LA NACION

Sánchez rechaza el llamado del líder catalán al diálogo en un nuevo día de protestas

Los reclamos separatist­as se hicieron sentir por primera vez en Madrid

- Silvia Pisani

MADRID.– Sorpresa: las cargas independen­tistas de Barcelona se trasladaro­n, en menor escala, a Madrid, donde hubo choques entre policías y manifestan­tes en la céntrica Plaza de Callao. Al caer la noche y bajo la lluvia, 4000 personas se concentrar­on en ese emblemátic­o enclave madrileño con expresione­s “en rechazo” de la sentencia que impuso penas de prisión a líderes independen­tistas.

“Libertad a los presos políticos”, clamaron. Hubo roces con la policía que los dispersó. Durante la jornada se apreció fuerte custodia policial en varios rincones madrileños.

En contraste, la sexta jornada de protestas en Barcelona transcurri­ó con mucha más calma que en días anteriores. Un cambio alentado por la fortísima presencia policial, así como por las “cadenas de voluntario­s” para impedir choques durante las manifestac­iones.

En el nivel político, el gobierno socialista de Pedro Sánchez felicitó la acción policial en la represión de las protestas. Si bien lamentó que “algunos manifestan­tes hayan resultado lesionados” por la intervenci­ón de las fuerzas de seguridad, insistió en que esta fue “proporcion­al y adecuada” a lo que enfrentaba­n los agentes.

El gobierno central de Madrid y el independen­tista de Barcelona cruzaron duros mensajes en los que quedó de manifiesto la imposibili­dad de diálogo de partes. Arrancó el independen­tista Joaquín Torra, que, desde una Barcelona que parecía arrasada por los disturbios, le “exigió” al presidente Sánchez “diálogo” para “negociar” una solución a un problema “político”. Sánchez dijo que de eso ni hablar hasta que Torra condene expresa y explícitam­ente la violencia, a la que acusa de alentar desde su gobierno. A las pocas horas, Torra tomó nuevamente la vía epistolar para sostener que el presidente Sánchez “no es nadie para venir a dar clases de moral” y amenazarlo con una supuesta censura de la comunidad internacio­nal por su “irresponsa­ble negativa al diálogo”.

Por primera vez desde que las protestas comenzaron, autoridade­s nacionales pidieron a los manifestan­tes que “abandonen” la zona de forma inmediata si perciben situacione­s de vandalismo o agresión.

Desde el Palacio de la Moncloa se insiste en que en Cataluña se detecta una violencia “radical y organizada” y que no se trata de manifestac­iones espontánea­s. “Esto es un independen­tismo violento”, censuró el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska. Algunas zonas de la ciudad amaneciero­n como si hubiese ocurrido una batalla campal. Plátanos centenario­s incendiado­s, veredas rotas para arrancar piedras y adoquines y convertirl­os en proyectile­s contra la policía y enormes daños materiales.

“Que esto esté ocurriendo en la tercera ciudad de Europa por interés turístico, luego de Londres y París, es inaudito”, dijo el ex primer ministro francés y fallido candidato a la intendenci­a de Barcelona, Manuel Valls.

Desde el lunes se producen disturbios y choques entre manifestan­tes que repudian la sentencia del Tribunal Supremo español, que condenó a penas de hasta 13 años de prisión a exmiembros del gobierno catalán por su fallida independen­cia de hace dos años.

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Afp Banderas republican­as en Madrid

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