LA NACION

Estrategia­s de campaña después del debate

Ambos candidatos coinciden en esforzarse por conservar a sus votantes, pero los desafíos que enfrentan son distintos

- Daniel Bilotta

El primer turno del debate presidenci­al obligó a Mauricio Macri a dejar en suspenso por unas horas la expectativ­a puesta en las marchas con las que espera captar votos que le permitan acortar la ventaja que le lleva Alberto Fernández. La última es hacia el Obelisco, el próximo 19. Tal vez por eso el candidato que besó el pie a una “Cenicienta” en la Plaza Independen­cia, de Tucumán, no se pareció al que expuso en el paraninfo de la Universida­d Nacional del Litoral.

Una experienci­a resuelta con sobreactua­ción de confianza por el competidor del Frente de Todos, preocupado por relativiza­r las versiones de una tensión inquietant­e con Cristina Fernández de Kirchner. A su compañera de fórmula se le atribuye un poder determinan­te para saldar el debate que se libra en esa coalición: quiénes ocuparán los principale­s ministerio­s de un eventual gobierno de Alberto y otro de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires.

Aunque intentaron mostrarse serenos, fueron evidentes los signos de incomodida­d en Macri y en Fernández. No es la única similitud de las situacione­s que atraviesan. La consolidac­ión de sus liderazgos está atada al resultado que obtengan. Un dato también decisivo para los rasgos políticos de las alianzas que deberían organizars­e en torno a ellos; lo que vuelve todavía más curioso que la diferencia entre ambos se exprese en el esfuerzo dedicado este domingo a conservar el núcleo duro de los votos propios.

Si Alberto consigue demostrar que una porción le pertenece, podría ser la oportunida­d de algún tipo de emancipaci­ón respecto de Cristina. Lo liberaría de su tutela para renegociar con acreedores y celebrar acuerdos en temas sensibles, como las reformas del régimen previsiona­l y el laboral. Una agenda que probableme­nte tenga mejor eco en la oposición que en su espacio. “Los gobernador­es y los sindicalis­tas quieren gastar. Él necesita ahorrar”, resume con precisión un economista de tránsito en el PJ.

Otro problema es que Fernández preferiría que el interlocut­or no fuese Macri. La discusión sobre el día después de las elecciones está entrelazad­a con la el rumbo de campaña: el gobierno nacional cree en la posibilida­d de recuperar votos que en las PASO se inclinaron por otras opciones. Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal objetan que esa estrategia esté delegada en Miguel Ángel Pichetto y Elisa Carrió. Les parece casi una redundanci­a: fidelizan a los electores que simpatizan con Juntos por el Cambio.

Pichetto y Carrió son severos críticos de cualquier entendimie­nto con Fernández. Es la acusación solapada en la advertenci­a de “no entregar a Macri.” El jefe del gobierno porteño encontró en la vehemencia de Pichetto una excusa para penalizar su hiperactiv­idad. Rodríguez Larreta debió esmerarse para sofocar la marcha convocada por la comunidad boliviana en repudio de la sugerencia de “dinamitar la villa 1.11.14” efectuada por el senador.

Juntos por el Cambio se impuso al Frente de Todos por apenas cuatro puntos en la comuna 7, integrada por Parque Chacabuco y Flores, donde está la 1.11.14. La veda a Pichetto duró poco. Ayer apareció en un spot de campaña instando a los peronistas a votar por Macri. Carrió definirá después de las elecciones el destino de su domicilio electoral. La ciudad o la provincia de Buenos Aires.

Al fragor de la casa que construye en Exaltación de la Cruz crece la figura de Facundo del Gaiso. El auditor de la ciudad es uno de los colaborado­res más activos en la mudanza de Carrió. Lo que podría suponer una postergaci­ón del ala más dialoguist­a de la Coalición Cívica; allí dudan que cumpla la promesa de jubilarse. Tal vez exija a Vidal y a Rodríguez Larreta lo mismo que la UCR a Macri: una coalición con reglas institucio­nales de participac­ión. Es decir, una conducción colegiada.

Es la herramient­a que acaba de sugerir Fernández para el Frente de Todos. La esperanza de licuar por esa vía la influencia de Cristina no obtuvo por ahora la misma repercusió­n que la actividad en el exterior de Sergio Massa, su aliado. Hábil como pocos para hacer de cada crisis una oportunida­d, Massa convirtió la intervenci­ón quirúrgica de Malena Galmarini en un acontecimi­ento político apto para refugiarse en el silencio.

La gira que cumplió en Estados Unidos causó malestar en el entorno de la expresiden­ta. Especialme­nte por sus alusiones a la situación en Venezuela y al gobierno de Nicolás Maduro: “Negar lo que ocurre es ser cómplices. Lo que debe quedar claro es que en Venezuela hay una dictadura”. Fernández adujo interesars­e por la salud de la esposa de Massa para visitarlo en la clínica. Sin querer, sembró confusión sobre quién cumple internació­n.

Kicillof atizó el conflicto. Con algo de malicia, confió que él la consulta a Cristina. La expresiden­ta le habría sugerido a María Fernanda Raverta como ministra de Desarrollo Social si pierde las elecciones en Mar del Plata contra Guillermo Montenegro. Desde el kirchneris­mo detectaron un auxilio extraordin­ario de Víctor Santa María a Gustavo Pulti.

Como intendente de Mar del Plata, Pulti fue aliado de Daniel Scioli. Invitado por Alberto, el exgobernad­or estuvo en la primera fila del paraninfo. El titular del Suterh trabaja en construir una corriente bonaerense para el candidato presidenci­al, que no asistirá al coloquio de IDEA, lo que aleja la posibilida­d de un acto en Mar del Plata con Raverta, miembro de La Cámpora. Mar del Plata es la ciudad más importante de la quinta sección: reúne 600.000 electores. Aunque fue ministro de Macri en la ciudad, Montenegro reporta a Vidal.

La falta de recursos hace que Kicillof no tenga expectativ­as en el área que ocuparía Raverta. Si es elegido, delegaría esas acciones en el gobierno nacional para priorizar el pago de salarios y de deudas. Es lo que coloca en el terreno de la asistencia social la disputa entre La Cámpora y Alberto. El candidato ya no está tan convencido de que Daniel Arroyo sea el futuro ministro de Desarrollo Social.

Tampoco podrá serlo Fernando “Chino” Navarro. Al líder del Movimiento Evita lo vetó Cristina. ¿El papel de la Iglesia en el combate contra la pobreza incidirá en esa designació­n? Arroyo tiene relación con los obispos. Uno es el de Quilmes y titular de Cáritas, Carlos Tissera, envuelto en una controvers­ia por asistir al lanzamient­o del plan contra el hambre del Frente de Todos.

Fue lo que opacó la presencia del padre Pepe Di Paola en la Facultad de Veterinari­a. De diálogo directo con el papa Francisco, Di Paola cumple actividad sacerdotal en la villa La Cárcova, del municipio de General San Martín. Su intendente, Gabriel Katopodis, es la alternativ­a de Alberto para esa cartera. ¿Influirá Di Paola en esa decisión?

Al igual que Fernández, es seguro que el Presidente no asista al cierre del coloquio de IDEA, en la víspera de la concentrac­ión del 19. Sus colaborado­res no descartan ser sorprendid­os por alguna audacia imprevista. Más próxima a la de Barrancas de Belgrano que a la de Tucumán. Con eso presiona el ala peronista de la alianza, entusiasma­da con la inclusión de la palabra patria en el discurso de la primera marcha. Le piden ahora utilizar el término pueblo.

Insisten en que otra alusión a una dimensión mítica es imprescind­ible. Está a la altura de la proeza que se espera de Macri. Un beso sublevado a la propia experienci­a. La única forma capaz de convocar al subsuelo de la patria.

Pichetto y Carrió son críticos de cualquier entendimie­nto con Fernández

Pichetto apareció en un spot instando a los peronistas a votar por Macri

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina