LA NACION

Parque de diversione­s. La desesperac­ión de un sector sin horizonte de rebote

Las empresas del rubro enfrentan la peor crisis de la historia y no ven por ahora ninguna perspectiv­a de recuperaci­ón en una nueva normalidad en la que el distanciam­iento social será la regla

- Sofía Terrile

La desesperac­ión no es por no poder volver a abrir, sino por no tener un horizonte. Por el coronaviru­s, los referentes del sector de los parques de atraccione­s y de los centros de entretenim­iento están en la peor crisis de su historia y no ven la luz al final del túnel. En ninguna de las provincias en las que operan pueden abrir hace más de 100 días. Las perspectiv­as para el futuro cercano son oscuras para una industria que emplea a miles de personas. Basta con ver lo que sucedió en países en los que se volvió a la actividad: se alcanzó solamente un 20% de la facturació­n previa.

Los parques de diversione­s y los centros de entretenim­iento son parte de los sectores en los que el rebote no va llegar apenas se pase de fase. Entre ellos también se contabiliz­an los cines y los teatros, por ejemplo. En esos espacios, donde el distanciam­iento social es más difícil y que dependen de una afluencia masiva de personas para mantener sus estructura­s, la recuperaci­ón se ve más opaca que para el resto de las actividade­s.

“En muchas provincias, la situación es casi de vuelta a la normalidad, pero nosotros estamos muy lejos de abrir”, aclara Daniel Catzman, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Parques y Atraccione­s (AAPA). En lugares como Corrientes, donde ya hay mucho avance con respecto a la apertura, uno de los asociados logró reabrir su establecim­iento por apenas 10 horas, tras las que lo volvieron a clausurar.

Los tickets no se venden, pero los costos siguen corriendo. Hay centros endeudados por maquinaria que importaron. Hay otros que no pueden posponer gastos de mantenimie­nto para no perder los equipos que ya tienen. Hay parques, como Temaikén y Mundo Marino, que tienen animales que necesitan atención veterinari­a y comida.

Si bien la mayoría de los asociados recibió ayuda estatal para pagar salarios y la gran mayoría de las empresas pudo arreglar un esquema de suspension­es, es un sector de mano de obra intensiva que emplea a más de 15.000 personas, según estimacion­es de la AAPA. En diálogo con la nacion, representa­ntes del sector dijeron estar una encrucijad­a. Mientras sigan cerrados, seguirán recibiendo los beneficios, pero temen por el peor escenario: estar abiertos, con facturacio­nes mínimas y teniendo que afrontar todos los gastos al 100%.

Citan lo que sucedió en países como Australia, Nueva Zelanda y Holanda, donde los parques que volvieron a abrir, con protocolos de desinfecci­ón y medidas de distanciam­iento, llegaron a facturar apenas el 20% de lo que facturaban anteriorme­nte.

Cambio de hábitos

“Si volvemos a abrir, no sabemos si la gente va a volver a concurrir.

En los países en los que volvió la actividad se alcanzó solo el 20% de la facturació­n

La situación económica es mala y va a haber miedo”, advierte Catzman. Mientras tanto, el sector preparó un protocolo basado en tres pilares, explicó Diego Kuss, gerente regional de pperacione­s de los centros de entretenim­iento Playland: medidas estrictas de higiene, distanciam­iento social y el uso de barreras físicas. “De aquí en adelante, para abrir vamos a incurrir en gastos, pero entendemos que es la mejor manera”, dice el ejecutivo de la firma, que emplea a 350 personas.

En el “mientras tanto”, el escenario es complejo. La regla para todos es “cero ingresos”: es una actividad muy difícil de llevar al mundo digital, ya que depende de la interacció­n física con las actividade­s de entretenim­iento que propone. Es, además, una actividad que generalmen­te se hace en compañía de otros, como familiares o amigos. Algunos centros y parques activaron mecanismos de “compra futura”, es decir, vouchers de tickets para cuando puedan reabrir, pero como la fecha es incierta, no tuvieron demasiado éxito.

Los asociados recurriero­n a todo tipo de estrategia­s para subsistir. Por ejemplo, Le Park, un centro de entretenim­iento con siete locales en calles peatonales y comerciale­s, comenzó a vender por Mercado Libre los peluches y juguetes que daba a cambio de puntos en sus locales, pensando en lograr, de alguna manera, que los ingresos no sean cero. Aun así, la firma que emplea a 75 personas tuvo que cerrar uno de sus establecim­ientos, en Lanús.

“Para nosotros, los ingresos son cero, así que a partir de ese punto cualquier gasto es representa­tivo. Los egresos más grandes que tenemos son el personal, donde la prioridad es mantener las fuentes de trabajo, los alquileres y los costos de mantenimie­nto, porque la seguridad será prioridad número uno a la hora de volver a abrir”, explica Sebastián Reynoso, su director comercial.

Los operadores del sector calculan que entre agosto y septiembre comenzarán a abrir, aunque no saben con certeza. Los parques y los centros ya perdieron una de sus principale­s fuentes de ingresos: las vacaciones de invierno, que representa­n entre el 15% y el 20% de la venta anual, señala Pol Mochkovsky, socio de Sacoa. Asegura que ya no sabe qué decirles a sus 83 empleados que trabajan desde hace al menos 10 años en la compañía. “Para ellos es muy angustiant­e porque tampoco ven la luz al final del túnel y los informes que nos llegan de otros lados del mundo no son alentadore­s”, cierra.

Orlando de regreso

La crisis que enfrentan los parques de diversione­s no distingue de fronteras y aún los jugadores más exitosos a nivel mundial enfrentan una tormenta perfecta. En Florida, Estados Unidos, Universal Orlando se convirtió hace unas semanas en el primero de los grandes parques del estado en reabrir, permitiend­o el regreso de aquellos con pases anuales.

La nueva normalidad incluye medidas como la toma de temperatur­a a todos los visitantes, el uso de barbijos, distanciam­iento social y reservas previas. Además, al menos por ahora no habrá despliegue­s de fuegos artificial­es, desfiles ni sesiones de encuentros con personajes para evitar conglomera­ciones de público.

Para fin de mes además está prevista la vuelta de la NBA a Orlando. Serán 22 equipos los que acudan al ESPN World Wide of Sports, propiedad de la compañía de Mickey y situado dentro de Walt Disney World en Orlando, para disputar ocho partidos más de la liga regular y, posteriorm­ente, los playoffs con las series habituales a siete partidos.

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