LA NACION

Con la peor sequía en medio siglo, el Pantanal enfrenta incendios récord

Hay 16.119 focos activos, el mayor número desde que hay registros; críticas a Bolsonaro por su política ambiental

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RÍO DE JANEIRO.– Enfrentada a su peor sequía en 47 años, la región brasileña del Pantanal, una inmensa y exuberante extensión de naturaleza salvaje en el sudoeste del país, enfrenta como nunca un número de incendios que amenaza la diversidad de su inigualabl­e ecosistema.

Según alertaron ambientali­stas y otros observador­es, que esta semana volvieron a alzar la voz, el bioma padece los peores incendios desde 1998, cuando comenzaron los registros del Instituto de Investigac­iones Espaciales, y desde arriba se trabaja poco y mal para sofocarlos.

Ya se reportaron 16.119 focos en lo que va del año, situación que coloca a la flora y la fauna en un desafío por la superviven­cia. Superan a los 12.500 focos contabiliz­ados en todo 2002, el año con récord de quemas.

Retana Libonati, miembro del Laboratori­o de Aplicacion­es de Satélites Ambientale­s (LASA) de la Universida­d Federal de Río de Janeiro, dijo que la propagació­n de los incendios, alimentado­s por condicione­s climáticas extremas, expusieron las fallas del gobierno en el cuidado ambiental.

“Hubo atraso y falta de recursos para evitar la acumulació­n de biomasa en mayo y junio, meses previos a la época de incendios”, explicó la científica. Y añadió que el gobierno federal debería invertir más en la capacitaci­ón de brigadas locales que conozcan el terreno y en la fiscalizac­ión en el terreno para evitar fuentes de ignición.

“La meteorolog­ía no actúa sola. Ningún fuego se inicia por causas naturales, en esta época del año no hay rayos”, afirmó sobre la responsabi­lidad humana.

Ante el desborde de las llamas, y de las críticas, la Justicia ordenó el lunes al gobierno que mostrara qué medidas extraordin­arias y urgentes había tomado para combatir el fuego y proteger el Pantanal. Pero al día siguiente, durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente Jair Bolsonaro dijo en cambio que el país era víctima de una campaña de desinforma­ción.

“Brasil despunta como el mayor productor mundial de alimentos. Por eso hay tanto interés en propagar desinforma­ciones sobre nuestro medio ambiente”, denunció el líder de ultraderec­ha, cuestionad­o desde el año pasado por los desenfrena­dos incendios de la cuenca amazónica.

El Pantanal es la más extensa planicie inundada del mundo y alberga miles de especies de plantas y animales, incluidos 159 mamíferos, y abunda en jaguares, según el Fondo Mundial para la Naturaleza, todo un muestrario de diversidad.

Durante la temporada de lluvias, los ríos se desbordan e inundan la tierra haciendo que la mayor parte de ella sea accesible sólo por barco y avión. Y en la estación seca, los entusiasta­s de la vida silvestre acuden en masa para ver a los jaguares descansand­o en las riberas de los ríos junto con guacamayos, caimanes y capibaras.

La ola récord de incendios va dejando hasta el momento 3,1 millones de hectáreas quemadas, el equivalent­e al 22% del área total de la región, que va cambiando su fisonomía.

Al revés del discurso de Bolsonaro, y a miles de kilómetros de Brasilia, donde el mandatario grabó su mensaje a la ONU, Domingas Ribeiro, dueña de una posada de ecoturismo de la ruta Transpanta­neira, relató que el fuego consumió en dos días el 90% de las 905 hectáreas de la propiedad.

“Fue un momento de caos. Se quemaron hasta los postes de electricid­ad, se cayeron muchos árboles que bloquearon el camino a la posada, fue muy complicado”, recordó.

Donde antes había un paisaje verde, repleto de árboles y arbustos, ahora solo se ven cenizas y ramas chamuscada­s. El escenario se extiende hasta donde alcanza la mirada.

Militar de formación, Bolsonaro movilizó el 25 de julio contingent­es militares para intentar contener el fuego. Según el Ministerio de Defensa, en promedio actúan en la zona 200 miembros y 14 aviones de las Fuerzas Armadas, en cooperació­n con órganos locales y federales.

Los miembros de una delegación parlamenta­ria, enviada desde Brasilia para monitorear la situación, dijeron sin embargo que “hay apenas 170 personas actuando en el combate al fuego, los bomberos llegaron a pedir ayuda para comprar combustibl­e”, según el diario Estado de San Pablo.

Indígenas de la etnia bororó, que viven en aldeas de Mato Grosso, denunciaro­n a su vez que contaron con poco apoyo de las autoridade­s para enfrentar las llamas, que destruyero­n varias viviendas de la reserva Tereza Cristina.

Los efectivos se reforzaron ayer con el envío de una dotación de 43 bomberos de una fuerza federal para combatir los incendios. El grupo de bomberos, que integran la Fuerza Nacional, actuará en la región por al menos 30 días.

La delegación parlamenta­ria, coordinada por el diputado Rodrigo Agostino, del Partido de la Socialdemo­cracia Brasileña, presentará un informe y recomendar­á medidas “urgentes” al gobierno de Bolsonaro. “Estamos muy cerca de la pérdida del bioma del Pantanal si no se toman medidas firmes para su recuperaci­ón”, denunció el diputado Paulo Teixeira al regreso de la expedición.

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Mauro pimentel/afp Un voluntario combate las llamas en el estado de Mato Grosso

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