La Corte define una disputa millonaria entre las tabacaleras
El tribunal tiene un juicio por un impuesto que algunas pymes no pagan; hay $47.000 millones de recaudación en juego
Las tabacaleras llevaron a la Corte Suprema un juicio de nueve ceros. Por estos días, en los escritorios del máximo tribunal se define un proceso que definirá si la AFIP podrá empezar a recaudar o no alrededor de
$40.000 millones por año, que, por ahora, ve pasar de largo.
La historia no es nueva y enfrenta a las grandes tabacaleras (Massalin Particulares y British American Tobacco) con las locales. Algunas, pequeñas; otra, Tabacalera Sarandí –que tiene un acuerdo con Imperial Tobacco–, ya tan grande como la inglesa que en el país opera como Nobleza Piccardo.
La historia se puede resumir en un impuesto que unas pagan, las extranjeras,y otras, las locales, no. el punto es el siguiente. Massalin y la ex-nobleza incorporan en sus precios el impuesto a los cigarrillos, que actualmente es de 68,56 pesos por cada paquete, alrededor de 55% del precio total, que, según las marcas, oscila entre 130 y 150 pesos. Pero gracias a varios amparos y recursos interpuestos en la Justicia Contencioso Administrativa, la tercera en el juego, Tabacalera Sarandí, no paga ese impuesto.
En la práctica sucede que las marcas internacionales calculan el precio de sus cigarrillos con este tributo dentro de su costo, por lo que lleva el paquete a cerca de $140, y las beneficiadas por este amparo, al no pagarlo, pueden poner su producto a 70 pesos en el quiosco. La mitad.
La historia de ese impuesto mínimo se remonta a 2004. El entonces presidente, Néstor Kirchner, y su jefe de Gabinete, Alberto Fernández, firmaron el llamado “Convenio para mejorar la recaudación y evitar la evasión en el mercado de los cigarrillos”. En
2008, ya con Cristina Kirchner en el poder, envió un proyecto al Congreso para darle carácter de ley al impuesto. Se aprobó mediante la ley 26.467. En
2017, en la reforma tributaria de Mauricio Macri, se modificó el cálculo y se determinó que el gravamen era fijo y se ajustaba por inflación.
La norma estableció que después de pagar ese impuesto mínimo, una manera de desincentivar el consumo de tabaco, se deberían calcular los otros. Pero una de las por entonces pequeñas, Tabacalera Sarandí, que tenía en 2016 alrededor de 2% del mercado, recurrió a la Justicia y logró que la eximan del pago. Los argumentos de la tabacalera recorrían varias líneas. Pero, básicamente, consideraban que las pymes no podían competir con las grandes.
De esta manera, mientras las extranjeras ofrecen sus marcas más conocidas, como Marlboro o Philips Morris, a entre 120 y 140 pesos, Tabacalera Sarandí tiene un producto estrella, Red Point, a 70 pesos.
La diferencia en la tributación impositiva ya generó diversas consecuencias en el mercado.
Obviamente, competir a mitad de precio llevó a que la empresa que tiene su sede en la zona sur del Gran Buenos Aires obtuviera ciertas ventajas y la participación del mercado creció a cerca de entre 15 y 20%. “No es tanto, estará entre 10 y 12%”, contó una fuente cercana a los dueños de la estrella del tabaco local, Red Point. En las extranjeras juran que ya es cercana al 25%.
“Es una pelea entre malos”, se sinceraron, casualmente, en los dos sectores empresarios. Claro, son impuestos que se deben recaudar con los cigarrillos. La implementación del gravamen tiene que ver con políticas de desaliento a los fumadores. En medio de esta pelea entre grandes y más chicos está la AFIP. Al organismo le interesa que ese impuesto se vuelva a recaudar. Cálculos que manejan las propias tabacaleras dicen que se recolectarían alrededor de $47.000 millones adicionales. En épocas de caja seca, semejante cifra seduce a muchos.
Tabacalera Sarandí comercializa, además del popular RedPoint, Nev ad a–uruguaya–y West, una marcase vende en función de un acuerdo con Imperial Tobacco, otra empresa inglesa, que es la cuarta en el mundo. Es decir, estas dos marcas extranjeras tampoco pagan ese impuesto. Los argumentos que la Justicia aceptó se basan en que la competencia con las grandes es imposible si se incluye ese pago. Las pequeñas tabacaleras dicen que sin poder hacer publicidad–lo tienen sus productos. sin el impuesto, el diferencia les grande.
Las extranjeras dicen que la desigualdad impositiva les quita mercado y que ahora son ellas las que no pueden competir. Será la Corte la que definirá qué tan iguales ante la ley son unos y otros. Y si la recaudación impositiva, maltrecha, sumará $40.000 millones.