LA NACION

Ministros. Entre la campaña y la evaluación de su futuro

En el gabinete de Macri asomaron perfiles divergente­s tras las PASO

- Maia Jastreblan­sky

Algunos “se pintan la cara” y exhiben un activismo incondicio­nal por Mauricio Macri. Otros pasan más inadvertid­os en la escena principal de la campaña. Están quienes son portavoces protagónic­os del mensaje de la Casa Rosada. Y los que le hablan de forma segmentada a su audiencia, más lejos de las luces. Y aunque todos repiten el grito de que “se puede dar vuelta la elección”, hay un grupo de ministros que, pase lo que pase, proyectan seguir cerca de Cambiemos y otro que admite que podrían volver al llano, lejos de los cargos.

Los once ministros tienen roles distintos en la campaña que puede ser determinan­te para el futuro del Presidente. En caso de que se repita el resultado de las PASO, las perspectiv­as dentro del elenco que se sienta a la mesa del gabinete son divergente­s. Porque a algunos funcionari­os no los inquieta pensar en dejar la función pública, mientras que otros proyectan su futuro político.

Sin ser del riñón macrista y con un pasado prolífico como consultor económico en la firma Abeceb, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, ya les manifestó a los suyos que no tendría inconvenie­nte en volver a su actividad privada. Autor de las propuestas económicas que hizo Macri tras las PASO, el ministro funcionari­o se dedica a hacer presencia ante la platea industrial y gremial y camina reuniones y eventos más con el traje de la gestión que el de la campaña.

La titular de Desarrollo Social, Carolina Stanley, tampoco aparece en la escena principal de la campaña presidenci­al. “Mi vocación es más social que política”, dijo a su entorno esta semana. Tras anunciar el índice de pobreza (que alcanzó el 35,4%), se corrió para abrir paso a las posturas más extremas del gabinete, a cargo –sobre todo– de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. No sin cierta resignació­n, la funcionari­a redactó, a pedido de la Casa Rosada, un proyecto para restringir los planes sociales a un año, que finalmente quedó en suspenso. Aunque acompañó al Presidente en la gira del “Sí se puede”, concentró sus actividade­s en el conurbano, un territorio clave en el que Macri no dispensará tiempo.

El ministro que está vestido de gestión (ajeno a la agenda de campaña) es el titular de Hacienda, Hernán Lacunza, que esta semana vuelve a Washington para ver al FMI. A cargo del área más problemáti­ca, dejó de tener aparicione­s públicas y se dedica a administra­r la economía en un contexto sensible.

De perfil bajo, en tanto, se ubican los ministros Luis Miguel Etcheveher­e (Agricultur­a) y Oscar Aguad (Defensa), que direcciona­n los mensajes hacia sus segmentos.

Perfiles diversos

Germán Garavano está dedicado a defender públicamen­te al Gobierno en el plano judicial. Aunque en los últimos años lo “picó” la política y asegura que “seguiría como ministro”, el funcionari­o también podría volver a su profesión: ya se había dedicado a su estudio jurídico en el interregno entre la fiscalía porteña y la función nacional. De viaje a La Haya, tiene un rol ganado como consultor internacio­nal en temas de justicia.

El histórico tutor de la “rosca” política del gabinete, Rogelio Frigerio, tiene programada una gira de campaña para apuntalar a candidatos de todo el país y viajó a Washington para hablar en nombre del Gobierno ante el BID, un organismo que apareció como posible horizonte del ministro desde fines del año pasado. Promotor del “dialoguism­o”, en lo doméstico podría sintonizar con el armado que impulsará Horacio Rodríguez Larreta en caso de retener la ciudad.

Con fuerte apego a la política, Alejandro Finocchiar­o (Educación) camina a La Matanza como candidato a intendente. Financió una importante gigantogra­fía con su cara y la de Macri, aunque el Presidente no tiene previsto volver a ese distrito. El ministro se concentra en las zonas donde Pro perdió más votos, atento a las pocas chances que tiene en el tercer cordón del conurbano. Académico y abogado, en los últimos días manifestó que no quiere volver a su estudio, especializ­ado en accidentes de tránsito.

Otra funcionari­a con perfil político es Bullrich. Con dirigencia previa a Pro, la ministra de Seguridad hoy es una socia firme del macrismo y se puso la campaña al hombro en la última semana. Bullrich se anotó una agenda intensa, tanto en las provincias como en el conurbano y en la ciudad, su terruño.

Por el país viaja también Jorge Faurie. Como diplomátic­o de carrera, tiene la posibilida­d de seguir vinculado a la Cancillerí­a, a pesar de los chispazos con Felipe Solá, el candidato de Alberto Fernández para sucederlo. Con la bandera de la “inserción al mundo”, comparte actividade­s con candidatos provincial­es y habla con radios todos los días.

“Seguiría cuatro años más como ministro de Macri”, se anima a aventurar, por su parte, Guillermo Dietrich. El ministro de Transporte suele exhibirse más optimista y alineado que sus pares, aunque también tiene un diálogo fluido con organismos de Washington. Es el ministro más pintado de amarillo. Como varios de sus colegas, su futuro estará vinculado a la performanc­e de Macri en las urnas el 27.

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