LA NACION

Poner en marcha la doctrina R2P, la última esperanza de la oposición venezolana

Guaidó quiere que se aplique la llamada Responsabi­lidad para Proteger de la ONU

- Daniel Lozano

CARACAS.– El líder opositor Juan Guaidó lanzó ayer un SOS a la comunidad internacio­nal con el pedido de puesta en marcha de la “responsabi­lidad de proteger” a los venezolano­s, una doctrina multilater­al que abarca desde las medidas humanitari­as y pacíficas hasta las militares y que se pide ahora tras el demoledor informe de la Misión de Verificaci­ón de Hechos de las Naciones Unidas.

“Necesitamo­s acciones oportunas y decisivas por la vida”, clamó el presidente encargado en su llamado a los países de la ONU a través de una alocución extramuros de la 75ª Asamblea General, pero que contó con la presencia virtual de más de 40 representa­ciones. La Misión de la ONU, pendiente de renovación, ha certificad­o con su investigac­ión los crímenes de lesa humanidad cometidos por el chavismo, una de las causas para aplicar la “responsabi­lidad de proteger” junto al genocidio, la depuración étnica y los crímenes de guerra.

Conocida como R2P, la doctrina Responsabi­lidad para Proteger es un compromiso político adoptado en 2005 por unanimidad de todos los miembros de la ONU en la Asamblea General, incluida Venezuela, y que contó con el impulso del entonces secretario general de la ONU Kofi Annan. “Las fronteras de los estados ya no deben ser vistas como un dique que otorga protección a los criminales de guerra o los asesinos en masas”, precisó entonces el líder africano.

La R2P se sostiene en tres pilares, que forman parte del debate interno de la oposición desde hace un par de años. El primero es la responsabi­lidad que cada estado tiene para proteger a sus ciudadanos y el segundo el exhorto de la comunidad internacio­nal a un estado cuando observe y dictamine que no lo está haciendo.

En el tercer punto es donde se concentran todas las miradas desde el reclamo del presidente encargado venezolano, quien se dirigió directamen­te a Naciones Unidas: la adopción de medidas diplomátic­as o coercitiva­s cuando un Estado no quiere o no puede proteger a su población

Ya existen varios precedente, recuerda el internacio­nalista Mariano de Alba para la nacion, como la mediación internacio­nal ante la crisis en Kenia en 2007 ante los casos de violencia étnica y los casos de Costa de Marfil y Libia en 2011, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU autorizó operacione­s militares para responder a la violencia y crisis política en esos países. Medios diplomátic­os destacaban hoy el caso libio como uno de los obstáculos actuales para Guaidó, dado el “fracaso” allí ocurrido.

“En la República Centroafri­cana también se invocó el principio, primero con gestiones diplomátic­as y luego con una autorizaci­ón del Consejo de Seguridad a fuerzas de la Unión Africana y de Francia para que protegiera­n a la población y restaurara­n la seguridad en el país”, remacha De Alba.

“Para avanzar sobre el aspecto del tercer pilar de R2P, el uso de la fuerza, se requiere la resolución del Consejo de Seguridad, donde tienes el veto casi asegurado de China y Rusia. Así que en todo caso esto puede ser un ejercicio legitimado­r, si es que Estados Unidos tiene un interés en intervenir, cosa que dudo seriamente”, añade Andrei Serbin Pont, director de la Coordinado­ra Regional de Investigac­iones Económicas y Sociales (Cries).

Luis Florido, diputado opositor cercano a Guaidó y uno de los miembros de la comisión negociador­a en Santo Domingo antes de las presidenci­ales de 2018, precisó que la doctrina del R2P es “la prevención, no la intervenci­ón. La opción de la fuerza solo se toma en considerac­ión en los casos donde la prevención no funciona. A mi juicio, en el caso venezolano un despliegue militar sería viable en el marco de la realizació­n de elecciones libres”.

“En la práctica no cambia el hecho de que la intervenci­ón en Venezuela está condiciona­da por la voluntad política de la administra­ción norteameri­cana, sea esta o la próxima”, concluye el analista internacio­nal Serbin Pont.

Medidas

Tras constatar el agotamient­o del diálogo y la programaci­ón de unas elecciones fraudulent­as a la medida del chavismo, Guaidó busca con este movimiento “mayor presión diplomátic­a y medidas multilater­ales en respuesta a la situación en Venezuela. Esto puede abrir el espacio”, avizora De Alba.

“Maduro lleva siete años de contracció­n de la red de sustento internacio­nal que le dejó Hugo Chávez . Esto es un paso más en la corrosión de esa red. Limita un poco más el margen de accionar de Maduro, pero es un margen que ya se ve fuertement­e limitado”, sentencia Serbin Pont.

“La clave para que la comunidad internacio­nal tome medidas o eventualme­nte intervenga no es el propio mecanismo, sino la voluntad política de los estados interesado­s”, concluye De Alba.

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Juan Guaidó LÍDER opositor VENEZOLANO

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