LA NACION

Un compromiso con los derechos de las mujeres

El Presidente se comprometi­ó a hacer “todos los esfuerzos” por la igualdad de géneros; pero no hizo ninguna mención a la legalizaci­ón del aborto

- Soledad Vallejos

Lo dejó para el final, pero no quiso cerrar su discurso sin mencionar “enfáticame­nte” que en estos próximos cuatro años hará todos los esfuerzos necesarios para que los derechos de las mujeres estén en primer plano.

Frente a la Asamblea Legislativ­a, el presidente Alberto Fernández dijo que va a ponerse al frente de las demandas de las mujeres. Pero nunca hizo mención al imparable reclamo que marcó la agenda de género el año pasado, tanto en las calles como en el Congreso: la legalizaci­ón del aborto. “Buscaremos reducir a través de diversos instrument­os las desigualda­des de género, económicas, políticas y culturales. Pondremos especial énfasis en todas las cuestiones vinculadas al cuidado frente a muchas desigualda­des, ya que la mayor parte del trabajo doméstico recae sobre las mujeres en la Argentina”, continúo Fernández, y mientras los aplausos lo obligaban a hacer una pausa, la cámara de televisión enfocaba en primer plano a Elizabeth Gómez Alcorta, la flamante ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad. También a Marcela Losardo, la ministra de Justicia.

El Presidente habló de equiparar derechos económicos y laborales. Pero su gobierno está lejos de tener un gabinete paritario: 4 de los 21 ministros son mujeres. Proporcion­almente, es el doble del esquema que regía en la presidenci­a de Mauricio Macri.

El resto de las mujeres que juraron ayer son María Eugenia Bielsa, ministra de Vivienda y Hábitat; una arquitecta, política y docente universita­ria desde hace más de tres décadas –hermana de Rafael y Marcelo Bielsa, el excancille­r y el director técnico de fútbol, respectiva­mente–. También nombró viceminist­ra de Educación a la pedagoga Adriana Puiggrós, que fue directora general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires entre 2005 y 2007, cuando el gobernador bonaerense era Felipe Solá.

Ovación y aplausos de pie

Había pañuelos verdes en el recinto, sobre los estrados de madera y en las muñecas de muchas de las legislador­as, que aplaudían de pie. Fue uno de los pasajes más ovacionado­s del discurso, junto con el reclamo por las islas Malvinas. “Ni una menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la República. Es obligación del Estado reducir drásticame­nte la violencia contra las mujeres hasta su total erradicaci­ón”, insistió Fernández, alzando la voz ante la efusiva respuesta.

La legalizaci­ón del aborto, tema que eligió obviar en el discurso de asunción, fue una insignia repetida durante las charlas y conferenci­as que dio durante la campaña como candidato por el Frente de Todos. Lo hizo dos semanas antes de ser elegido presidente en el Colegio Nacional de Buenos Aires, y también en la Universida­d Nacional Autónoma de México, el mes pasado. “Hay que dejar de ser hipócrita y dejar de castigar el aborto, que condena a las mujeres que menos recursos tienen y que pone en peligro su vida. No soy hipócrita. Toda mi vida enseñé que el aborto nunca debió haber sido un delito. Es el Estado el que debe garantizar­les ese derecho a todas las mujeres. En términos de salud pública, porque de eso se trata”, dijo en aquella ocasión.

Ayer, el Presidente no hizo ninguna referencia al reclamo por el aborto legal, seguro y gratuito, que llevó a cientos de miles de mujeres a las calles.

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Fuegos artificial­es y papelitos, en el escenario de la Casa Rosada

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