LA NACION

Los estados se despegan de Trump y sigue la puja por el plan de estímulo

Varios gobernador­es ampliaron las medidas de distanciam­iento social; no hay acuerdo para aprobar el paquete financiero

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– A dos meses de la llegada del nuevo coronaviru­s al país, Estados Unidos aún intenta terminar de poner a punto la respuesta a la pandemia. Sin una cuarentena nacional, una docena de estados reforzaron la ofensiva contra los contagios en los últimos días, al adoptar políticas de “quedarse en casa”, aunque más laxas que las de Italia, España o la Argentina. Y las negociacio­nes en el Congreso para sacar un paquete de rescate que pare la caída libre de la economía aún continúan.

Estados Unidos ya superó a España y se convirtió en el tercer país con mayor cantidad de casos del mundo –41.708, según la Universida­d Johns Hopkins–, detrás de China e Italia, donde los contagios ya han comenzado a ceder. Y ayer, por primera vez, hubo más de 100 muertos en un solo día, y el número total de víctimas ascendió a 579.

A pesar de que la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) advirtió que la pandemia se ha acelerado y las medidas adoptadas para frenar los contagios eran insuficien­tes, el presidente Donald Trump se mostró preocupado por volver a poner en marcha a la economía y ansioso por dar vuelta la página, y sugirió que las restriccio­nes para aplanar la curva de propagació­n del virus eran demasiado duras.

“No podemos dejar que la cura sea peor que el problema”, dijo Trump, ayer, en la sala de prensa en la Casa Blanca.

El presidente ya había dado ese mensaje anoche, en Twitter, y lo reiteró en varias ocasiones al responder preguntas de la prensa. Una y otra vez dijo que quería abrir el país de nuevo “muy pronto”, sin dar una fecha concreta, y que, si fuera por los médicos, “dirían que apaguemos todo el mundo”.

“Volveremos a los negocios como país muy pronto. Van a escuchar sobre eso muy pronto”, dijo. “No estoy pensando en meses. Vamos a volver a abrir nuestro país”, reiteró luego, sin dar precisione­s.

Los estados van fondo

Pero varios estados han ido más allá de las recomendac­iones de la Casa Blanca para frenar la pandemia. Desde el jueves último, 12 estados –California, Connecticu­t, Delaware, Illinois, Indiana, Louisiana, Massachuse­tts, Michigan, New Jersey, Nueva York, Ohio, West Virginia– impusieron una política de “quedarse en casa”, y ordenaron el cierre de los negocios que no sean esenciales. Las órdenes de los gobiernos estatales abarcan a casi 127 millones de personas, el 40% de la población del país.

Así y todo, mientras en España o en la Argentina se han visto imágenes de policías deteniendo a personas en la calle que han salido a hacer ejercicio o a pasear en bicicleta, las órdenes de los estados ofrecen un amplio margen para dejar el hogar, y en varios casos aclaran incluso que la gente puede salir a caminar, pasear, correr y andar en bicicleta, o, en el caso de Delaware, por ejemplo, realizar actividade­s “esenciales para la salud”.

En Nueva York, el epicentro de la pandemia en Estados Unidos con más de 12.000 infectados, muchas calles aparecen desiertas, pero en el subte de la ciudad todavía se podían ver vagones con mucha gente, pese a los múltiples pedidos por parte del gobernador, Andrew Cuomo, y del alcalde la ciudad, Bill de Blasio, a la gente para que permanezca en su casa.

Negociacio­nes en Washington

Mientras los gobiernos estatales ultiman esfuerzos para contener la pandemia y atender a miles de personas, en Washington republican­os y demócratas discutían y fracasaban en su intento por alcanzar un acuerdo en el Congreso para aprobar un monumental rescate fiscal para la economía, que, según los planes sobre la mesa, rondaría los US$2 billones. Los demócratas bloquearon en el Senado una propuesta de los republican­os, y a su vez, impulsaron su propio paquete fiscal. El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, intentaba apresurar las negociacio­nes para cerrar un paquete final.

Ante las demoras en Washington, Wall Street volvió a caer, a pesar de otra desesperad­a movida de la Reserva Federal (Fed, en la jerga financiera). El banco central dejó otra vez en claro que está dispuesta a jugar a fondo para evitar una crisis mayor y anunció la eliminació­n de lo límites a las compras de bonos del Tesoro y de activos respaldos por hipotecas, una decisión que, en los hechos, implica imprimir todo el dinero que haga falta para aportar liquidez a los mercados y estabiliza­r la economía.

Pero la movida de la Fed no impidió que los mercados sufrieran otra caída y profundiza­ran su derrape por el avance de la pandemia y la guerra de precios en el mercado del petróleo entre Arabia Saudita y Rusia. El Dow Jones cayó un 3% y el S&P 500 cayó otro 2,9 por cientos. Los dos índices líderes de Wall Street ya perdieron todo lo que ganaron durante la presidenci­a de Trump, y por ahora nada indica que el pánico de los inversores haya tocado fondo.

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