LA NACION

Baja la curva de contagio, aseguran en la Ciudad

El descenso se consolidar­á si a fin de mes la media diaria llega a 600

- Mauricio Giambartol­omei

La curva de contagios de Covid-19 en la ciudad de Buenos Aires podría estar en su etapa de descenso definitivo. Lo que suceda en los próximos días será clave. Así lo señalan las autoridade­s sanitarias porteñas al sostener que si hasta fin de mes se registra una media diaria de 600 casos, se habrá llegado a un escenario ideal para confirmar el descenso definitivo. “Después de una larga meseta, la curva ha ido bajando”, planteó el ministro Fernán Quirós.

La curva de casos de Covid-19 en la ciudad de Buenos Aires podría estar en su etapa de descenso definitivo y lo que ocurra en el resto de la semana será clave para comprobarl­o. Al menos eso se desprende de los números de casos diarios de las últimas jornadas y otras variantes sanitarias que están en constante evaluación desde el inicio de la pandemia.

En la última semana los contagios cada 24 horas, según los partes oficiales que difunde el gobierno local, muestran que la tendencia se mantiene en el orden de los 1000 casos diarios, aunque con jornadas que registran menos de esa cantidad, como ocurrió el domingo y el lunes pasados, con 730 y 692 contagiado­s reportados, respectiva­mente; el último registro similar había sido el 18 de junio pasado. Si hasta fin de mes se registra una media diaria de 600 casos se habrá llegado a un escenario ideal para confirmar el descenso definitivo de la curva.

“Después de una larga meseta la curva ha ido bajando”, dijo ayer el ministro de Salud, Fernán Quirós, en su reporte matutino habitual. “Estamos ante una curva epidémica que desde fines de agosto ha tenido un descenso lento pero sistemátic­o que, de mantenerse esta semana, podrá ser confirmado como un descenso definitivo”, añadió.

¿En qué se basa Quirós para sostener esa idea? Principalm­ente en la cantidad de contagiado­s que está yendo en paulatino descenso en los últimos días. Según informació­n oficial, entre el 18 de julio y los primeros días de septiembre hubo una meseta alta, de entre 1000 y 1300 casos según la media móvil, es decir, el promedio de los últimos siete días. Pero desde el 2 de este mes a la fecha, la media móvil de cada día fue menor al día anterior, con un número R (índice de contagiosi­dad) por debajo de 1. Estas son las dos variables que mayor optimismo generan en el gobierno de la ciudad.

“Cuando teníamos 1000 o más casos diarios estábamos estables, pero con un número alto. Si se logra bajar, se habrá pasado lo peor de la primera gran curva, la más dañina, la más brava de todas porque agarra a todos más susceptibl­es, a los más vulnerable­s”, sostuvo una fuente importante del gobierno.

La ocupación de camas de Terapia Intensiva (UTI) del sector público hoy no es una preocupaci­ón porque se encuentra en un 54% para pacientes graves; en el sector privado se encuentra en un 70%, un número alto, pero que fue más elevado semanas atrás. Tampoco el tiempo de duplicació­n de casos, una variable que es menos sensible a los cambios de último momento. Esa cifra, que en los primeros meses causó alarma, hoy es de 80 días.

En el Ministerio de Salud porteño cuentan 21 días de caída sostenida de la media móvil y esperan completar los 30 días de descenso sostenido, el escenario más favorable, para confirmar el descenso definitivo de la primera curva. El número ideal de casos, según las fuentes, debería rondar los 600 casos diarios para que, así, el sistema sanitario no tenga peligro de colapso.

Los esfuerzos se concentran ahora en controlar la primera curva y evitar una segunda ola de contagios como ocurrió en algunos países de Europa. “Haremos todo lo posible para que no pase; potencialm­ente podría haber una segunda ola, pero eso ocurre cuando se pierden los cuidados cotidianos de la sociedad”, sostiene un funcionari­o de primera línea del gobierno.

“Si aparece una segunda ola, es esperable que sea menos agresiva que la primera que ataca a gente más vulnerable”, agregó. Para los especialis­tas consultado­s por la nacion, que los casos continúen a la baja y marquen el descenso definitivo de la curva de contagios es un panorama alentador, pero no significa que la pandemia se haya superado, aunque permite tomar aire y quitarle presión al sistema sanitario. Este escenario podría permitir flexibiliz­ar más las restriccio­nes de actividade­s, pero con precaución y preparados para una posible segunda ola.

“Seguimos teniendo circulació­n del virus que no desapareci­ó, solo está bajando el número de casos porque se está aislando mejor a la gente y realizando mejores testeos. Se considera que la pandemia está controlada cuando se aumenta el número de testeos y el índice de positivida­d está por debajo del 10%, hoy estamos lejos de eso”, sostuvo Eduardo López, infectólog­o del Hospital Ricardo Gutiérrez y uno de los expertos que asesoran a la Presidenci­a.

La positivida­d en la ciudad, es decir, el porcentaje de personas que tienen el virus del total que son hisopadas, es del 32%, muy lejos de lo que marca la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) que sugiere que la pandemia se superó cuando ese porcentaje se encuentra entre el 5% y el 10%. Sin embargo, desde el 20 de julio cuando alcanzó el pico cercano al 50%, viene en descenso sostenido.

Fernán Quirós ministro de salud porteño

Eduardo López infectólog­o

Leda Guzzi soc. arg. de infectolog­ía

Para López, lo que ocurre en la ciudad se replica en el primer y segundo cordón del conurbano, aunque más lento: “Si se comprueba que están bajando los casos se podrían ir autorizand­o las reuniones sociales, pero preferiría que la curva baje un poco más para eso. Y siempre las reuniones con barbijos, distanciam­iento social y sin poner en riesgo a adultos mayores y personas con comorbilid­ades”.

En el éxito de las medidas sanitarias y de prevención impulsadas en la región metropolit­ana y la dinámica del virus y la pandemia se encuentra la explicació­n de la merma en los números de casos. “Se ha visto en otros países que la pandemia tuvo un pico, un descenso y después recrudeció. La baja de casos no significa que la pandemia se superó, implica que nos dará un poco de aire para afrontar lo que viene”, alertó Leda Guzzi, miembro de la Sociedad Argentina de Infectolog­ía (SADI).

“El problema no está superado porque la cantidad de casos sigue siendo alta. Lo peor sería que se dejen de usar las medidas de prevención. La importanci­a del descenso es que se disminuye la demanda sanitaria. Estamos bien en cuanto a circulació­n del virus, pero hay muchos casos importante­s para asistir”, opinó su colega Ricardo Teijeiro, infectólog­o y miembro de la SADI.

Para los expertos, a pesar de que en la región metropolit­ana la situación parece estar más controlada, no hay que descuidar lo que ocurre en el resto del país, que concentra casi la mitad de los infectados diarios. Sin embargo, un posible retroceso de la enfermedad en la región donde se inició el brote abriría un buen panorama pensando en que se repita en el interior de la Argentina.

“estamos ante una curva epidémica que desde fin de agosto tiene un descenso lento pero sistemátic­o que, de mantenerse esta semana, podrá ser confirmado como definitivo”

“la pandemia está controlada cuando se aumenta el número de testeos y el índice de positivida­d está por debajo del 10%, hoy estamos lejos de eso”

“la baja de casos no significa que la pandemia se superó implica que nos dará un poco de aire para afrontar lo que viene”

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