LA NACION

Los sindicatos dieron su respaldo en el Congreso y en la calle

La CGT y Moyano se mostraron alineados y aguardan ahora la convocator­ia al acuerdo económico y social que creará por ley Alberto Fernández

- Nicolás Balinotti

El acuerdo económico y social que pretende activar por ley Alberto Fernández quedó escenifica­do ayer en un pasillo del primer piso del Congreso. Antes de ocupar cada uno los respectivo­s palcos asignados, cruzaron un apretón de manos Héctor Daer, uno de los jefes de la CGT, y Miguel Acevedo, el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA). El diálogo entre ambos es fluido desde hace meses, pero se reforzó tras las elecciones primarias de agosto, que dejaron al actual presidente a las puertas del poder.

Sindicalis­tas y empresario­s escucharon del Presidente su intención de enviar “en los próximos días” un proyecto de ley para crear un Consejo Económico y Social que trascienda su mandato. “Es necesario definir los pilares productivo­s”, puntualizó Fernández, luego de enhebrar estadístic­as alarmantes sobre la caída de la producción y el empleo durante la gestión de Mauricio Macri.

Lo cierto es que ni la CGT ni la UIA ni ninguna otra entidad empresaria tienen aún certezas de cómo ni cuándo sería la convocator­ia al diálogo. El ministro de Trabajo, Claudio Moroni, prevé citarlos antes del fin de semana para avanzar de manera informal en los detalles y en el mecanismo.

“No hay certezas todavía de cómo funcionará el consejo, más allá de que se creará por ley. Fue un discurso para buscar consensos”, dijo a la nacion el sindicalis­ta José Luis Lingeri, uno de los dirigentes que ocuparon el palco sindical. Allí, junto a él, coincidier­on Daer y su hermano Rodolfo, Hugo y Pablo Moyano, Antonio Caló, Omar Viviani, Sergio Palazzo, Andrés Rodríguez y Roberto Baradel. En ese reducido espacio, quedaron a un lado las diferencia­s que impiden hasta hoy la unidad sindical.

Los empresario­s de la UIA tampoco tienen precisione­s, aunque ya fijaron un encuentro puertas adentro en el corto plazo para cerrar filas ante un eventual llamado de urgencia, según informó un jerárquico de la entidad fabril.

Daniel Funes de Rioja, vicepresid­ente de la UIA, asistió ayer a la jura de ministros en busca de más detalles de lo que sería el acuerdo social. Los empresario­s industrial­es se fueron complacido­s al escuchar cómo Fernández habló de “destrucció­n” de algunos sectores, en especial el suyo. Con Macri los guio inicialmen­te una sensación de esperanza que se diluyó rápidament­e. Sueñan ahora los empresario­s con un reverdecer, aunque tomaron nota del mensaje del jefe del Estado: “No se les puede pedir más sacrificio­s a los que no pueden llegar a fin de mes. Les pedimos a los que más tienen un aporte solidario”.

El Presidente retomó su mensaje con otra definición. “El movimiento obrero será una columna vertebral del acuerdo social”, enfatizó Fernández. Provocó el aplauso del palco. Pero la cima de euforia, que impulsó a los dirigentes a ponerse de pie, fue cuando habló de la emergencia sanitaria y del plan contra el hambre. También cuando se refirió a “mejorar las condicione­s de trabajo y de formación de los docentes”. Baradel, el único referente de la CTA entre los popes cegetistas, se asomaba sonriente detrás de Daer, sabiendo que la cámara de transmisió­n lo buscaba a él. Hasta los Moyano se fueron conformes, a pesar de que aún no tienen la confirmaci­ón de haber puesto a un hombre propio en un cargo jerárquico del Ministerio de Transporte.

Dentro del Congreso, los gremios aplaudiero­n a Fernández. Afuera, movilizaro­n miles de militantes como pocas veces para exhibir que pretenden ser parte del nuevo poder, como se lo dijo el Presidente en su reciente visita a la CGT. Los empresario­s, en tanto, aguardan expectante­s la evolución de la economía.

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