Fecha patria y cumpleaños del Ballet Folklórico
Hace 30 años la compañía nacional hacía su primera función en el Teatro Colón; hoy será virtual
Santiago Ayala, el Chúcaro, además de ser un gran bailarín y coreógrafo acarició un sueño durante muchas décadas: quería crear un ballet nacional estable, que representara al país ante el mundo. “Siempre hablaba con Atahualpa Yupanqui y Julio Maharbiz sobre el tema y todos estaban de acuerdo, pero nunca se concretaba. Hasta que en 1986, en el gobierno de Raúl Alfonsín, salió la ley que creaba el organismo. Pero ese todavía no era el punto de partida”, recuerda el bailarín Sergio Pacheco, el miembro más antiguo del Ballet Folklórico Nacional.
Aunque hay muchas fechas administrativas en el origen de la compañía, la identidad del Ballet Folklórico Nacional está plantada en la primera función para el público, en un Día de la Independencia. El debut fue nada menos que en el Teatro Colón, en una época en que la música popular no era habitual en ese ámbito. Y desde aquel 9 de julio de 1990 nunca más se quedaron quietos.
El Chúcaro dirigió el Ballet Folklórico Nacional hasta que murió en 1994. Desde ese día, Norma Viola, su compañera en todos sus proyectos, asumió la dirección. Aunque en la generación actual de intérpretes ya no queda nadie del grupo fundador, muchos integrantes estuvieron con Norma Viola en la conducción. “Los ensayos con ella eran muy duros. Pura exigencia y dedicación. Su sola presencia hacía sentir la responsabilidad de estar en el Ballet –recuerda Sabrina Castaño, integrante del BFN desde 1997–; era muy estudiosa y observadora. Siempre sumaba las corrientes modernas en su estilo. En la Misa Criolla se nota mucho la influencia de Alvin Ailey, por ejemplo”.
En la actualidad, la compañía cuenta con 21 bailarinas, 18 bailarines y 19 miembros del staff artístico, técnico y administrativo. Todo bajo la mirada atenta de Mariano Luraschi, bailarín folklórico desde sus seis años de vida, ex miembro de la compañía y actual subdirector a cargo.
A pesar del aislamiento social preventivo ha llegado el momento de celebrar estos treinta años de preservación y construcción de patrimonio dancístico argentino. Hoy, a las 20, será la función virtual de aniversario, que estará disponible en las redes del Ballet hasta fin de julio. Allí se podrán disfrutar tres creaciones de Santiago Ayala y Norma Viola: el Pericón Nacional y Malambo, sobre música de Antonio Podestá. Los Juegos Pampeanos, con música de Oscar Cardozo Ocampo. Y una joya del archivo: el Chúcaro y Norma Viola bailando la zamba Nostalgias tucumanas.
En las semanas siguientes y en los mismos canales virtuales se irán compartiendo otros momentos de la compañía: tangos, triunfos y flashmobs. Incluso el 29 de julio, a las 18, el público podrá asomarse a una clase abierta de técnica para malambo dictada por el bailarín Adrián Verges.
“Al encontrarnos sin espacio para ensayar y poder desplegar, no solo en lo físico, sino también en lo emocional, hubo un tiempo de adaptación a la nueva realidad –explica Luraschi–. La cámara del teléfono se convirtió en el ojo del público. Entonces apareció una necesidad de bailar más genuina. Algo del bailar consigo mismos. Y a partir de ahí empezamos con otras creaciones, una serie de videos a los que le llamamos “disparadores” y en donde contábamos desde dónde surgía el movimiento para el chamamé o el tango”.
Para el Día de la Zamba bailaron todos, incluso los miembros del staff. Para el aniversario de la muerte de Piazzolla o el Día del Escritor, trabajaron junto a otros elencos estables como el Coro Nacional de Jóvenes o la Orquesta Juan de Dios Filiberto. Y todas esas producciones también ponen en acción a los equipos técnicos que colaboran de manera remota en las grabaciones y al responsable de programación de la compañía, que planifica las fechas de subida de todos estos bellos materiales. “Seguimos trabajando en la medida que vamos pudiendo”, asegura Luraschi.
Sentir la necesidad de seguir creando es la mejor herencia que podían haber recibido de sus creadores. Seguir en movimiento es el mejor homenaje.