Vuelven al confinamiento los cinco millones de habitantes de Melbourne
Atribuyen el brote de 1000 contagios al incumplimiento de las medidas de restricción en los centros de cuarentena para los viajeros
MELBOURNE.– Tras haber superado exitosamente una primera ola de casos, las autoridades de Melbourne, la segunda ciudad más poblada de Australia, con cinco millones de habitantes, decretaron la vuelta a las medidas de confinamiento por un rebrote “potencialmente más trágico”.
Las autoridades locales anuncia ron ayer la medida recomendada por el Ministerio de Salud australiano en un intento de controlar la expansión de los nuevos casos detectados, por un plazo de seis semanas.
El rebrote en la ciudad del estado de Victoria, que comenzó a agravarse hace dos semanas y ya sobrepasa los 1000 casos, fue atribuido principalmente al incumplimiento de las medidas de restricción en los centros de cuarentena para los viajeros que vienen de fuera del país.
“Estamos en una posición más precaria, de mayor reto y potencialmente más trágica que donde estuvimos hace unos meses”, admitió el jefe del gobierno de Victoria, el premier Daniel Andrews.
Melbourne concentra en este momento la mayoría de los nuevos contagios australianos: 191 nuevas infecciones en tan solo 24 horas, en un país que registró en total hasta ahora 9000 casos de coronavirus y 109 fallecimientos.
Andrews recalcó que los habitantes de Victoria deben “ser realistas acerca de las circunstancias que afrontamos. Tenemos que ser claros entre nosotros de que esto no ha terminado. Pretender que ha pasado porque así lo queremos no es la respuesta. Eso es parte del problema”.
El país, cuyas fronteras siguen cerradas salvo para vuelos especiales y de repatriación, había logrado contener el avance del virus con la implementación temprana, desde marzo, de medidas de distanciamiento social, y se encontraba en la última fase de desconfinamiento.
Restricciones flexibles
Las restricciones de Australia, que llegó a prohibir las reuniones de más de dos personas, no fueron tan duras como en otros países afectados por la pandemia, y su gestión de la crisis había sido una de las más elogiadas del mundo, hasta que el rebrote en Melbourne cambió todo.
El nuevo confinamiento prevé el cierre de centros educativos, lo cual obligará a la mayoría de los alumnos a seguir sus clases en línea. Por su parte, restaurantes y cafés solo podrán vender comidas y bebidas para llevar. La gente podrá ir a trabajar, hacer compras o al médico.
“Si no tomamos esas medidas, no serán un par de cientos de casos por día, serán muchos más que eso y se descontrolarán”, insistió el premier de Victoria, en el sudeste del país.
La semana pasada, las autoridades locales ya habían confinado 12 áreas de la ciudad, y desde el sábado también quedaron aisladas nueve torres de viviendas públicas, donde unas 3000 personas están sometidas a una cuarentena todavía más estricta que esas otras zonas.
También entró en vigor a partir de las cero horas de ayer el cierre de la frontera entre el estado de Victoria, del cual Melbourne es capital, y el estado de Nueva Gales del Sur, los dos principales territorios del país, cuya población conjunta supera el 50% del total de Australia.
Esa frontera de más de 4600 kilómetros permaneció abierta durante los meses más duros de la pandemia, y su cierre, por primera vez desde hace más de un siglo, será controlado por 650 agentes de la policía y por entre 350 y 500 soldados, informó el Ministerio de Defensa.
Victoria, que representa el 23% de la economía nacional, también está aislada de las otras jurisdicciones de Australia, que en algunos casos llevan semanas sin reportar infecciones.
Australia invirtió más del 13% de su PBI en fondos de asistencia y estímulos por la pandemia, y es considerado el tercer mejor país en la gestión de la lucha contra el coronavirus, detrás de Corea del Sur y Letonia, según un reciente informe de la ONU.