LA NACION

EE.UU. supera los tres millones de casos, pero Trump sigue con su libreto

Pese a que los contagios van en aumento, el presidente insistió en la necesidad de apurar la reapertura y volver a clases

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Justo cuando la pandemia del coronaviru­s arrasa con Estados Unidos, el presidente Donald Trump elige darle la espalda. La primera potencia global, aislada, quebrada y sin una estrategia nacional para afrontar la crisis, superó ayer los tres millones de casos confirmado­s de Covid-19, y en los estados donde la epidemia hace estragos las muertes diarias aumentan. Pero Trump, con la mira puesta en la elección presidenci­al de noviembre, se muestra decidido a presionar para continuar con la apertura.

“No vamos a cerrar, nunca cerraremos”, dijo en un evento montado por la Casa Blanca para presionar a los estados para que permitan el regreso a clases en el otoño boreal.

Trump amenazó con recortar fondos a los estados que se nieguen a permitir el regreso de los alumnos a clases, y criticó al Centro de Control de Enfermedad­es (CDC, según sus siglas en inglés) por fijar criterios –a su juicio– demasiado estrictos para abrir las escuelas. El presidente negó una y otra vez la gravedad de la crisis durante los últimos días, y ofreció informació­n falsa o engañosa, en un esfuerzo de intentar convencer al país de que la pandemia es mucho menos grave de lo que marca la realidad, y que se pueden acostumbra­r a convivir con la crisis y seguir adelante con su vida.

En varios mensajes en Twitter, Trump dijo que el 99% de los casos de Covid-19 “son inofensivo­s” y que Estados Unidos tiene una de las tasas de mortalidad “más bajas del mundo”, cuando en realidad tiene la segunda tasa más alta entre los países más afectados, detrás de Gran Bretaña, según la Universida­d Johns hopkins. Esa tasa, que además aumenta, se ubica en 40,19 por cada 100.000 habitantes.

Trump también acusó a los medios de ocultar el hecho de que “las muertes por el virus de China bajaron 39%”. Pero ese dato es engañoso: mientras las muertes bajan en Nueva York, Nueva Jersey y otros estados donde la pandemia golpeó primero, aumentan en Arizona, Florida, Texas y en otros estados donde la pandemia ahora arrasa.

Ashish Jha, director del Instituto de Salud Global de harvard, dijo que las muertes están aumentando en nueve de los diez estados que muestran el mayor aumento de casos. “Dejemos de fingir que los casos están aumentando pero todo es inofensivo. Los grandes aumentos en las hospitaliz­aciones eran obvios hace días. Ahora es obvia la creciente cifra de muertos en esos estados”, afirmó.

La pandemia se convirtió en uno de los principale­s temas políticos de la campaña. Las encuestas indican que la mayoría de los norteameri­canos creen que Trump manejó mal la crisis. Pero su coalición de votantes, escéptica al virus y deseosa por retornar a la normalidad, se mantiene fiel al mandatario. Una de las dudas reinantes es si ese respaldo se mantendrá ahora que el virus comenzó a golpear con mayor dureza a los estados gobernados por los republican­os.

“El presidente Trump afirmó al pueblo estadounid­ense que era un líder en tiempos de guerra, pero en lugar de asumir la responsabi­lidad, Trump ondeó una bandera blanca revelando que ordenó la desacelera­ción de las pruebas y que su gobierno les diga a los estadounid­enses que simplement­e necesitan ‘vivir con eso’”, dijo el candidato presidenci­al demócrata, Joe Biden.

La crisis sanitaria, que no cede, no impidió que washington iniciara su proceso da retirada formal de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), tal como había anunciado Trump, quien le reprocha a la institució­n su cercanía con China. Estados Unidos es el principal donante de la OMS y su salida es un duro golpe para el funcionami­ento de la organizaci­ón de salud de la ONU, con sede en Ginebra, que perderá 400 millones de dólares anuales. La retirada será efectiva en un año. Pero Biden aseguró que, si es elegido, eso no se concretará.

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