LA NACION

Tras el rechazo, definirán con el Papa el nuevo embajador

El Vaticano frenó la propuesta para nombrar a Bellando.

- Gabriel Sued

El congelamie­nto sorpresivo de la designació­n de Luis Bellando como embajador argentino en el Vaticano terminará de saldarse el 31 de enero, cuando el Presidente se reúna con el papa Francisco y acuerden el nombre del nuevo representa­nte del país ante la Santa Sede. Hasta entonces no se difundirá el nombre de ningún otro candidato, dijeron en la Casa Rosada.

Lo que se sabe hasta el momento, después de que el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, confirmó ayer en conferenci­a de prensa que la designació­n había entrado en un proceso de revisión, es que la propuesta, conocida el lunes pasado, disparó una fuerte disputa interna en el gobierno nacional.

“Se reverá y si hace falta, se elegirá otro candidato o candidata. Es un trámite de Cancillerí­a que tendrá sus tiempos administra­tivos y de consulta”, declaró Cafiero, con cautela. “El plácet no está caído, se va a definir el 31”, dijeron en la Casa Rosada, pero concediero­n que todo indica que la suerte de Bellando está echada.

Lo único que se sabe del nuevo embajador es que será de carrera diplomátic­a, tal como lo sugirió el Papa. El último elegido de Cristina Kirchner había sido el dirigente del peronismo porteño Eduardo Valdés, quien le dio un perfil político a su tarea. “El Papa no quiere que la embajada sea una unidad básica”, dijeron en el Gobierno.

En despachos de la Cancillerí­a y de la Casa Rosada aseguran que la candidatur­a de Bellando fue promovida por el secretario de Asuntos Estratégic­os, Gustavo Beliz, sin el consentimi­ento del cuerpo diplomátic­o ni de las autoridade­s del Ministerio de Relaciones Exteriores. “Alguien se apuró en hacer los mandados”, dijeron, para apuntar a Beliz. La postulació­n de Bellando fue confirmada el lunes por la Cancillerí­a, que incluso mandó los datos curricular­es del diplomátic­o.

Los que cuestionan el proceso de designació­n de Bellando señalan que, en contra de lo que se acostumbra, se echó a rodar el nombre del diplomátic­o sin haber hecho un testeo previo con el Vaticano o con la Nunciatura Apostólica. “Lo tiraron antes de tiempo y lo quemaron”, dijeron en el sector presidenci­al de la Casa Rosada.

Los motivos por los que el Vaticano hizo saber a la Cancillerí­a que rechazaría el plácet de Bellando, un diplomátic­o de carrera que se desempeñó hasta noviembre como embajador en Angola, no fueron aclarados de manera oficial, ni por la Nunciatura Apostólica, ni por la Casa Rosada. En el Gobierno solo dijeron que habían recibido una comunicaci­ón oficiosa de parte del Vaticano que anticipaba un rechazo. Eso abrió un proceso de revisión, que, en los hechos, puso punto final a la postulació­n.

Casado en segundas nupcias después de un divorcio en su primer matrimonio, Bellando solo se casó por Iglesia la segunda vez, por lo que ese no sería un motivo de determinan­te para el rechazo del Vaticano, dijeron a la nacion en la Cancillerí­a. De ser ese el motivo, la Argentina habría tropezado dos veces con la misma piedra. En 2008, el Vaticano rechazó el plácet de Alberto Iribarne, por haberse divorciado después de un matrimonio por Iglesia. No es el caso de Bellando, que sigue casado con su segunda esposa, la única con la que se casó por Iglesia.

Otras fuentes diplomátic­as señalan que en la decisión vaticana pudo haber incidido un sumario administra­tivo que se abrió contra Bellando en su paso por Brasil, donde se desempeñó como cónsul en Río de Janeiro, entre 2006 y 2008. Le atribuyen haber participad­o de una comparsa, sin los permisos reglamenta­rios. “Es una cuestión menor”, lo relativiza­n funcionari­os que estuvieron entonces en la Cancillerí­a. El perfil ideológico del candidato es una tercera hipótesis.

La reunión entre el Presidente y Francisco será la primera desde que Fernández llegó a la Casa Rosada. Está programada para las 11 hora local, las 7 de la Argentina. Después de un saludo de recibimien­to en la denominada sala del Tronetto, en el segundo piso del Palacio, los dos jefes de Estado pasarán a la reunión a solas en la Biblioteca. El broche final será el intercambi­o de regalos.

Fernández tenía pensado en un principio combinar la visita al Papa con un viaje a Francia, para concretar la postergada reunión bilateral con el presidente Emmanuel Macron. Ese encuentro se suspendió porque no se logró acordar una fecha con el mandatario francés, informaron en la Casa Rosada.

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Archivo Bellando (izquierda) se queda sin embajada

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