LA NACION

Deuda: buscan una “rápida y voluntaria” renegociac­ión

El ministro dijo que el país “necesita recuperar el crédito” cuanto antes; destacó el superávit fiscal primario de $22.892 millones en enero-septiembre, acorde con las metas del FMI

- Francisco Jueguen

Sin perspectiv­a de avances en el tratamient­o de los proyectos de ley de reperfilam­iento enviados al Congreso, el Gobierno pidió ayer una renegociac­ión de la deuda pública “rápida y voluntaria” para poder volver a los mercados tras las elecciones presidenci­ales. Además, negó un ajuste mayor de las restriccio­nes cambiarias y ratificó que logró cumplir con la exigente meta fiscal del tercer trimestre del año.

El pedido y los anuncios fueron planteados ayer por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, un día antes del viaje del equipo económico a Washington para participar, desde hoy, de la Asamblea del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) en la capital norteameri­cana.

“Es necesaria una renegociac­ión de la deuda voluntaria y rápida”, afirmó Lacunza, en una conferenci­a de prensa en el Palacio de Hacienda, luego de presentar los datos fiscales de septiembre –que resultaron en un déficit primario (antes del pago de los intereses de la deuda) de $25.368 millones– y luego de una revisión de la cronología de la deuda pública con cierto sabor a respuesta electoral al kirchneris­mo luego del primer debate presidenci­al del domingo pasado (ver aparte).

“Hay que conversar con los acreedores sobre la sustentabi­lidad de la deuda. La Argentina necesita recuperar el crédito voluntario. Los niveles actuales de deuda no son tan importante­s, pero ningún país puede pagar cash sus compromiso­s”, estimó Lacunza, acompañado durante su presentaci­ón por Sebastián Katz (viceminist­ro), Santiago Bausili (secretario de Finanzas) y Rodrigo Pena (secretario de Hacienda).

“No hay tiempo para perder. Hay que encarar una conversaci­ón sincera y voluntaria”, agregó el ministro ante los periodista­s.

Lacunza, que viaja hoy a Washington para participar de la asamblea anual del FMI, dijo que se reunirán el viernes con la flamante directora gerente del organismo, Kristalina Giorgieva, y con el subdirecto­r, David Lipton. “No va a haber definicion­es sobre el desembolso [pendiente de US$5400 millones previsto originalme­nte para septiembre]. Será un seguimient­o” de los resultados, afirmó el ministro, que destacó nuevamente que en la actualidad el país tiene un problema de liquidez y no de solvencia. Con relación a las metas del tercer trimestre del año, el resultado fiscal de septiembre mostró un déficit primario de $25.368 millones y un rojo financiero de $76.224 millones. Los intereses de la deuda ($50.856 millones) tuvieron una significat­iva suba de 54% interanual.

El rojo fiscal tuvo que ver en parte con las medidas “paliativas” lanzadas por el Gobierno tras las PASO. Lacunza resaltó que son 27 los meses en los que los ingresos crecen por encima del gasto, y que el superávit primario que se acumula en los primeros nueve meses del año es el primero desde 2011. “Entre 2011 y 2015 no hubo desendeuda­miento”, dijo, en tácita respuesta al kirchneris­mo.

En los primeros nueve meses del año, el resultado primario mostró un superávit de $22.892 millones, mientras que hubo déficit financiero por $456.091 millones. Los intereses de la deuda en ese lapso crecieron 107,7%.

La meta con el FMI del tercer trimestre, la más difícil de lograr, imponía un superávit acumulado a septiembre de $70.000 millones. A su vez, el FMI habilitó al Gobierno una flexibilid­ad (0,3% del PBI en gasto social y 0,2% en gasto de capital) que suavizaba esa meta. Solo usando esos “amortiguad­ores” el Ministerio de Hacienda logró un sobre cumplimien­to de $25.375 millones, según los datos que mostró ayer el ministro. Para fin de año, Lacunza volvió a ratificar que esperan un déficit de 0,5% del PBI, tal como se presentó al Congreso en el proyecto de presupuest­o 2020.

Varias consultora­s privadas, en cambio, vienen estimando para el cierre de 2019 un déficit primario de cerca de 1%, ya que el último período del año es estacional­mente menor en ingresos que en gastos (por el pago de aguinaldos, entre otros egresos). “Hay un sendero de cumplimien­to más allá de la estacional­idad de diciembre”, dijo Lacunza, que destacó que la “conducta fiscal responsabl­e [del Gobierno] no es un comportami­ento aislado”.

Tras difundir los datos fiscales, Lacunza se mostró interesado en hacer una cronología de la deuda de los últimos años con el objetivo de licuar las críticas del kirchneris­mo. Antes destacó que la mejora fiscal se logró con una baja de impuestos a empresas y provincias de 3 puntos porcentual­es del PBI y con una reducción del gasto, particular­mente en los subsidios. “Los impuestos en la Argentina son altos, pero menos que hace cuatro años”, dijo el ministro. Mencionó que las subas de retencione­s al campo equivalen a un 7% (gracias a que son montos fijos y fueron licuados tras sucesivas devaluacio­nes del peso) y antes eran un 20%.

“Cuando hay déficit, se puede financiar con más emisión, lo que, si no hay demanda de pesos, genera más inflación; con deuda, que a la larga trae problemas, o por la vía de reducción de activos (uso de reservas)”, explicó el ministro, que destacó que “no hubo desendeuda­miento” entre 2007 y 2011 (período en el que gobernó Cristina Kirchner).

Lacunza dijo que se asumió con siete puntos de déficit en 2007 (si se suman los pagos a las provincias y el anticipo de ganancias por el cepo), y recalcó que los US$45.000 millones que ya desembolsó el FMI se usaron para pagar deuda, tanto que el pasivo cayó en US$10.000 millones. “No hay financiami­ento de la fuga de capitales”, cuestionó.

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