Cristina Kirchner, en cuarentena en la casa de Florencia La pandemia desafía la capacidad de reacción de la Cancillería
Solá negoció con autoridades de otros países para repatriar argentinos varados en el exterior; Aerolíneas ya dispuso 35 vuelos especiales La vicepresidenta regresó de Cuba y se aisló en el domicilio de su hija
El intento de repatriar a los argentinos que están en el exterior y de devolver a sus países a los extranjeros que viajaron a la Argentina ante el avance de la pandemia del coronavirus puso a prueba la capacidad de respuesta de la Cancillería y de las representaciones diplomáticas del Estado en el mundo.
Felipe Solá se puso al frente de las negociaciones con las autoridades del Mercosur, la Unión Europea (UE) y de los gobiernos que integran esos bloques para coordinar los operativos de repatriación, que, si bien registraron avances, tuvieron sus obstáculos.
La Argentina fue el primer país que puso a disposición la aerolínea de bandera para traer a los ciudadanos que ya tenían pasaje comprado para volver, pero los operativos –que el Gobierno difundió con tono de épica– se encontraron con dificultades para coordinar los vuelos con otras aerolíneas.
En paralelo, los empleados tanto en la Cancillería como en las representaciones diplomáticas trabajan sin respiro para atender los llamados de los argentinos varados, que se cuentan de a miles y que sobrepasaron la capacidad de respuesta ráSolá pida, lo que generó algunas quejas de quienes quieren volver. El ministerio pidió paciencia.
El desafío de asistir a los que están afuera no solo representó una prueba logística para la cartera, sino también un desafío político. La primera crisis que debe afrontar la Cancillería con la nueva administración se encontró con otro desafío más: convivir con algunos rechazos internos de quienes cuestionan a los argentinos varados. El propio presidente Alberto Fernández se mostró molesto por unos 20.000 argentinos que según las estimaciones oficiales decidieron viajar al exterior ya avanzada la crisis.
estableció personalmente contactos con sus pares para acelerar la toma de decisiones que permitan a otras aerolíneas llevarse a los extranjeros y, de paso, traer a los argentinos que están varados. Así ocurrió, por ejemplo, con la española Arancha González, quien mantuvo, en sus palabras, una “buena conversación” el jueves con Solá para “organizar el retorno ordenado” de los españoles. El diálogo se dio horas después de que el canciller mantuviera una discusión con la aerolínea Iberia, por Twitter.
Solá también mantuvo reuniones virtuales con autoridades del Mercosur y la embajadora de la Unión Europea, Aude Maio-Coliche.
En paralelo, la Cancillería evalúa implementar vuelos chárter –aviones alquilados– para repatriar argentinos que estén en lugares de difícil acceso o donde no se logró acordar con una aerolínea comercial. Al mismo tiempo, el Gobierno dispuso el envío de dos aviones Hércules C-130 de la Fuerza Aérea para repatriar argentinos varados en Perú, que llegaron al país ayer.
Ya hubo algunos vuelos chárter, como el de los argentinos varados en un crucero frente a la isla de Guadalupe, en el Caribe. El embajador en Barbados y la Cancillería se comunicaron con el gobierno de Emmanuel Macron. Solo recibieron autorización para desembarcar el viernes, una vez que tuvieron confirmado el vuelo de regreso, en un avión de la aerolínea Air Belgium.
Los operativos para traer a los argentinos continuarán durante los próximos días. Llevará tiempo. La Cancillería censó, hasta ahora, a cerca de 25.000 ciudadanos que llenaron un formulario oficial para informar su situación, aunque no todos están en condiciones de volver por no tener el pasaje ya adquirido. Según estimaciones de Aerolíneas Argentinas, hasta ayer se repatriaron 10.000 personas.
El país fue el primero en la región en establecer un operativo de repatriación, que días después fue seguido por Perú y México. Sin embargo, hay otros gobiernos que si bien emitieron una comunicación a sus ciudadanos para que regresaran a sus países, mantienen sus fronteras aéreas cerradas.
Colombia, por caso, prohibió el ingreso de cualquier persona que viaje desde el extranjero por 30 días, lo que incluye a los colombianos. España, en tanto, pidió que los que gocen de “buena salud” eviten volver al país. Hasta ahora, Aerolíneas Argentinas ya dispuso 35 vuelos especiales.
Tras arribar acompañada por su hija en el último vuelo que conectó Cuba con nuestro país, la vicepresidenta Cristina Kirchner quedó en cuarentena en la casa que Florencia posee en el barrio de Constitución, a la que esta última regresó tras un año de permanencia en la isla caribeña bajo tratamiento médico.
Así lo informaron voceros de la vicepresidenta, quienes precisaron que Cristina Kirchner permanecerá junto a su hija las próximas dos semanas de aislamiento social obligatorio para quienes llegan del exterior, en el semipiso de cuatro habitaciones ubicado en la calle San José 1111 y que fuera propiedad del secretario de Cultura durante el kirchnerismo Jorge Coscia,
La presidenta del Senado arribó en la noche del domingo a Buenos Aires en el último vuelo de Cubana de Aviación, que llegó a la Argentina luego de que se declaró el control del ingreso al país por el espacio aéreo.
Tras desembarcar de la aeronave, Cristina Kirchner y su hija abordaron un automóvil en el que se pudo ver a la expresidenta vistiendo un sombrero de ala ancha y anteojos oscuros. En la parte de adelante, el conductor y su acompañante llevaban barbijos.
Este viaje marcó el fin de la estadía de Florencia Kirchner en Cuba, país al que viajó en febrero del año pasado para estudiar cinematografía, pero que terminó convirtiéndose en su hogar durante el último año.
La decisión de quedarse en la isla caribeña fue anunciada por su madre en marzo del año pasado, cuando en una serie de mensajes en la red social Twitter dijo que, “producto de la persecución feroz a la que fue sometida”, su hija “empezó a tener severos problemas de salud”.
Según el parte de los médicos que la atendieron en Cuba, la hija de la expresidenta sufrió un cuadro de estrés postraumático y un linfedema en las piernas, afección esta última que le impedía, siempre según la versión de la expresidenta, abordar un vuelo de regreso a la Argentina.
El linfedema es una afección por la cual se produce la inflamación de las piernas, situación, siempre de acuerdo con los médicos que la atendieron, que le impedía permanecer mucho tiempo parada o sentada y, por lo tanto, un obstáculo para afrontar el vuelo entre la isla y Buenos Aires.
Al momento de quedar bajo tratamiento en un instituto médico de La Habana, Florencia Kirchner se encontraba acusada de integrar una asociación ilícita destinada al lavado de dinero en las causas denominadas Los Sauces y Hotesur, empresas hoteleras de la familia Kirchner.