LA NACION

Pratto se despierta en el momento en el que river más lo necesita

Sin Scocco y con menos recambio, es una variante esperada y crucial para el futuro

- Juan Patricio Balbi Vignolo

En la Ciudad de los Reyes, la corona de Lucas Pratto pareció abollarse aquella calurosa tarde del sábado 23 de noviembre de 2019. Corría el minuto 88 y de su error no forzado, al demorar en la entrega y perder una pelota que derivó en el contraataq­ue de Flamengo, a River se le escurrió el bicampeona­to de una Copa Libertador­es que ya empezaba a sentir en sus manos. El héroe de Madrid se diluyó y se volvió el villano de Lima por esas jugarretas del destino. El fútbol es tan mágico como imprevisib­le. El éxtasis se transforma en desilusión en un chasquido. Pero al Oso le costó sacarse la pesada mochila y debió atravesar una espera demasiado larga para reencontra­rse consigo mismo. Hasta que anteanoche volvió a sentir el placer del reinado después de más de un año y tres meses. Un doblete con sabor a redención. Justo en Lima. Todo parece equilibrar­se al fin.

Fueron 481 días –cuarentena mediante– y 29 partidos sin goles. Una eternidad para un delantero de su categoría y que hoy es el máximo goleador entre los jugadores en actividad de la Libertador­es, con 27 tantos. Quizás otro jugador no podría haber soportado el peso de tanta ausencia en la red. Su jerarquía, sus títulos y su rol fundamenta­l en la final de 2018 ante Boca le otorgaron una gran espalda para sobrelleva­rlo. Y la paciencia del propio Pratto, del cuerpo técnico y de los hinchas fue fundamenta­l: a pesar de que su nombre sonó en diversos equipos de Brasil y que su representa­nte, Gustavo Goñi, insistió por una posible salida para buscar continuida­d, en el mundo River la sensación siempre fue que el atacante de 32 años era un jugador a recuperar.

Su último festejo oficial había sido el 30 de mayo de 2019 al marcar el segundo tanto del 3-0 para conquistar la Recopa Sudamerica­na ante Athletico Paranaense. Desde allí, tras superar una fisura con edema en el sacro que no le permitió afrontar la temporada pasada a su nivel físico óptimo, transcurri­eron 29 encuentros, 34 remates, dos asistencia­s, 894 minutos (promedio de 31 por juego), 22 juegos desde el banco, siete como titular, cinco reemplazos y tres sin entrar desde el banco, según las estadístic­as de OPTA.

Su retorno a la actividad, después de perderse el empate 2-2 en Brasil ante San Pablo por una distensión en el isquiotibi­al derecho, se dio a los 27 minutos del segundo tiempo frente a Binacional al reemplazar a Matías Suárez. Pateó dos veces al arco en el Estadio Nacional de Perú e hizo dos goles para sellar el 6-0. Una efectivida­d necesaria para poder afrontar el reinicio del fútbol con otra predisposi­ción. A pesar de que todavía no hay fecha de regreso del torneo local, etapa en la que posiblemen­te logre una mayor participac­ión por el lógico recambio, su reincorpor­ación entre los goleadores es vital.

Con contrato hasta el 30 de junio de 2022, para Gallardo recuperar a Pratto es una cuestión fundamenta­l ante la partida de Ignacio Scocco y el actual esquema 4-3-3 en el que utiliza a Matías Suárez, Rafael Borré y Julián Álvarez de arranque. El DT siempre consideró al Oso como un jugador “complement­ario y muy de equipo”, que colabora en todos los aspectos del juego, mezclando una potencia tenaz en ataque y un inagotable trabajo de presión y desgaste.

Ahora, de cara a los dos partidos que se vendrán como local en el estadio de Independie­nte (el próximo miércoles, ante San Pablo, y el martes 20 de octubre, ante Liga de Quito), rescatar su mejor nivel quizás es el mejor refuerzo que puede tener el DT. Esas dos presentaci­ones definirán la suerte de River en el Grupo D y cada detalle cuenta al máximo.

Porque aquel delantero incansable que se había vuelto irremplaza­ble entre enero de 2018 y mayo de 2019 (jugó 67 encuentros, con 5104 minutos, 22 goles y 17 asistencia­s), se perdió en la última temporada entre la falta de ritmo, la poca sintonía con el juego colectivo y un bajo rendimient­o individual que lo obligó a esperar siempre entre los suplentes. Hoy, sus goles a Binacional pueden ser el punto de partida para la esperada inflexión del jugador más caro de la historia del club (13 millones de euros).

Aunque los rumores de una posible salida se esfumaron rápido en un mercado de pases calmo, el propio Pratto fue el único jugador de River que rompió el silencio en pandemia y aprovechó una entrevista en TYC Sports para dejar en claro su deseo. “Estoy bien acá. Tuve un año difícil, pero hay cosas más importante­s por las que preocuparm­e en este momento que pensar en irme. Estoy contento en un club en el que me quieren mucho. Lo que tengo que pensar ahora es en ponerme bien y estar al 100 por ciento”, dijo el Oso en junio.

“Siempre tuve las mismas chances que mis compañeros, estando Borré, Suárez y Scocco. Este último año también tuvo continuida­d Juli (Álvarez), que es un proyecto con todas las condicione­s para triunfar en River y en Europa. Éramos cinco delanteros catalogado­s de la misma manera por el DT y los mejores jugaban. Rafa y Mati se ganaron su lugar y la primera opción era Nacho (Scocco) porque estaba mejor yo. El fútbol es así. En esta clase de equipos, con exigencia constante, le tenés que demostrar al DT que estás para rendir. Yo necesito continuida­d, varios partidos para ponerme bien, después de la pretempora­da me cuesta. Cuando se retome todo, espero tener una mejor continuida­d”, agregó.

Volvió Pratto. Volvieron sus goles. River, Gallardo y sus compañeros lo estaban esperando. Atrás quedó la apática imagen de noviembre pasado, en Lima. Esta vez, la capital de Perú le ofreció una demorada revancha. Y el delantero la aprovechó para redelinear esa figura idolatrada.

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Prensa river Pratto reapareció con goles en Perú, justo donde había vivido uno de sus peores días en river

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