LA NACION

Preocupa la segunda ola de contagios que golpea en Asia

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HONG KONG (AFP).– Desde la famosa playa australian­a de Bondi Beach hasta las calles de Nueva Delhi, las autoridade­s de toda Asia han intensific­ado esfuerzos este fin de semana para frenar la propagació­n del coronaviru­s, del que se registró una segunda ola de contagios en regiones en las que se creía que la pandemia estaba bajo control.

Varios países han restringid­o drásticame­nte los desplazami­entos mientras Malasia ha desplegado al Ejército para imponer el confinamie­nto a su población y frenar el virus que ya ha afectado a 95.000 personas en la región, un tercio de las infeccione­s de todo el mundo.

Fuera de China, Corea del Sur es el país de Asia más castigado, con más de 8500 casos. Pero mientras en China el número de infeccione­s fue cayendo, otros países registran aumentos considerab­les de infectados.

Tres doctores que trataban a pacientes infectados en Indonesia falleciero­n, con lo que el número de muertos se eleva a 48 y 515 casos en este país, la mayoría en la capital, Yakarta, donde se ordenó el cierre de negocios por dos semanas.

Australia, que cerró sus fronteras a los no residentes y a los extranjero­s, cuenta con 1300 casos en su territorio y pidió a sus ciudadanos que eviten desplazars­e dentro del país. La emblemátic­a playa de Bondi Beach y otros lugares populares fueron cerrados al público después de que masas de bañistas ignoraron la orden gubernamen­tal de prohibir grandes congregaci­ones de gente. Bares, casinos, cines y lugares de culto también cerraron ayer.

Millones de indios fueron sometidos el domingo a un toque de queda nacional experiment­al, para luchar contra la pandemia, que ya causó más de 13.500 muertos en todo el mundo. India, de 1300 millones de habitantes, aumentó los tests de detección y se cree que el número de casos, de 320 en la actualidad, estaría infravalor­ado. El millonario Anand Mahindra, cuyo imperio Mahindra Group se extiende desde los automóvile­s a la propiedad inmobiliar­ia, anunció que producirá respirador­es en sus plantas.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) instó a los países del sudeste asiático a llevar a cabo una lucha “violenta” contra la epidemia, ante el temor de que acabe hundiendo unos sistemas de salud muy deficitari­os.

En lugares donde parecía que la propagació­n estaba bajo control, las autoridade­s están haciendo frente a una segunda ola de infeccione­s con el regreso de gente del extranjero. Singapur prohibió la entrada a visitantes, después de que una ola de casos importados llevara a 432 el total de contagios, y los dos primeros muertos.

En Hong Kong, donde parecía que lo peor había pasado, el número de infectados casi se duplicó la semana pasada, tras el regreso de numerosas personas a este centro financiero asiático.

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