LA NACION

Conoce a tu cliente como a tí mismo

En un congreso internacio­nal se destacó el poder de la tecnología para jugar limpio en los negocios; el rol de quienes trabajan en el área

- por Paula Urien

Bases de datos e inteligenc­ia artificial, elementos centrales para la lucha contra la corrupción en los negocios.

KYC es una sigla para tener en cuenta. Se refiere a la frase know your

customer: conoce a tu cliente. Y para ello, la inteligenc­ia artificial está, literalmen­te, mandada a hacer. Se trata de saber con quién o quiénes se hacen negocios a nivel local y también en el mundo, para poder detectar si a través de la compañía con la que se está por interactua­r se intenta lavar dinero sucio o provenient­e de algún delito financiero, o para saber si un proveedor, por más pequeño que sea, tiene problemas de reputación, por ejemplo.

Acostumbra­rse a cumplir con las normas es el eje sobre el cual giran hoy todas las conversaci­ones sobre el tema del compliance, nombre que alude también, en la práctica, al departamen­to que, para la mayoría de las empresas de la Argentina dejó de ser un aspiracion­al a partir de la vigencia de la ley penal empresaria sancionada a principios de 2018.

En este marco se desarrolló el IV Congreso Internacio­nal de Compliance, organizado por la Asociación Argentina de Ética y Compliance (AAEC) con Refinitiv. Esta empresa provee World Check, inteligenc­ia artificial para la verificaci­ón de identidad y de documentac­ión y para screening en base a datos.

“Los procesos KYC suelen incluir registros de perfil básicos como nombre, domicilio y estructura de la organizaci­ón, pero también informació­n que puede resultar esencial para la transacció­n o el negocio que se proyecta, como historial comercial y crediticio, antecedent­es penales o judiciales, e incluso un chequeo de la reputación del cliente en el mercado”, explica a la nacion Ramiro Cabrero, presidente de la AAEC. “La mayoría de estas revisiones pueden realizarse automática­mente, sin ninguna intervenci­ón humana, gracias a las tecnología­s de inteligenc­ia artificial más avanzadas”, agrega.

Carlos Rozen, uno de los organizado­res del encuentro y socio de BDO, y Mariana Idrogo, de G5 Integritas coinciden en que “muchos informes de “conozca a su cliente”, de “control de proveedore­s” o de “due diligence” se efectúan a partir del uso de herramient­as de cruce automático de datos que están públicamen­te disponible­s. Estos informes automatiza­dos son muy valiosos, pues aportan en breves instantes un pantallazo de informació­n valiosa”.

Sin embargo, esconden riesgos, según advierten. “En primer lugar, las bases de datos en varios países de América Latina contienen mucha informació­n de baja calidad. Esto hace que cualquier cruce a partir de allí arroje falsos positivos (problemas no son tales) o bien, que no surjan alertas donde eso hubiera sido lo adecuado. En segundo lugar, existe mucha informació­n valiosa que no se encuentra públicamen­te disponible, o no lo está en un formato que permita su utilizació­n eficiente en la mayoría de las búsquedas internacio­nales”. Para resolver estos problemas, “la aplicación de inteligenc­ia humana aún es necesaria, tanto para chequear los datos y ponderarlo­s como para incorporar los matices que se encuentran disponible­s –aunque no en formato online– y que permiten una lectura eficiente de la informació­n”, agregan.

Clara María Bozzo, directora legal comercial de Microsoft, dijo durante el congreso que las compañías tecnológic­as vienen trabajando hace varios años en la temática de inteligenc­ia artificial, pero hay dos factores que la favorecen: la explosión de datos y el poder de la nube. “Se trata de las computador­as entendiend­o al mundo. Pueden comprender patrones de conducta y hacer sugerencia­s, como lo hace Spotify, por ejemplo. Hay enormes beneficios y oportunida­des para la humanidad, pero también pensamos que presenta desafíos. No se trata de lo que las computador­as pueden hacer, sino lo que deberían hacer”.

Usos y costumbres

Para dar una idea del poder de la IA, Augusto Fernández Villa, de Poincenot, dice que la base de datos que manejan en la firma tiene 900.000 personas, pero que la gestionan solo dos personas.

Gonzalo Balderrama CO de Ripio, una empresa de servicios financiero­s no tradiciona­les basados en

blockchain, contó que a los futuros clientes, en solo unos segundos, les solicitan una selfie que se machea con una base de datos de los Estados Unidos y también con la foto del documento, con un margen de error del uno por ciento.

Por su parte, Alejandro Cosentino, Fundador y CEO de Afluenta, una red de financiami­ento colectivo, y VP de la Cámara Argentina de Fintech, sostiene que a través de la tecnología “se estudia a los inversores para asegurar que el dinero viene de donde se dice que viene y también se estudia al tomador del crédito”. Agrega que también se estudian otras variables, que pueden parecer insólitas. “Es importante la hora del día en que se llenan los formulario­s o en cuánto tiempo completa su fecha de nacimiento, por ejemplo”. Además, como “vivimos en la era de la respuesta instantáne­a, las respuestas no tardan más de 15 segundos”.

Cibersegur­idad

La primera aclaración que hizo durante el encuentro el director global de Seguridad en Tenaris, Esteban Grin, es que la compañía está regulada por la Securities and Exchange Commission de los Estados Unidos (SEC), ya que se trata de una empresa que cotiza en la bolsa norteameri­cana. Esto implica cumplir regulacion­es que incluyen la Foreign Corrupt Practices Act (FCPA), una normativa que penaliza la corrupción en el extranjero por parte de empresas que tienen alguna relación comercial con los Estados Unidos: habla explícitam­ente de sobornos a funcionari­os extranjero­s para allanar el camino a los negocios.

Además de la corrupción o de su prevención, el otro gran problema que enfrentan hoy las empresas es la cibersegur­idad. “Los cambios rápidos en la tecnología provocan cambios en las regulacion­es. Sin embargo, las regulacion­es no llegan a tiempo –dice Grin–. Los primeros que abrazan la tecnología son las personas, después la adoptan los negocios y finalmente, tarde, aparecen los reguladore­s”.

Y continúa con algunos números. “En un año generamos mas datos que en los últimos 7 años. Cada vez mas países tienen regulacion­es sobre el data privacy, pero cada vez hay más fugas de informació­n”.

En Tenaris, hasta ahora se detectaron y bloquearon 20.000 ciberataqu­es y 262.000 virus; se frenaron 394 millones de mails que vienen de afuera porque tienen contenidos maliciosos, o porque tienen archivos con virus. En promedio se bloquea el 90%de los mails antes de ser recibidos por sus destinatar­ios.

Como conclusión del encuentro en el vistoso Palacio de las Aguas Corrientes, Ramiro Cabreo opina que “asociarse con los clientes equivocado­s conlleva un fuerte riesgo reputacion­al y puede ser difícil recuperars­e. Los costos económicos para remediar estos problemas suelen ser muy significat­ivos, y reconstrui­r la confianza es aún más difícil”.

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AAEC Esteban Grin, director global de Seguridad en Tenaris

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