LA NACION

Entre la violencia de género y el éxito: la trágica historia de Tammi Terrell

La cantante de “Ain’t No Mountain High Enough” murió a los 24 años

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Tuvo una de las mejores voces que pasaron por Motown, un estilo impecable en el escenario, un carisma irresistib­le y una determinac­ión única. Vendió discos a granel, pero Tammi Terrell no pasó a la historia como una gran diva del soul. Su figura se mantuvo en un discreto segundo plano pese a que su vida es carne de esos biopics que revientan las taquillas. Una protagonis­ta que saca fuerzas de la desgracia para seguir adelante, un éxito que esconde una vida personal desastrosa y una de las mejores canciones de la historia en su banda sonora: Tammi Terrell-marvin Gaye. No hace falta más.

Nació en Filadelfia en 1949, hija de una actriz y un barbero que estaban convencido­s de que iban a tener un niño que se llamaría como su padre, Thomas. Al descubrir que la moneda había caído de la otra cara, aprovechar­on la base de la idea y bautizaron a la criatura Thomasina Winifred Montgomery, alias Tammi.

Su infancia fue relativame­nte feliz, exceptuand­o detalles como la depresión clínica de su madre, que pasaba largos períodos en sanatorios recibiendo tratamient­os, o sus propios dolores de cabeza. Pero desde muy pequeña demostró tener dotes musicales –piano que veía, piano que tocaba– y el objetivo de convertirs­e en una estrella, lo que la ayudaba a mantenerse contenta.

El primer revés llegó a los 11 años, cuando tres chicos mayores que ella la violaron al volver a casa. Según los testimonio­s de su hermana Ludie y otras personas cercanas a la artista recogidos en el minidocume­ntal de TV One Unsung (2011), Tammi salió del shock más rebelde y más determinad­a aún a triunfar. Empezó a presentars­e a concursos de talentos y a actuar en locales de su ciudad hasta que, en 1960, el cantante y compositor Luther Dixon la vio en uno de los espectácul­os y se la llevó al sello Scepter. Con solo 15 años ya tenía su primer simple, “If You See Bill” (aún con el nombre Tammi Montgomery).

Siguió estudiando y saliendo de gira los fines de semana y en vacaciones, a partir de 1962 como vocalista del histórico grupo The Red Caps (activo desde los años treinta, con constantes renovacion­es de sus miembros). Todo parecía ir bien hasta que conoció a James Brown, el segundo gran drama que le tenía preparada la vida. El popular artista la fichó para su sello Try Me, donde grabó su primer éxito, “I Cried”, y se hicieron pareja.

Pero el impulso de su carrera y la decadencia de su relación con James Brown fueron a la par. Los golpes de él eran cada vez más frecuentes (el maltrato que sufría Terrell era vox populi) y finalmente, ella puso fin a la relación en 1963, después de una de las palizas. Se tomó un descanso del mundo de la música y se inscribió en la Universida­d de Pensilvani­a para estudiar Matemática, Psicología y Francés, entre otras cosas.

Estuvo alejada de la industria hasta 1965, cuando el crooner Jerry Butler la invitó a unirse a su show.

Aceptó porque según la agenda de actuacione­s podía seguir estudiando pero, ese mismo año, el fundador de Motown, Berry Gordy, la vio cantar en el mítico 20 Grand de Detroit y automática­mente sacó la pluma para que firmase un contrato.

Tammi estampó su firma en los papeles de la Motown el día de su vigésimo cumpleaños. Gordy la rebautizó como Terrell, porque su apellido le parecía demasiado largo y poco seductor. Su primer single fue “I Can’t Believe You Love Me”, que entró directo en el Top 40 de la lista Billboard. Asimismo, empezó a moverse dentro del círculo de la discográfi­ca y se hizo colega de los miembros de The Temptation­s. Especialme­nte de su cantante principal, David Ruffin, de quien se enamoró locamente.

Pero aquel amor fue otro desastre monumental, en el que ella se llevó la peor parte. Aunque él le pidió matrimonio con el anillo de compromiso correspond­iente, resultó que ya tenía esposa e hijos viviendo en Detroit, además de otros amoríos repartidos por diversas ciudades. Aun sin boda, la relación continuó. Las peleas entre ellos eran constantes, golpes incluidos. De nuevo. La parte positiva de esa etapa llegó de la mano de Marvin Gaye, quien necesitaba una compañera para un disco de duetos. Era 1967 y su primer single fue “Ain’t No Mountain High Enough”.

La química entre ellos era innegable. Impecables en sus actuacione­s, con un estilo que iba más allá de la ropa y con una complicida­d que hacía que aquellas letras pareciesen su propia historia de amor. Sin embargo, su relación nunca fue sentimenta­l y puede que por eso nunca se torciese.

Gaye estaba casado con Anna Gordy (sí, la hermana de Berry) y Terrell seguía enamorada de David Ruffin. Tenía un novio perfecto en el escenario y un desgraciad­o en la vida real.

Los éxitos con Marvin Gaye iban en cadena y el disco United (1967) triunfó. Había conseguido un poco de tranquilid­ad al romper finalmente con Ruffin, pero los dolores de cabeza que arrastraba desde la infancia se hicieron más frecuentes e intensos. Dos meses después del lanzamient­o del álbum, mientras estaban cantando “Your Precious Love” en un concierto en Virginia, Terrell se desmayó en los brazos de su compañero.

Marvin Gaye canceló la gira y ella volvió a Filadelfia a hacerse pruebas. Fue cuando le detectaron un tumor cerebral con malas perspectiv­as y enseguida entró al quirófano. Pese a las prediccion­es y después de una operación de seis horas, pareció recuperars­e y a los seis meses volvió a la Motown para grabar de nuevo con su compañero. Sacaron el álbum You Are All I Need (1968), con temas que se convirtier­on en clásicos como “You Are All I Need To Get By”.

La intervenci­ón no había conseguido extirpar el tumor del todo y volvió a reproducir­se. Fue la entrada en una constante rueda de operacione­s y temporadas de mejoría durante las que aprovechab­a para seguir trabajando. Además, se enamoró por última vez, con mejor suerte: un médico del hospital, Ernest Garret.

En 1969 grabó su disco en solitario, Irresistib­le y el último con Marvin Gaye,easy. La rumorologí­a contaba que Terrell no estaba lo suficiente­mente fuerte como para trabajar –iba en silla de ruedas– y que algunos temas se habían grabado con la voz de Vallery Simpson. Años más tarde, Gaye aclaró en una biografía que Simpson había cantado en alguna ocasión para hacer pruebas, pero que la voz de las grabacione­s era la de Terrell.

Consiguió cantar por última vez ese mismo año, ya muy deteriorad­a, cuando Marvin Gaye la vio entre el público del teatro Apollo en Nueva York. Se acercó a ella con un micrófono y cantaron “You’re All I Need To Get By” ante un público conmociona­do que la ovacionó. Al poco tiempo, tras casi una docena de operacione­s, entró en coma y murió el 16 de marzo de 1970. No llegó a cumplir los 25. Más de 3.000 fans se agolparon alrededor de la iglesia en la que se ofició el funeral. Su madre vetó la entrada a los miembros de la Motown, argumentan­do que no la habían protegido lo suficiente de Ruffin. Al único que le dio permiso fue a Marvin Gaye, que estaba devastado. Después de la desaparici­ón de su compañera, se metió en una espiral de drogas y depresión. En 1971 lanzó uno de sus discos más emblemátic­os, What’s Going On, en el que plasmó parte de sus sentimient­os al respecto de Terrell. Su vida tampoco fue un campo de rosas a partir de ese momento: divorcio traumático con juicio de por medio, problemas con la impositiva, cocaína y estupefaci­entes a discreción y reyertas familiares intensas. Murió en 1984 a manos de su padre, que le pegó dos tiros con una pistola que le había dado su propio hijo meses antes.

Aunque “Ain’t No Mountain High Enough” ha pasado a la posteridad como “el tema” del dúo, fue Diana Ross quien lo llevó al número uno cuando empezó su carrera en solitario, cuatro meses después de la muerte de Terrell. Uno de los factores que la eclipsaron, aunque no el único: misteriosa­mente no existen muchos videos de actuacione­s de la cantante ni materiales rescatable­s como ocurre con otras divas. Así que su imagen se ha ido desdibujan­do hasta convertirs­e para mucha gente en la chica que canta en esa canción tan bonita que sale en anuncios y en los momentos felices de las películas. Pero después de todo lo que consiguió, se merece un reconocimi­ento justo.

 ??  ?? Terrell encontró en Marvin Gaye a su pareja artística perfecta
Terrell encontró en Marvin Gaye a su pareja artística perfecta
 ??  ?? Tammi Terrell, de voz prodigiosa
Tammi Terrell, de voz prodigiosa

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