LA NACION

Fingió estar muerta para poder salvarse del llamado “loco del martillo”

La víctima, una mujer trans de 37 años, fue golpeada durante un intento de robo en su vivienda

- Gabriel Di Nicola

Investigac­ión.

El plan era matarla. Asesinarla para robarle y por odio a su identidad de género. Aprovechan­do que estaba en el departamen­to de María Celeste S., una mujer trans de 37 años, a cargo de unos trabajos de reparación, primero electrific­ó el marco de la puerta del baño. Cuando ella apoyó sus manos, recibió una descarga eléctrica que la hizo desvanecer­se. Entonces, Cristian Scigliano comenzó a pegarle golpes de puño en todo el cuerpo mientras exclamaba: “¿Me vas a dar la plata?”. Era el principio de un brutal ataque.

Todo ocurrió en un departamen­to del noveno piso de un edificio situado en Suipacha al 700, en el barrio de San nicolás. Cuando María

Celeste S. recuperó el conocimien­to, Scigliano comenzó a golpearla en la cabeza con la punta de un martillo y decía: “Morite, p.., te voy a matar”. Fueron dos golpes certeros en el cráneo que le provocaron fracturas de la calota craneal. la víctima intentó defenderse y logró sacarle el martillo a su agresor. Todo fue peor, porque Scigliano, de 37 años, la tomó del cuello y comenzó a asfixiarla. Después la llevó hasta una ventana con la intención de arrojarla por el balcón, pero no pudo porque María Celeste S. se resistió y comenzó a forcejear.

En el forcejeo, el “loco del martillo”, como definió al acusado un detective del caso, intentó, contra la voluntad de la víctima, bajarle las calzas y violarla. la llevó a la cama y volvió a pegarle golpes de puño. Fue el peor momento porque María Celeste S. sentía que se ahogaba con su propia sangre y su agresor comenzó a apretarle el cuello mientras le espetaba: “Morite, p..., morite, p...”. Ella pensó que no tenía escapatori­a. Entonces fingió que estaba muerta.

Scigliano la soltó, le robó el dinero que tenía en la billetera, la tarjeta SUBE, una tarjeta de crédito, el Dni y las llaves del departamen­to y se escapó. Así surge de una resolución del juez en lo criminal y correccion­al porteño Darío Bonanno, que procesó con prisión preventiva a Scigliano por el delito de homicidio agravado por haber sido cometido para consumar otro delito, por odio a la identidad de género y por medio violencia de género en grado de tentativa en concurso real con el delito de robo agravado por el uso de armas y concurso real con el delito de abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa.

En el expediente, el Ministerio Público está representa­do por la fiscal Marcela Sánchez. los funcionari­os judiciales tuvieron la colaboraci­ón de detectives de la División Homicidios de la Policía de la Ciudad.

“Con relación a la figura de homicidio, entiendo que la intensidad y la desmesura de la agresión, en particular por sus reiterados y fuertes golpes, alguno de ellos con un elemento absolutame­nte idóneo para causar un gran daño físico, como lo es un martillo, y el lugar sensible adonde dirigió sus ataques, sumado al intento de, luego, asfixiar a la víctima y empujarla por el balcón, permiten afirmar sin hesitacion­es que la acción disvaliosa del acusado se vio dirigida a quitarle la vida a María Celeste S., y que el resultado de la muerte no ocurrió por cuestiones ajenas a su voluntad, pese a que desplegó acciones idóneas para lograrlo”, afirmó el juez Bonanno en el auto de procesamie­nto.

Para el juez, según la resolución, es probable que el acusado haya querido matar a María Celeste S. para poder robarle dinero y luego cambió la intención y quiso quitarle la vida por el odio a su identidad de género. El magistrado entendió que Scigliano actuó con desprecio.

Un mensaje de odio

“Su objetivo no solo fue quitarle la vida a María Celeste S., sino también anular su libertad de expresar su identidad de género. Con este accionar, el acusado expresó un mensaje totalmente despreciab­le, de odio, que transcendi­ó una afectación individual de los bienes jurídicos de la víctima para proyectars­e, además, sobre el colectivo de personas que eventualme­nte puedan sentir que comparten la identidad de género con ella y que expresar su identidad puede ser peligroso para su integridad física y psíquica”, explicó el juez Bonanno en su resolución.

El ataque contra María Celeste S. ocurrió entre las 19 y las 22 del 14 de agosto pasado. El acusado fue detenido 45 días después en Verónica, en el partido de Punta indio. Fue apresado por una comitiva de la Policía de la Ciudad, con la colaboraci­ón de uniformado­s de la policía bonaerense. Según fuentes policiales, el sospechoso era cliente de María Celeste. Ella prestaba servicios sexuales a cambio de dinero. En uno de los encuentros arreglaron que él iba a hacerle unos trabajos de refacción en su departamen­to, situado en Suipacha y Córdoba, en el barrio de San nicolás.

Por orden de la Justicia se ordenó la intervenci­ón de la línea telefónica del sospechoso y en una de las comunicaci­ones surgió el dato de que el evadido estaba en la localidad de Verónica. Detectives de la División Homicidios de la ciudad estuvieron varios días allí y trabajaron de forma encubierta en la misma comunidad hippie donde se había radicado el sospechoso hasta que lograron detenerlo.

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policía de la ciudad El sospechoso fue detenido en una comunidad hippie, en Verónica

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