Deuda: buscan una “rápida y voluntaria” renegociación
El ministro dijo que el país “necesita recuperar el crédito” cuanto antes; destacó el superávit fiscal primario de $22.892 millones en enero-septiembre, acorde con las metas del FMI
Sin perspectiva de avances en el tratamiento de los proyectos de ley de reperfilamiento enviados al Congreso, el Gobierno pidió ayer una renegociación de la deuda pública “rápida y voluntaria” para poder volver a los mercados tras las elecciones presidenciales. Además, negó un ajuste mayor de las restricciones cambiarias y ratificó que logró cumplir con la exigente meta fiscal del tercer trimestre del año.
El pedido y los anuncios fueron planteados ayer por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, un día antes del viaje del equipo económico a Washington para participar, desde hoy, de la Asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la capital norteamericana.
“Es necesaria una renegociación de la deuda voluntaria y rápida”, afirmó Lacunza, en una conferencia de prensa en el Palacio de Hacienda, luego de presentar los datos fiscales de septiembre –que resultaron en un déficit primario (antes del pago de los intereses de la deuda) de $25.368 millones– y luego de una revisión de la cronología de la deuda pública con cierto sabor a respuesta electoral al kirchnerismo luego del primer debate presidencial del domingo pasado (ver aparte).
“Hay que conversar con los acreedores sobre la sustentabilidad de la deuda. La Argentina necesita recuperar el crédito voluntario. Los niveles actuales de deuda no son tan importantes, pero ningún país puede pagar cash sus compromisos”, estimó Lacunza, acompañado durante su presentación por Sebastián Katz (viceministro), Santiago Bausili (secretario de Finanzas) y Rodrigo Pena (secretario de Hacienda).
“No hay tiempo para perder. Hay que encarar una conversación sincera y voluntaria”, agregó el ministro ante los periodistas.
Lacunza, que viaja hoy a Washington para participar de la asamblea anual del FMI, dijo que se reunirán el viernes con la flamante directora gerente del organismo, Kristalina Giorgieva, y con el subdirector, David Lipton. “No va a haber definiciones sobre el desembolso [pendiente de US$5400 millones previsto originalmente para septiembre]. Será un seguimiento” de los resultados, afirmó el ministro, que destacó nuevamente que en la actualidad el país tiene un problema de liquidez y no de solvencia. Con relación a las metas del tercer trimestre del año, el resultado fiscal de septiembre mostró un déficit primario de $25.368 millones y un rojo financiero de $76.224 millones. Los intereses de la deuda ($50.856 millones) tuvieron una significativa suba de 54% interanual.
El rojo fiscal tuvo que ver en parte con las medidas “paliativas” lanzadas por el Gobierno tras las PASO. Lacunza resaltó que son 27 los meses en los que los ingresos crecen por encima del gasto, y que el superávit primario que se acumula en los primeros nueve meses del año es el primero desde 2011. “Entre 2011 y 2015 no hubo desendeudamiento”, dijo, en tácita respuesta al kirchnerismo.
En los primeros nueve meses del año, el resultado primario mostró un superávit de $22.892 millones, mientras que hubo déficit financiero por $456.091 millones. Los intereses de la deuda en ese lapso crecieron 107,7%.
La meta con el FMI del tercer trimestre, la más difícil de lograr, imponía un superávit acumulado a septiembre de $70.000 millones. A su vez, el FMI habilitó al Gobierno una flexibilidad (0,3% del PBI en gasto social y 0,2% en gasto de capital) que suavizaba esa meta. Solo usando esos “amortiguadores” el Ministerio de Hacienda logró un sobre cumplimiento de $25.375 millones, según los datos que mostró ayer el ministro. Para fin de año, Lacunza volvió a ratificar que esperan un déficit de 0,5% del PBI, tal como se presentó al Congreso en el proyecto de presupuesto 2020.
Varias consultoras privadas, en cambio, vienen estimando para el cierre de 2019 un déficit primario de cerca de 1%, ya que el último período del año es estacionalmente menor en ingresos que en gastos (por el pago de aguinaldos, entre otros egresos). “Hay un sendero de cumplimiento más allá de la estacionalidad de diciembre”, dijo Lacunza, que destacó que la “conducta fiscal responsable [del Gobierno] no es un comportamiento aislado”.
Tras difundir los datos fiscales, Lacunza se mostró interesado en hacer una cronología de la deuda de los últimos años con el objetivo de licuar las críticas del kirchnerismo. Antes destacó que la mejora fiscal se logró con una baja de impuestos a empresas y provincias de 3 puntos porcentuales del PBI y con una reducción del gasto, particularmente en los subsidios. “Los impuestos en la Argentina son altos, pero menos que hace cuatro años”, dijo el ministro. Mencionó que las subas de retenciones al campo equivalen a un 7% (gracias a que son montos fijos y fueron licuados tras sucesivas devaluaciones del peso) y antes eran un 20%.
“Cuando hay déficit, se puede financiar con más emisión, lo que, si no hay demanda de pesos, genera más inflación; con deuda, que a la larga trae problemas, o por la vía de reducción de activos (uso de reservas)”, explicó el ministro, que destacó que “no hubo desendeudamiento” entre 2007 y 2011 (período en el que gobernó Cristina Kirchner).
Lacunza dijo que se asumió con siete puntos de déficit en 2007 (si se suman los pagos a las provincias y el anticipo de ganancias por el cepo), y recalcó que los US$45.000 millones que ya desembolsó el FMI se usaron para pagar deuda, tanto que el pasivo cayó en US$10.000 millones. “No hay financiamiento de la fuga de capitales”, cuestionó.