LA NACION

Mauricio Pineda. “Elegí desaparece­r del mapa: la vida de pueblo, vacas y campo me llena”

Autor de un gol en el Mundial 1998, el ex jugador de Boca, Huracán y la selección se apartó del fútbol y optó por un camino diferente; disfruta de la ganadería en Corrientes y de su familia en otro hábitat

- Fernando Vergara

Mauricio pineda cumplió todos sus sueños ligados a la pelota de fútbol. Debutó en Huracán, jugó en Boca –el club del que es hincha–, vivió seis años en italia, llegó a la selección argentina, colgó de su pecho una medalla plateada en los Juegos olímpicos y se dio el gusto de gritar un gol en un Mundial. podría inflarse el pecho y decir: “Yo hice el tanto que sirvió para ganarle a croacia

1-0 en Francia 1998”. No son muchos los que guardan ese privilegio. pero no, perfil bajo, lo suyo va por otro lado.

Una vez realizado, a los 29 años, dijo basta. Dio un portazo y desapareci­ó de los radares futbolísti­cos. De ahí en más, poco se supo del ex lateral izquierdo. ¿Qué fue de él? “Yo me alejé del fútbol por completo y opté por otro estilo de vida. Me fui a vivir al campo y nos entregamos a la tranquilid­ad absoluta”, cuenta.

No se lo tragó la tierra. Tan simple como eso, pineda eligió un camino diferente rodeado de verde y naturaleza en Santo Tomé, corrientes, que cuenta con 25 mil habitantes. a metros del río Uruguay y en el límite con Brasil. Lejos del ruido de las grandes ciudades, estuvo muchos años sin tocar una pelota. Hoy, a los

44, disfruta de andar a caballo en la mansedumbr­e correntina con su esposa Macarena y sus hijos Luca y Malena. Y resulta la contracara de aquellos jugadores que no encuentran la manera de reconstrui­r su vida después de cumplir el gran sueño deportivo.

“Tuve suerte porque suele ser difícil salir adelante en esa transición. con mi mujer tomamos la decisión hace 10 años y nos vinimos. al principio vivíamos un mes acá y un mes en Buenos aires, hasta que fuimos padres. Nosotros allá residíamos en un country, y tampoco es que teníamos una vida divina. Queríamos criar a los hijos con un desarrollo social como el que yo había tenido: jugando en la vereda, yendo al club en bicicleta, caminando por la calle con tranquilid­ad. creo que en Buenos aires todo eso se fue perdiendo. acá siempre alquilábam­os, pero hace un año construimo­s nuestra casa. Vivimos con la puerta abierta, no cerramos con llave y los chicos se van en bici a la casa de sus amigos”, explica el ex jugador a la nacion.

–Un cambio total, al 100%… –Mirá, viví 10 años maravillos­os en el fútbol, pero se terminó y empecé algo nuevo. Te cuento esto: cuando me casé, a mi suegro casi que lo conocí directamen­te en la boda. Un día me llamó por teléfono para explicarme la posibilida­d de invertir en el campo. ¡Lo compré sin ver! afortunada­mente le hice caso. a partir de ahí lo mío fue vida de pueblo, vacas y campo. Me dediqué durante más de 10 años a la ganadería.

–¿Qué tareas hacías?

–Lo importante es la forma de manejar al personal. El que enlaza es el peón, el capataz, pero uno tiene que estar recorriend­o, viendo las vacunacion­es, llevando los números. Hay una frase que dice: ‘El ojo del amo engorda el ganado’. Si vas y no mirás… andá a saber. Yo de lunes a viernes me instalaba en el campo. Hoy vendí todas las vacas y apareciero­n otras inversione­s: los pinos en esta zona rinden mucho. Sinceramen­te, esta es una vida que me llena.

–¿Qué es lo que más disfrutás de esa tranquilid­ad?

–Ver cómo mis hijos crecen en paz. No tenemos grandes cosas en el pueblo: no hay cines, no hay lujos, no hay un shopping. pero estamos felices. Dos veces por semana, a las 20.30, me voy a jugar al fútbol con los muchachos y después comemos un asado. Me queda a 10 minutos de mi casa. Mis hijos van a las clases de tenis, danza o inglés y todo lo hacemos de manera sencilla. Yo soy muy porteño, me crié en San cristóbal y amo a Buenos aires, pero hoy elijo esto.

–¿Te interesarí­a hacer algo ligado al fútbol profesiona­l?

–No, no. para hacerlo tenés que estar en el runrún de Buenos aires. En su momento, Jorge cyterszpil­er, que había sido mi representa­nte, me ofreció trabajar con él, pero no quise. Son elecciones de vida. Lógicament­e que en lo económico hubiese sido una tranquilid­ad. aunque cuando pongo las cosas en la balanza me quedo con esto que estoy viviendo hoy. Nunca di ese paso: yo me retiré del fútbol y desaparecí del mapa. No hice el curso de técnico. Nada, nada que tuviera relación con mi carrera deportiva. creía que había otra vida después del fútbol profesiona­l.

 ?? Ap y M. pineda ?? Mauricio Pineda en Francia 98: celebrando su gol ante Croacia; hoy, en el campo, con sus hijos, Luca y Malena
Ap y M. pineda Mauricio Pineda en Francia 98: celebrando su gol ante Croacia; hoy, en el campo, con sus hijos, Luca y Malena
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