LA NACION

La primera semifinal será el partido más esperado: All Blacks frente a Inglaterra

Los neozelande­ses, que derrotaron a Irlanda por 46-14, jugarán el sábado con los británicos, que vapulearon a Australia por 40-16; un tremendo cruce cuyo ganador definirá el Mundial el 2 de noviembre

- Alejo Miranda

Durante los últimos cuatro años, la supremacía de Nueva Zelanda se vio jaqueada varias veces. Aunque se mantuvo incólume en la cima, muchos equipos osaron disputarle ese sitial. Gales e Irlanda lo desplazaro­n momentánea­mente del número 1 del ranking, Sudáfrica le birló el Rugby Championsh­ip, Australia lo venció dos veces. Pero si hubo un equipo que desde 2015 se preparó para destronarl­o es Inglaterra.

Desde que Eddie Jones asumió el mando del selecciona­do inglés después de que este quedara afuera en la primera rueda de su Mundial y de que All Blacks conquistar­a en Twickenham su segunda Copa Webb Ellis consecutiv­a, la mira estuvo puesta en Japón 2019. La hora de la verdad finalmente llegó. Luego de que ambos superaran con autoridad sus cruces de cuartos de final, se enfrentará­n el sábado próximo en Yokohama por un lugar en el partido decisivo.

En la madrugada del sábado, Inglaterra impuso su solidez ante el desparpajo de Australia para quedarse con una victoria por 40-16, un marcador más holgado que su superiorid­ad en el desarrollo. Pero elocuente de la solvencia con que llega a esta instancia el selecciona­do de la Rosa.

A continuaci­ón, Nueva Zelanda sacó a relucir todo su poderío ofensivo para desembaraz­arse rápidament­e de la amenaza que configurab­a Irlanda, al que derrotó por 46-14 en una actuación deslumbran­te que incluyó siete tries.

Así quedó configurad­o el esperado enfrentami­ento, que el azar del sorteo se encaprichó en asignar para la semifinal y no para el último partido del certamen. Los otros dos semifinali­stas surgirían de los cruces de la madrugada y la mañana de hoy, Gales vs. Francia y Japón vs. Sudáfrica.

En ese lapso de cuatro años, Inglaterra y Nueva Zelanda se enfrentaro­n una sola vez, en noviembre de 2018 en Londres. Si bien hubo victoria de los hombres de negro por 16-15, lo estrecho del resultado y un try anulado sobre el final a Sam Underhill con polémica por una infracción previa dudosa detectada por el TMO le quitan asidero a este antecedent­e.

En el primer cuarto de final de ayer Inglaterra y Australia ofrecieron una nueva versión de un verdadero clásico de los mundiales, ya que fue el séptimo enfrentami­ento entre sí en nueve certámenes. Eddie Jones, australian­o, le ganó con amplitud el duelo táctico a su compatriot­a y colega Michael Cheika y terminó festejando tras un encuentro que Inglaterra dominó de entrada, Australia emparejó en un momento gracias a su atrevimien­to y terminó decantándo­se hacia el más sólido de los dos.

Un par de tries del implacable Jonny May en 20 minutos, generados a partir de la defensa, abrió el camino a los ingleses en el primer tiempo. Australia, que tuvo más posesión

(64%), jugó más tiempo en territorio ajeno (62%) y corrió más del doble de metros con la pelota (578 contra

275), reaccionó al inicio de la segunda mitad y se puso nuevamente en partido (16-17) con una gran acción personal de Marika Koroibete, el mejor wallaby de Japón 2019. Pero de inmediato una gran entrada del pilar Kyle Sinckler para romper la línea defensiva como si fuera un centro eyectó a Inglaterra.

Y entonces apareció la figura de Owen Farrell, esta vez con el número 10 en la espalda (acertada inclusión de Henry Slade como centro en detrimento de quien venía siendo el apertura y estratega, George Ford). El capitán anotó 20 puntos con 100% de efectivida­d en los envíos a los palos, incluidos 11 tantos sucesivos para pasar de 22-16 a 33-16 y sentenciar el partido. Sobre el final, Anthony Watson cerró la cuenta con un try de intercepci­ón.

Inglaterra se mete entre los mejores cuatro por primera vez en 12 años, luego de caer en los cuartos de final de 2011 ante Francia y de no pasar la zona de grupos en 2015. Lo hizo con la goleada más amplia en su historial contra Australia, que por primera vez recibió 40 puntos en un Mundial. Y otra primera vez fue la de un entrenador venciendo al selecciona­do de su propio país.

El neozelandé­s Joe Schmidt estuvo lejos de emularlo. Irlanda quedó reducida a un sparring ante la espectacul­aridad de All Balcks y el Trébol vuelve a quedarse fuera de las semifinale­s; es la única de las nueve potencias que nunca cruzó esa línea. Las dos victorias de los europeos en los últimos tres encuentros entre sí quedaron como una anécdota frente al poderío de los neozelande­ses. Fue la peor derrota de Irlanda en su trayectori­a en los mundiales y aquella en que más puntos recibió.

La mejor disposició­n de los forwards de negro para dar combate en el breakdown resultó la diferencia, tanto para neutraliza­r la mayor fortaleza de los irlandeses (el control de pelota y las posesiones largas) como para meterse en la defensa rival y darles impulso a sus tres cuartos. El medio-scrum Aaron Smith marcó el camino con dos tries en el primer cuarto del partido y a partir de eso Nueva Zelanda edificó una victoria contundent­e.

El gran duelo entre Inglaterra y Nueva Zelanda quedó configurad­o. No se puede hablar de final anticipada, porque también del otro lado de la llave hay equipos fuertes. Pero no hay enfrentami­ento más esperado en los últimos cuatro años que el que se jugará el sábado a las 5 de Buenos Aires en Yokohama.

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E. Hoshiko / AP Para All Blacks, el paso a las semifinale­s fue tranquilo, ante Irlanda
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P. Cziborr / REUTERS La felicidad de los rugbiers ingleses, tras la sólida victoria sobre Australia

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