LA NACION

La Ciudad evalúa la estrategia para una reapertura gradual

Los puntos claves son el índice de contagiosi­dad, el distanciam­iento social, el operativo Detectar y los tests sistemátic­os para médicos, policías y geriátrico­s

- Fabiola Czubaj

Cuando recién se cumple una semana de esta nueva etapa en fase 1 de la cuarentena en el área metropolit­ana de Buenos Aires (AMBA) y aún no se conoce el efecto que está teniendo en los números de la pandemia, el gobierno bonaerense apuesta por prolongar las restriccio­nes a partir del 18 de este mes, mientras que la Ciudad propone la vuelta progresiva a las actividade­s de bajo riesgo para la transmisió­n comunitari­a del virus.

Para el ministro de Salud provincial, Daniel Gollán, las esquirlas de “liberar mucho” el AMBA podrían llegar hasta Rosario y Córdoba, según advirtió en declaracio­nes radiales sobre el impacto de la región en otras jurisdicci­ones. En tanto, su par porteño, Fernán Quirós, dijo en conferenci­a de prensa que busca “llegar al 17 con la curva (de casos) lo más controlada posible” y el índice de velocidad de contagios (R) también “lo más bajo posible”.

Hasta ahora, son 13 los barrios, incluidas las siete villas, en los que la Ciudad desplegó desde mayo pasado el operativo fijo y móvil de búsqueda de contactos de casos confirmado­s y detección de casos sospechoso­s con testeos y aislamient­o para interrumpi­r los contagios.

Eso es el 27% de la jurisdicci­ón, y en Salud prevén cubrir casi todos los barrios con la visita de equipos de entre 20 y 40 rastreador­es. Sus búsquedas se activan cada vez que se detecta un caso positivo de Covid-19. A la vez, las 20 unidades febriles de urgencia (UFU) de los hospitales reciben las consultas espontánea­s de personas con síntomas.

Junto con este despliegue territoria­l, se mantienen los testeos sistemátic­os (serológico­s y diagnóstic­os) en los profesiona­les de la salud y los trabajador­es de los geriátrico­s, y ahora se agrega la policía. El personal esencial, que se moviliza a diario, es el que está sosteniend­o la transmisió­n social del virus.

En la Ciudad evalúan que si esta estrategia de detección temprana activa de los casos (dentro de las 72 horas), sus contactos y el aislamient­o para evitar nuevos contagios se combina con un refuerzo de los controles de la movilidad interjuris­diccional y la población no abandona los cuidados personales y se respeta el distanciam­iento social se podrá hacer frente a una “segunda ola” de casos que el sistema sanitario soportaría sin colapsar.

Indicadore­s

Hay una estimación que siguen con atención en los despachos de la jefatura del gobierno porteño: entre 1200 y 1500 casos diarios. Si eso se mantuviera varios días sería una señal de alarma para la disponibil­idad de camas y los servicios de terapia intensiva que, como publicó la nacion, consideran “bajo control”, con una curva de casos “estable”.

En cambio, en el Ministerio de Salud prefieren hablar de la evolución del R o índice de contagiosi­dad, que describe la velocidad con la que se puede propagar el virus. La expectativ­a ahí está puesta en que con esta etapa más restrictiv­a de la cuarentena se ubique por debajo de 1 (estaba en 1,05), con una duplicació­n de los casos por sobre los 20 días.

“Con un R debajo de 1, el Detectar activo en casi todos los barrios y los testeos sistemátic­os al personal de la salud, los geriátrico­s y la policía, además del distanciam­iento social y los cuidados de la población, la idea es ir abriendo paulatinam­ente las actividade­s para volver al estado previo de la cuarentena estricta”, informaron a la nacion.

“Todavía falta mucho para el 17 (de julio)”, dijo el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, al finalizar una reunión en La Plata con el gobernador Axel Kicillof. Según dejaron trascender, se analizó la instrument­ación con más fuerza del plan Detectar en el territorio bonaerense, en especial en el conurbano, donde hay 875 villas. Para eso, hay que ampliar la disponibil­idad de rastreador­es y de insumos para testeos, además del aislamient­o de los casos y los contactos estrechos.

Es que en la provincia el avance de la pandemia estaría transitand­o lo que la ciudad pasó cuando, en mayo, se produjo el brote en la Villa 31 de Retiro y, luego, se fue expandiend­o a otros barrios populares. Recién entonces, con algunas semanas de diferencia, los brotes empezaron a multiplica­rse en el resto de los barrios porteños.

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ricardo pristupluk La Ciudad propone una flexibiliz­ación progresiva

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