norma Cullen, que vive con sus cuatro hijos en el barrio Los Ceibos. “Esta vez fue la peor que me tocó vivir a mí. El agua en mi casa nos llegaba casi hasta las rodillas. Se mojaron los colchones, la ropa. Alquilamos ahí hace tres años. Siento que no se puede vivir así. Mis hijos me dicen que tienen frío, me preguntan cuándo se va a ir el agua. Desde el sábado pasado que no tenemos luz y las velas están re caras. No quiero llorar más. Pero a quién le importa”, se pregunta Norma, que después de hurgar ente la ropa se da cuenta de que hay otra fila para retirar alimentos. Y allí va.

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Reparten agua potable a cientos de personas que tienen sus casas inundadas
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Fotos de rodrigo néspolo Hay familias viviendo junto a la ruta 3, en el kilómetro 34

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