LA NACION

El laboratori­o de Gallardo, con el chileno Díaz en modo comodín

El técnico no descansa: ensayó con cuatro modelos de formación y tres esquemas tácticos

- Juan Patricio Balbi Vignolo

Una de las caracterís­ticas más repetidas del ciclo de Marcelo Gallardo en River es jugar con el misterio de la formación hasta último momento. Sin facilitarl­e la tarea al rival, son escasas las ocasiones en las que confirmó al equipo titular y reiteradas las veces en las que sorprendió con algún cambio inesperado. Y la final de la Copa Libertador­es no parece ser la excepción: quizás hasta último momento no se sabrá con certeza quiénes serán los elegidos para batallar con Flamengo.

En las últimas prácticas antes de partir rumbo a Perú, Gallardo dispuso de cuatro alternativ­as. Pero en la cabeza del entrenador no solo está el armado del equipo, sino también la búsqueda de variantes y soluciones para utilizar durante el juego.

Con los 30 jugadores de la lista a disposició­n, el primer equipo del plan es el que sale de memoria y tiene mayor rodaje: el clásico esquema 4-1-3-2, interpreta­do por Armani; Montiel, Martínez Quarta, Pinola y Casco; Enzo Pérez –eje de contención–; Nacho Fernández, Palacios y De La Cruz; Borré y Suárez.

En las restantes tres variantes aparece un sorpresivo comodín: Paulo Díaz, el “bombero” chileno que puede oficiar de defensor central, lateral por ambas bandas o volante de marca. Así, en una primera prueba, Gallardo colocó a Díaz en la zaga y diseñó un dibujo táctico 5-3-2, el que utilizó en la Bombonera en la primera final de la Copa Libertador­es 2018. Con ese esquema, además, hubo dos equipos diferentes: uno con Palacios y otro con De la Cruz.

En tanto, la cuarta variante, quizás fue la más imprevista: en la línea de cuatro defensores ubicó a Díaz como volante de marca en la zona central y liberó a Enzo Pérez. De esta manera, podría mantener el 4-1-3-2 o utilizar un clásico 4-4-2, según el posicionam­iento de las piezas.

Con Ponzio –jugó cuatro partidos en el semestre y solo en uno completó los 90 minutos– y Zuculini –disputó seis juegos; cuatro de titular– relegados por lesiones, la impensada idea del DT no sería un desafío nuevo para el chileno, que incursionó en ocasiones como volante defensivo durante sus ciclos en Palestino, San Lorenzo y Al Ahli, de Arabia Saudita.

Desde su llegada en agosto, Díaz, de 25 años, acumula ocho partidos –seis como titular–, 603 minutos jugados y una sola participac­ión en la Copa: los 19 minutos en la semifinal frente a Boca, en la Bombonera. La polifuncio­nalidad lo transformó en el comodín, una carta que podría ser determinan­te en el plan que pergueña de Gallardo para conquistar Lima.

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