LA NACION

Experienci­a y esquemas raros, el plan xeneize en la cabeza de Alfaro

Desde que perdió la primera semifinal ante River buscó aislarse y hasta Alfaro probó variantes inéditas; Tevez, eje del momento

- Franco Tossi

La hora de la verdad se aproxima. Solo una semana queda por delante para que la Bombonera se convierta en una olla a presión que intente ser ese jugador N°12 que le dé más fuerza y confianza a un equipo que debe revertir una semifinal de Copa Libertador­es ante River que inició demasiado adversa. Porque, en cuanto a lo mental, Boca está fuerte: el plantel está convencido de que en Núñez lo dejaron con pulso y la diferencia es remontable. La cuestión central pasa por los argumentos futbolísti­cos. Los que expone partido a partido y en el día a día. Ahí es donde deja dudas y se lo observa poco decidido, yendo a contramano del manual ideal.

¿Qué pasó por la vida de Boca desde el 0-2 en el Monumental? Alfaro puso en práctica diferentes dibujos tácticos con el fin de mejorar la calidad de juego de cara a la revancha. Probó los sistemas 3-4-1-2 (ya utilizado sin éxito al final del semestre pasado ante Vélez), 4-1-4-1 y más. Este último, que en lo reciente fue habitual, se retocó con un estilo diferente por las urgencias del resultado, mientras que la línea de tres tuvo el punto negativo de aplicarse con el juvenil Nicolás Valentini, debido a que Junior Alonso estuvo de gira con su selección. Aunque el paraguayo, que se reintegrar­á entre hoy y mañana, tiene un plus: en su paso por Europa jugó con ese tipo de esquemas. Para todo ello, aprovechan­do la fecha FIFA, Alfaro los concentró durante cuatro días en el Hotel Madero y en tres jornadas hubo doble turno. Buscaron aislarse de los medios y de las polémicas (aunque no siempre pudieron). No solo se trató de mejorar en lo anímico, sino sobre todo en lo futbolísti­co.

Pero Boca no pudo conseguir estar mejor desde que perdió la primera semifinal. Por el contrario, sumó dudas y hasta fuera de la cancha recibió críticas por un spot institucio­nal polémico. Tal es la confusión interna que hasta en la elección de los futbolista­s existen interrogan­tes. Hay una búsqueda que sí está clara: jugar con futbolista­s de experienci­a y capacidad goleadora. Por eso se probó algo que hasta ahora no se había visualizad­o desde la llegada de Alfaro. Durante este ciclo siempre se buscó un equilibrio, aunque lo defensivo se destacó por sobre el ataque y la elaboració­n. Así las cosas, su idea primordial, fue trabajar en zona ofensiva con Carlos Tevez y Mauro Zárate, hombres a los que no venía teniendo en cuenta y que (de repente) se meterían en la formación, y con Alexis Mac Allister como doble cinco de Marcone, una función que en este club aún no cumplió.

“No hay titulares ni suplentes. Estamos probando diferentes esquemas y el ‘Míster’ va a decidir. Vamos cambiando: a veces juegan arriba Soldano y Mauro, en otras Mauro y yo, el Toto (Salvio) también se mete. Estamos trabajando”, relató el N°10 durante la Cena Anual Solidaria.

En el caso Tevez, el propio River marcó un antes y un después en su relación con el DT, que al llegar lo había puesto de “abanderado”: el 1° de septiembre, por la Superliga, estuvo en el banco cuando se pensaba que iría de entrada en el Monumental por el desgarro de Zárate. Así, se confirmó que ya no era ni siquiera una segunda opción. De hecho, su última participac­ión como titular fue hace un mes y medio, en la vuelta de los cuartos de final de la Copa Libertador­es ante Liga de Quito, en una serie que estaba resuelta por los tres goles que Boca había gritado en la altura. Pero de tercera alternativ­a, Tevez pasó a ser pieza fundamenta­l.

Carlitos fue uno de los que alteró la bajada de línea de Nicolás Burdisso, director deportivo, de no levantar la perdiz con alguna declaració­n que creara un clima espeso alrededor del club. Tras el triunfo ante Defensa y Justicia (1-0), el 10 se sinceró: “Si queremos tener alguna chance, tenemos que mejorar muchísimo. Lo sabe la gente, nosotros también. Sería necio no pensarlo. Este receso nos viene bien para acomodar algunas cosas y empezar de cero”. Algo similar declaró Zárate, casi en simultáneo, también con cara de no estar a gusto con las produccion­es del equipo. Es que, otra de las cosas que sucedieron en el

mientras tanto, fue una nueva flojísima labor, esta vez frente a Defensa, en la que terminó sufriendo.

También Boca experiment­ó lesiones que ponen en aprietos aún más a Alfaro para el armado de la formación. De hecho, en la previa a enfrentars­e al Halcón, sufrió la baja sensible de Ramón Ábila con un aparente nuevo desgarro que el club no oficializó y que lo dejaría fuera de la revancha. El otro, fue Daniele De Rossi, quien se habría resentido de su última distensión: el italiano podía haber sido una variante por su experienci­a y voz de mando.

Boca quedó golpeado después del 0-2 y en las dos semanas de receso, más allá de duplicar el trabajo, Alfaro todavía no encontró certezas desde el esquema y los nombres para pisar fuerte en la Bombonera. Encima, Tevez ganó terreno como líder y en la considerac­ión de un Alfaro que (perdidopor­perdido)escapazdev­olverlo

a poner como su bandera. Pero Boca todavía cree que es posible dar vuelta la serie. Apostará al amor propio y a los días de trabajo que le quedan para corregir movimiento­s.

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Mauro alfieri alfaro y tevez: las urgencias de la llave ante river le devolvería­n al 10 ese rol de privilegio

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