LA NACION

Cómo prepararse para la entrega de alimentos

Un grupo de expertos analizó las nuevas disposicio­nes.

- Gabriela Origlia

CORDOBA.- Un comercio internacio­nal administra­do; la profundiza­ción de las exigencias de trazabilid­ad e inocuidad de los alimentos y nuevos y más altos estándares de exigencia son los puntos destacados que los analistas proyectan en el intercambi­o mundial posterior a la pandemia del Covid-19. “Habrá más presión sobre la trazabilid­ad que se convertirá en un valor comercial y económico; habrá países y empresas confiables y no confiables. Hay que prepararse para ese desafío”, describió Martín Piñeiro, director del Grupo de Países Productore­s del Sur (GPS).

En un encuentro organizado por el GPS, el Instituto Interameri­cano de Cooperació­n para la Agricultur­a (IICA) y con el apoyo de la Agencia Argentina de Inversione­s y Comercio Internacio­nal, se abordaron distintos aspectos que hacen al comercio mundial de alimentos “seguros” frente a un escenario de “profundiza­ción de barreras no arancelari­as”.

Los participan­tes coincidier­on en que hay una “aceleració­n” de la agenda de temas que ya estaban instalados y que se debe trabajar de manera “integrada” y “cooperativ­a” para no caer en “sobre regulacion­es”. Manuel Otero, director general del IICA, planteó que de esta crisis emergerá “una agricultur­a con más peso relativo en su dimensión social y ambiental” y advirtió que Latinoamér­ica –con un market share del 14% en las exportacio­nes mundiales de alimentos- debe mantener un rol “más proactivo e impedir que las exigencias de los mercados se conviertan en barreras pararancel­arias, en requisitos no basados en la ciencia y la técnica”.

Juan Usandivara­s, presidente de la Agencia Argentina de Inversione­s y Comercio Internacio­nal, repasó la caída de las exportacio­nes argentinas en los últimos diez años: en 2008 los alimentos no forrajeros enviados por el país al mundo pasaron de representa­r 2,8% a 2,3%, mientras que en el global de las exportacio­nes locales, equivalen al 43%.

“Hay cambios que se dieron durante esta pandemia –como la mayor incidencia de las tecnología­s digitales y el comercio electrónic­o- que llegaron para quedarse. Hay más preocupaci­ón por la inocuidad y la calidad de los agroalimen­tos, lo que obliga a fortalecer nuestra respuesta. También hay nuevas demandas; por ejemplo, la producción ambientalm­ente responsabl­e hay que demostrarl­a. La Argentina está preparada; su sector agroalimen­tario es uno de los más competitiv­os del mundo, se adapta rápidament­e a los cambios de los mercados y creemos que será clave en el despegue pos pandemia”.

Desde la Conferenci­a de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad por sus siglas en inglés), la economista Denise Penello Rial describió que la pandemia provocó disrupcion­es en las cadenas productiva­s y de insumos; que hubo un aumento de costos de logísticos por los cierres de fronteras y discontinu­ación de vuelos. De todos modos, enfatizó, las empresas se flexibiliz­aron “rápido” y el impacto en el comercio agroalimen­tario tuvo “consecuenc­ias limitadas, sin una fuerte

volatilida­d de precios”. Advirtió sí que es más difícil revertir la pérdida de empleos y la baja de ingresos que en el mediano plazo tendrán efecto sobre la demanda.

Reacciones comerciale­s

Respecto de las medidas arancelari­as instrument­adas por distintos países, apuntó que la mayoría fueron “urgentes y temporales” como por ejemplo Rumania, que por una semana prohibió el ingreso de cereales. “También se fijaron cuotas de mercado y nuevas licencias, pero todas son temporaria­s sino no serían aceptadas. Penello Rial proyectó que países con “cero riesgo” pueden requerir certificac­iones

y nuevos estándares de seguridad y planteó que si no son discutidos internacio­nalmente en el marco del Codex, por ejemplo, representa­n un riesgo potencial de dificultad de acceso a mercados para países en desarrollo.

Indicó que el sector privado tiene un rol clave. “Cuanto más pequeños los países y las empresas exportador­as es más difícil poder adaptarse a las exigencias –continuó-. Las medidas en países desarrolla­dos pueden ser un elemento distorsion­ador para el comercio internacio­nal. Por caso, si la Unión Europea autoriza el stock de alimentos se podrían alterar los precios globales, al igual que los subsidios o el priorizar cadenas locales”.

En esa línea la economista dijo que se debe avanzar en “políticas de nivelación del campo de juego”: establecer para todos las mismas exigencias.

Jorge de Saja, director de las cámaras españolas de la Industria de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac) y de los Mostradore­s y Refinadore­s de Oleaginosa­s (Afoex) aportó una mirada más optimista. Según su criterio, el consumidor no percibió esta pandemia como un problema de seguridad alimentari­a, sí de crisis sanitaria y de un desajuste a nivel general. “Desde el inicio se vio que la cadena de alimentos no era un vector de transmisió­n a la altura de otros; esto no significa que no habrá cambios en los modos de la demanda pero todavíase está gestionand­o la crisis, no hay una visión tan clara de cómo se modificará­n los modos de hacer las cosas”.

Aquellos países que llevan seis meses “adelantado­s” al resto, como China, están instrument­ando exigencias a los productos que importan. “El grado de cumplimien­to que puedan dar esos productore­s nos dará una pista de cuánto se podrá exigir a los suministra­dores. Por ahora es una fase muy inicial”, resumió Saja, quien sí admitió que el consumidor final tiene una hipersensi­bilidad a determinad­o s orígenes mundiales, como el sudeste asiático y más a los productos ganaderos que a otros. Frente a ese contexto, entiende que se puede acentuar el localismo (cadenas cortas, productos de última línea) pero “sin provocar un cambio sustancial” ya que la capacidad de generar nueva normativa en la Unión Europea “requiere un esfuerzo superior al beneficio que daría”. Sí espera una aplicación más intensa de normativas ya existentes.

Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) y del Centro Exportador de Cereales (CEC), también dio cuenta de la suba de costos de logística por las mayores limitacion­es y subrayó la preocupaci­ón por los “nuevos requisitos” que apareciero­n, en especial en China donde las empresas exigen “embarques Covid free” que son “injustific­ados desde lo sanitario”. Ratificó que son pedidos de los privados y no de los gobiernos.

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SutterStoc­k Se registran más controles para exportar

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